lunes, 12 de octubre de 2009

Capítulo 8: Interesante


- Menudo primer día.
- Ya te digo…
Era la hora de la cena, y por primera vez, Ángel, Marina, Raquel e Irene se habían sentado juntos.
- ¿y como esque estas tú aquí? ¿no cenas con Max? – le preguntó curiosa Marina a Irene.
- He estado con el mucho tiempo, y me apetecia cenar con mis amigos.
- Bueno por lo menos alguien de nosotros ha tenido una primer día algo interesante… - comentó Ángel sonriendo.
- No te lo voy a negar, ¡tengo tantas cosas para contarte! – le dijo tirandole del brazo. La sonrisa de su amigo desapareció de golpe.
- No hace falta que me cuentes nada…
- Luego en la habitación te lo cuento – repitió ignorando la suplica de Ángel.
- ¿y tú que Marina? ¿has arreglado lo tuyo con ese profesor? – preguntó Raquel.
- Si, más o menos… he conocido a un compañero de clase que me pasará los apuntes hasta que cambien a ese profesor.
- ¿y crees que lo cambiaran?
- Eso espero, por que si no…
- Esperemos que mañana sea distinto. – dijo Raquel. De repente se fijó en un chico que acababa de entrar en la cafeteria y se dejó caer por la silla, escondiendose debajo de la mesa.
- ¿Qué estas haciendo? – le preguntó Irene. todos se le habian quedado mirando, incluso algunos alumnos de mesas vecinas.
Raquel no cotestó hasta que el chico se perdió de vista con unos amigos. Levantó la mirada hacia sus compañeros de mesa, que la miraban confusos y enseguida se sentó de nuevo.
- Lo siento. Se me habia caido una cosa. – dijo con la vista fija en su bandeja.
- Ya… claro. – contestó Ángel.

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¿Por qué no era capaz de hacerlo?
Despues de terminar de cenar y despedirse de sus amigos, Raquel se dirijia a su habitación con la moral baja. Se habia propuesto que no iba a dejar que Daniel le maracara su vida. ¿Por qué entonces cuando lo ha visto entrar enla cafeteria habia actuado de esa manera tan absurda? ¿esque no iba a ser capaza de ignorarlo?
Ya habia llegado a la casa de los cuervos y mientras subia las grandes escaleras algunos alumnos la miraban de reojo y hacian comentarios en voz baja. Ella les ignoró facilmente demostrando una vez más que no le importaba en absoluto lo que la gente pensara o dijera. Siempre había sido una chica más bien solitaria, de pocos amigos, y así estaba bien.
Llegó a su habitación, se duchó, se puso el pijama y se metió en su cama.
Si se habia acostumbrado a ignorar a los demás, podria hacer lo mismo con Daniel. Solo necesitaba tiempo y bastante práctica.

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- ¡Marina!
La joven se giró al escuchar como alguien la llamaba a través del campues y vio a Aurora ir corriendo hacia ella.
- Hola, ¿Qué… que tal? – dijo entra jadeos.
- Bien- dijo extrañada - ¿y tu?
- Bien. Oye ¿porque no me has saludado en todo el día?
Marina abrió los ojos, confusa y sorprendida.
- Bueno, creí que despues de lo de ayer seria lo mejor. Lo que pasó en la cafeteria – aclaró al ver que su amiga ponia cara rara.
- ¡ah! ¡no pasa nada! Tu puedes hacer lo que quieras.
Se hizo un silencio tenso, donde Marina examinó el rostro de Aurora para ver si decia la verdad o no.
- Entonces ¿no te enfadaste?
- Bueno, un poco si la verdad.
- Lo sabía…
- Pero puedes hacer algo para que se me pase.
- ¿asi? ¿Qué?
- Podias combencer a Ángel para que saliera conmigo, ya sabes, como tu te has hecho muy amiga de el…
- ¿solo has venido a hablar conmigo para eso?
- Si.
- Pues ni lo sueñes. – le contestó enfadada. - creia que venias para poder hablar como antes, pero ya veo que no. No voy a decirle nada a Ángel, si quieres que salga contigo diselo tu misma.
Y dicho esto se dio la vuelta y se alejó dejando que Aurora le estropera del todo el plan que tanto trabajo le habia costado construir para ese desastroso día.

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- Irene ya te he dicho que no me importa.
- ¡Pero esque quiero contartelo!
- Ya me has contado lo justo y necesario. Na hace falta que me des detalles de nada.
Ángel andaba de aquí para allá en la habitación tapandose los oidos mientras que Irene lo perseguia sin parar de hablar de su relación con Max, contantole todos los detalles.
- Por fa Ángel… dejame que te lo cuente…
- ¡Para ya por favor!- le pidió
- Bueno vale, pero que conste que si alguna vez me preguntas algo no te lo pienso contar. – le dijo, y se dejó caer en su cama. Ángel se paró y la miró.
- ¿enserio?- le preguntó contento.
- ¡que va! ¿crees de verdad que no te lo contaria? – le dijo, y se puso a reir.
- Demasiado bonito para ser cierto… - murmuró su amigo, y también se sentó en su cama.
- ¿y bueno tu que tal hoy? ¿Qué has hecho?
- Nada interesante la verdad. Estar contigo a veces y dar clases.
- Guau chico. Como sigas con tanta emoción no va a haber quien te pare – le dijo Irene sarcasticamente.
Su amigo le lanzó una mirada asesina y luego sonrió.
- Bueno tambien he estado hablando con un alumno.
- ¿Quién?
- Se llama Joel.
- ¿Cuándo me lo vas a presentar? ¿en que casa está? ¿cómo es? ¿de que habeis hablado? – le dijo Irene sentandose y cruzando las piernas para recibir mejor la información.
- Eh! Eh! Eh! Calma! Ya lo conocerás.
- Más te vale Ángel, más te vale… - le dijo su amiga entrecerrando los ojos. Segundos despues llamaron a la puerta.
- ¡voy! – saltó Irene.
Corrió a abrir la puerta y una voz femenina sonó desde el exterior.
- Hola. ¿es esta la habitación de Ángel?
- Si un momento. ¡Ángel!
Irene asomó la cabeza y sonrió a su amigo.
- Te buscan…
El joven se levantó extrañado y puso mala cara al ver a Aurora al otro lado de la puerta.
- Hola
- Buenas noches. Mira, me gusta ir directa al grano asique allá voy. ¿te gustaria salir conmigo?
El chico se quedó petrificado con la mano apoyada en el pomo. Cuando consiguió reaccionar se aclaró la garganta y contestó con voz tomada.
- Lo siento mucho, pero no eres mi tipo. – y dicho eso le cerró la puerta en las narices.
Volvió al interior de la habitación y vio como Irene le miraba con una sonrisita.
- Al parecer yo no he sido la única con un primer día interesante… jajajaja.


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