viernes, 27 de noviembre de 2009

Capítulo 27: No me abandones


Una chica de cabellos cortos andaba por el campus, abrazándose a sí misma resguardándose del aire frío, parecía que el día acababa de cambiar totalmente.
Una tristeza amarga recorrió todo el cuerpo de Raquel, al contemplar una figura oscura caer por una de las ventanas del edificio de los Fénix.
Una imagen muy cercana pero a la vez tan distante, el cuerpo de una persona que conocía muy bien.

-¿Irene?-Susurró Raquel mientras se acercaba lentamente.-¡¡¡IRENE!!!

La chica salió corriendo hacia su posición, donde la gente había empezado a concentrarse a ver lo que pasaba.
Raquel se abrió paso entre la multitud como nunca lo había echo, como si de su propia vida se tratase. Cayó frente al cuerpo de Irene, que parecía tan cambiada, un pelo corto y negro muy parecido al de Raquel ahora cubría casi toda su cara, y su cuerpo que apenas podía mover estaba cubierto por un vestido negro y largo.

-¡Irene no te vayas!, yo estoy aquí, no estas sola…-Empezó a susurrarle al oído Raquel a su amiga mientras la había cogido por su mitad superior del cuerpo y la abrazaba contra sí.

Raquel no paraba de llorar mientras oía la lenta respiración de Irene.

-¡¡QUE ALGUIEN LLAME A UNA AMBULANCIA, JODER!!
-¿Quién…?-Susurró Irene.
-Irene tranquila, yo estoy aquí, no pienso dejarte, todo va a cambiar… no te vayas-Le suplicó Raquel.
-No veo nada…-Eso fue lo ultimo que dijo Irene, hasta que su respiración paró por fin.

“Oscuridad, por más que abría los ojos no podía ver nada, pero así estaba mucho mejor, por fin estaba tranquila, por fin no sentía dolor. Dejaba mi mente en blanco, la tranquilidad me empezaba consumir, pero algo me despertó de ese sueño para llevarme a otra parte.
-Irene…, Irene…-empecé a escuchar en susurros.
Abrí los ojos y me encontré en un paisaje desierto, frente a un gran árbol lleno de flores y de hojas, parecía ser lo único con vida de ahí.
-Irene…-Volví a escuchar ese susurro, que parecía provenir del gran árbol que estaba frente a mí. Me acerqué lentamente pero a medida que lo hacía las hojas y las flores comenzaban a marchitarse y acababan cayéndose, dejándose llevar por las ráfagas de aire, haciendo que algunas hojas me golpearan en la cara.
Empecé a tener frío, y no pude evitar abrazarme a mí misma, me dí cuenta de que seguía llevando mi vestido negro, con el que había saltado desde la ventana. Miré a mi alrededor, estaba sola, solamente tenía la compañía de ese gran árbol, pero a cada paso que daba lo iba matando lentamente.
Entonces varias imágenes de mi vida empezaron a cruzarse por mi cabeza, mi infancia, mi primer amor, mis amigos, mi familia, la universidad… y entonces empezaron a surgir las caras de mis amigos; Marina, Ángel, Joel, Zacarías… las imágenes iban pasando cada vez más rápido hasta que se pararon en la cara de una chica, Raquel.
-Raquel…-Susurré, y en ese mismo instante noté como el dolor volvía a mí cuerpo, mis pulmones empezaban a desear aire otra vez, caí al suelo y cerré los ojos con todas mis fuerzas, agarrándome la cabeza con mis manos. Cuando volví a abrir los ojos y el aire por fin inundó mis pulmones.
Me encontré a Raquel frente a mí llorando y presionando varias veces mi pecho.”

-¡¡¡IRENE!!!-Gritó Raquel cuando descubrió que había abierto los ojos.

El sonido de la ambulancia empezó a escucharse detrás de ellas y varios enfermeros se acercaron rápidamente.

-Sigues viva…
-Me has…¿salvado?¿por qué?
-Tú eres mi amiga, y haría lo que fuera por ayudarte…

Un hombre empezó a poner a Irene sobre una camilla ayudado por sus compañeros.

-¿La has reanimado?-Preguntó uno de los hombre extrañado.
-Sí…

()

-Bueno… yo me voy…-Dijo Ángel mientras se alejaba de Joel y de su novia.-Adiós, Joel…
-Espera Ángel.- Dijo Joel mientras se acercaba a este.-quiero agradecerte todo lo que has hecho por mí, y siento haberte dado falsas esperanzas…, ¿amigos?

Ángel observó como Joel extendía su mano derecha hacia él, con una gran sonrisa que dejó ver los largos caninos de Joel, esos dientes tan perfectos que hacia tiempo no veía como ahora.

-Claro.

Y mientras Ángel estrechaba su mano, Joel lo acercó a él para darle un fuerte abrazo.
Se separaron, y mientras Ángel trataba de esquivar la mirada de Joel un zumbido procedente de los bolsillos de los pantalones de los chicos captó su atención.
Joel sacó primero su teléfono móvil, seguido de Ángel.

-Mierda…-Susurró Ángel.
-Te acompaño.-Se apresuró a decir Joel.-¡Claudia esto es una emergencia me tengo que ir!

()

Marina estaba sentada en la cama de Zacarías, con una de sus camisetas puesta encima de su ropa.

-¿Qué haces?-Le preguntó este al salir del baño.-no me digas que has aprovechado el tiempo en que estaba en el baño para registrarme la habitación…
-Quizás…

Zacarías se acercó lentamente hasta Marina, y acercó su cara a la de esta para besarla, pero justo cuando sus labios tendrían que haberse tocado, Marina giró la cara y este la besó la mejilla.
Zacarías se tiró encima de Marina, que cayó sobre la cama y le cogió por las muñecas.

-Ahora no opondrás resistencia…-Dijo Zacarías riendo, mientras intentaba besar a Marina, pero esta seguía esquivando sus besos, sin dejar de reír.
-¡Suéltame!
-¿Y si no quiero?
-Te obligare…-Dijo Marina mientras acercaba su cara a la de Zacarías y le mordía el labio inferior.

Zacarías soltó a Marina y se levantó lentamente, mientras esta le iba quitando la camiseta que llevaba puesta.

-Te quiero…-Susurró Zacarías al oído de Marina, pero justo cuando Marina acercaba su cara a la de este para besarlo un pequeño pitido los alerto de que algo no marchaba bien.
-Es tu móvil…-Le dijo Marina a Zacarías.

Zacarías se acercó a el escritorio donde había dejado su teléfono, pero cuando fue a verlo se dio cuenta de que no era el único teléfono que sonaba.

-Tu móvil también…

()

El día había comenzado a nublarse, el cielo estaba gris, y las nubes amenazaban con empezar a soltar pequeñas gotas de agua.
Raquel estaba sentada en uno de los bancos que había en el pequeño jardín del hospital, observando lo que tenía frete a ella, observando la vida que se le escapaba entre los dedos, observando todo lo que pasaba a su alrededor sin poder hacer nada por cambiarlo.

-¡Raquel!-Gritó Ángel mientras se acercaba corriendo seguido de Joel.-¿dónde está Irene?
-La están estabilizado, tiene una hemorragia interna aparte de los huesos que se ha roto…
-¿Y cómo es que estás aquí?
-Esta en el quirófano, ahí estará varias horas…
-¿Pero cómo…?-Se introdujo Joel en la conversación.
-Saltó por una ventana…

Todos se quedaron callados, con la mirada perdida entre las ventanas del hospital.

-No son motivos para querer tirar la toalla.-Dijo Ángel enfadado.
-¿Acaso tú lo entiendes…?¿Acaso tu vida a estado tan llena de mierda como para preferir dejar de sufrir?¿tirar la toalla? Tú nunca podrías llegar a entender lo que a pasado Irene.
-¿Y tú sí?
-Créeme la entiendo mucho mejor que tú…

Raquel se levantó del banco y se alejó de allí.

()

-¡CORRE!-Decía Marina mientras observaba a Ángel y a Joel a lo lejos, seguido de Zacarías.
-¿Qué a pasado?-Preguntó Zacarías.-Raquel nos mandó un mensaje, de Irene…
-Nos lo mandó a todos…-Dijo Joel con la mirada fija en el césped.
-¿Dónde está Irene?-Preguntó Marina mientras se ponía frete a Joel.
-Se supone que está en quirófano.
-¿Se supone?
-Eso es lo que nos dijo Raquel antes de marcharse de aquí.
-¿Raquel?¿Y a dónde…?
-Bueno chicos, en vez de estar aquí sin hacer nada sería mejor que entráramos a ver que tal va Irene.-Dijo Zacarías.
-Sí, será lo mejor.

Los chicos entraron en el hospital, y como si se supieran el camino de memoria siguieron los pasillos asta llegar a una sala de espera. Allí se sentaron en un banco acolchado y esperaron.

()

Los días parecían no terminar, habían pasado dos desde que Irene se lanzó por la ventana.
Irene no había despertado desde ese día, pero los médicos les daban esperanza a los chicos, que parecían vivir en el hospital. Al menos dos de ellos.
Marina y Zacarías pasaban algunas horas del día sentados junto a la cama de Irene, y Joel solo pasaba algunos días para ver como seguía.
En cambio ángel se pasaba allí casi todo el día, todos los días, incluso los fines de semana se quedaba a dormir allí, ya había conocido a la familia de Irene, ya que habían venido para verla.
En estos momentos Ángel no tenia nada más, así que le daba igual perder el tiempo allí, para él era como si fuera el tiempo que le tenía que haber dedicado a su amiga en su tiempo.
Y Raquel ya no aparecía por la universidad, pasaba la mayor parte de el día en el hospital, sentada en la cama de Irene junto a esta, ángel y ella pasaban bastante tiempo juntos en la habitación de Irene, pero era como si el otro no estuviera.
Desde que tuvieron esa pequeña conversación ambos habían dejado de hablarse.

()

Raquel estaba frete a una máquina expendedora, intentando sacar una botella de agua. Cuando oyó una voz conocida a lo lejos. Empezó a guiarse por sus oídos y llegó hasta una habitación del hospital.
Empujó suavemente la puerta lo justo para poder mirar por una fina rendija y se encontró tumbado en una cama a Víctor.
Raquel abrió los ojos como platos, y se tapó l aboca con una de sus manos.
Allí tumbado estaba él, durmiendo. Con la cabeza vendada y uno de los brazos escayolados. Raquel no quería hacer el mínimo ruido, ya que la voz conocida que había escuchado era la de Daniel que estaba sentado al lado de la cama de su hermano.
Charlando…

-Vaya paliza que te dieron los de la cárcel.-Dijo con una débil sonrisa.-tranquilo, aún sigo con nuestro pequeño plan… esa puta no se va a librar, por los viejos tiempos.

Raquel palideció al escuchar esas palabras, hacía días que no respondía a las llamadas de Daniel, y lo evitaba a toda costa.

-A veces te echo de menos, si estuvieras aquí todo sería más fácil, tú eras mi mula de carga…

Raquel se alejó corriendo de allí, directa a la habitación de Irene, su único refugio últimamente, pensando que allí estaría segura, que Daniel no la había visto, ¿pero era cierto?

-¿Raquel…?-Susurró el hermano mayor.-Mierda era a la única persona que no quería hacerle daño…
-No te acerques a ella…-Susurró débilmente Víctor, despertando en su cama.

Daniel le miró desafiante, mientras se levantaba de la silla que tenía junto a la cama de este.

-No estas en tu mejor momento Víctor…
-Si le haces daño te hundiré.
-No puedes amenazarme, no ahora…-Dijo mientras se acercaba a una bandeja que había junto a la cama de su hermano.-no ahora…

Daniel cogió una jeringuilla vacía, la llenó de aire y se la clavó a su hermano en la arteria del cuello.
Víctor comenzó a espirar fuertemente, mientras que su hermano lo miraba con frialdad, observando como la vida de su hermano pequeño comenzaba a terminarse.

()

Ángel seguía medio tumbado en el sillón de la habitación de Irene, leyendo un pequeño libro, pero más que leer no paraba de mirar a Irene tendida en la cama, con su pelo corto y negro sin apenas verse, por culpa de las vendas que la cubrían casi por completo.
La garganta comenzó a secársele y se levanto para sacarse algún refresco de la maquina expendedora.
Por el camino se encontró con Zacarías que lo saludo con cara de preocupación.

-Hey, Ángel.-Le dijo apoyándose en la maquina.-¿Has visto a Marina? Habíamos venido para visitaros, pero la e perdido de vista…
-Es un poco mayor para perderla ¿no?
-Vamos, ¿La has visto?
-No he salido de la habitación en todo el día.
-Joder…

()

Marina estaba en los baños del hospital, lavándose las manos. Estaba dispuesta a irse pero antes decidió arreglarse un poco el maquillaje. Oyó un pequeño crujido, pero no le dio demasiada importancia.
Sacó el delineador y comenzó a repasarse los ojos, volvió a oír otro crujido procedente del mismo sitio de donde había oído el anterior.
Esta vez comenzó a ponerse un poco nerviosa, pero sacó un brillo del bolso y se lo comenzó a aplicar por los labios.
Otro crujido.
Dejó el bolso juntó al lavabo y se dirigió hasta la puerta cerrada del baño de donde procedían los crujidos.
Golpeó la puerta para abrirla, ya que pensaba que estaría cerrada, pero no era así, estaba abierta y gracias a la fuerza con la que Marina la había golpeado se abrió rápidamente, dejando ver lo que había en su interior.
Dejando una mueca de horror en la cara de Marina.

()

Ángel y Zacarías andaban dirección a la habitación de Irene, con la esperanza de que Marina ya estuviera allí.
Pero no fue eso con lo que se encontraron al girar uno de los pasillos, varios enfermeros entraban corriendo en la habitación de Irene, su madre y su padre permanecían en el exterior llorando.
Ángel salió corriendo con la intención de entrar, pero uno de los enfermeros lo paró en seco, diciéndole que no podía pasar.
Las lágrimas comenzaron a caer por la cara de este, impotente, sin poder hacer nada por ayudar a su amiga. La madre de Irene abrazó a Ángel y entré sollozos le dijo que Irene se había ido.

()

-¿Qué…?-Intentó decir Marina mientras caía al suelo, sin apartar la mirada del cuerpo ahora sin vida de Raquel, colgado del cuello de una de las vigas del techo del baño.-¿Qué…?

-Eso es lo que te pasará a ti…-Dijo una vos detrás de Marina.

Esta se giró rápidamente y vio allí frete a ella a Daniel, erguido, con un cable entre las manos que apretaba con tanta fuerza que le cortaba la circulación de las manos.

-Ya tenía ganas de acabar contigo…

domingo, 22 de noviembre de 2009

Capítulo 26: Final feliz


Era oficial, el chico más popular de la universidad y la chica más polémica estaban juntos. La noticia de Zacarías y Marina no sorprendió a muchos, pero levantó muchos rumores a su paso, así como malas envidias. La pareja, por su parte ignoraba por completo todo. Marina se notaba diferente, casi nueva: su carácter era mucho menos hostil y más alegre, por su parte, Zacarías no había variado demasiado. Desde pequeño creyó que él había nacido para conseguir lo que se propusiera en la vida y, no lo pensaba por falta de modestia, si no porque desde que nació la suerte le acompañó en todo momento: su madre biológica era una jonkie racista que cambió a su hijo por dinero para comprar drogas; a partir de ese momento, su vida cambió por completo, lo adoptaron unos importantes empresarios, económicamente muy poderosos, jamás le escondieron sus orígenes pero él los consideró y consideraba sus auténticos padres.

( )

Ángel caminaba lentamente por el campus, sin rumbo fijo, dejando que el sol le bañara por completo todo el cuerpo. Se preguntaba qué ocurriría con Joel, so relación había avanzado tanto que casi se consideraban hermanos ¿eso era bueno? O quizás Joel no veía a Ángel como nada más, solo como eso, simples hermanos.
Durante su agradable paseo de reflexión le abordó Joel por la espalda alegremente.
-¡Hola!
-¡Hola!- saludó Ángel contagiándose de la vitalidad de su amigo que desde la denuncia parecía como si un nuevo brillo resaltara en su mirada, un brillo que Ángel no había conocido antes.
-¿Qué haces solo?
-Reflexionando, ya sabes…
-Haces bien, yo estoy harto de tanto estudiar… los exámenes finales van a ser duros ¿eh?
-Sin duda. Espero aprobar, lo llevo bastante bien…
-Seguro que sí.
-Te noto muy optimista.
-Será porque lo estoy- dijo Joel sonriendo ampliamente y Ángel sabía que algo bueno le había ocurrido a su amigo, pero no consiguió adivinarlo, Joel estaba bromista y le apetecía hacer de rabiar a Ángel…

( )

Irene cada vez se encontraba peor consigo misma, la vida estaba siendo dura con ella o, más bien, Aurora y Max habían llegado al límite, la chica se encontraba sin fuerzas para seguir luchando, la tristeza la carcomía y el llanto había hecho estragos en su rostro, quizás, si hubiera tenido a alguien a su lado en aquellos momentos no se hubiera derrumbado, quizás si sus amigos no le hubieran abandonado del todo no se estaría ahogando en el pozo de la desesperación que pronto estaría a rebosar…
Se encontraba en la biblioteca sumergida tras una enorme pila de libros y con varias latas de redbull sobre la mesa, la gente le miraba incrédula y les costaba pensar cómo esa chica con la mirada perdida y ojos llorosos había sido en sus días una de las alumnas más alegres y amistosas de la universidad.

( )

Cuando Raquel se despertó se encontró en una cama ajena, recordaba perfectamente cada detalle de la noche anterior, estiró sus extremidades y le golpeó sin querer a Daniel, el chico estaba tumbado de espaldas a ella con el rosario abrazado en la mano y una sencilla sonrisa en el rostro. La chica se vistió rápidamente y salió de la habitación, acordándose de que era el día del juicio de Victor, le hubiera gustado ir a despedirse, sobre todo después de la extraña conversación que habían tenido; pero no era su plan inicial hasta que un hombre trajeado se acercó a ella mientras caminaba por el campus, se presentó como el abogado de Victor y le anunció el por qué de su visita:
-Victor me ha pedido que te diga que quiere verte por última vez…
-¿Última?- se extrañó la chica.
-Te seré sincero, es muy poco probable que Victor se libre de esta… Y la condena no será benevolente con él.
La chica no se lo pensó demasiado y, tras una ducha rápida, se dirigió a la parada del autobús con dirección al centro donde se encontraban los juzgados de la ciudad.

( )

Cuando Ángel abandonó su cuarto, tras una larga y aburrida tarde de estudio, decidió salir a buscar a Joel para poder despotricar juntos contra los insoportables días de exámenes; no tardó en encontrarlo y, cuando lo hizo, decidió que hubiera sido mejor no hacerlo: Joel se encontraba en una de los bancos de los pasillos de las habitaciones de los lobos en compañía de una chica pelirroja que parecía bastante pija. La chica le reía las gracias a su compañero y cada vez sus rostros se acercaban más y más hasta que sus labios se rozaron y comenzaron a moverse al compás, Ángel, sin poder evitarlo se quedó mirándolo y sintió como si un cubito de hielo le resbalara por la espalda, la realidad le golpeaba en la cara, veía lo que nunca había querido ver o, más bien, lo que Joel no quería mostrar.
Cuando la pareja se despegó, Joel se percató de la presencia de Ángel y le saludó con una sonrisa como sin Ángel acabara de llegar.
-¡Ángel! Te presento a Claudia hace poco que empezamos a salir.
La chica le respondió con una impecable y perfecta sonrisa.
-Encantado- dijo Ángel aún algo shockeado. Entendió el motivo de por qué su amigo estaba tan contento esa mañana…

( )

A Raquel le tocó esperar las dos horas que duró el juicio en las escaleras de los juzgados, ya que no le habían dejado pasar, pero consiguió ver a Victor, apenas le reconocía, había adelgazado exageradamente y su mirada había perdido cualquier signo de vitalidad, salió esposado y se quedó mirando con una cansada sonrisa a Raquel, que vaciló antes de acercarse a él.
-Gracias por venir.
-Joder, Victor… no sé qué decir…
-No tienes que decir nada.
-Yo no creo que seas culpable, sinceramente.
-Lo soy, Raquel, y es mejor que esté encerrado, no haré más daño… Vigila a Daniel y cuida de ti misma.
Tras esa escasa conversación los policías arrastraron a lo que quedaba de Victor y la chica se quedó sola, enfrente de las escaleras, cuestionándose por primera vez las palabras de Victor, le dieron que pensar durante su trayecto de vuelta a la universidad.
Una rabia le recorrió todo el cuerpo cuando vio a Daniel tumbado tranquilamente en el césped con los ojos cerrados y las manos tras la cabeza.
-¡Tú!- le gritó Raquel.- ¿Cómo puedes estar tan tranquilo? ¡Hoy era el juicio de tu hermano!
-¿Y? No necesita un grupo de cheerleders a su alrededor para que lo condenen…
-¿No lo sientes ni siquiera un poquito por él?
-Tiene lo que se merecía.
-Pensaba que te importaban más tus seres queridos. Eres un cabrón, Daniel. Que te vaya bien.

( )

Irene había tomado una decisión, nunca se le habría ocurrido llegar a tal extremo pero no veía otra salida, su existencia era penosa, jamás había sufrido tanto…
Se asomó a la habitación de su cuarto, un cuarto piso, sería suficiente. Sacó la mitad del cuerpo y comenzó salir hasta quedarse apoyada por completo en la uno de los bordes de la ventana, miró con tristeza al suelo, tragó saliva, saltó y… por fin cesó el dolor…

sábado, 14 de noviembre de 2009

Capítulo 25: Trampa mortal.



-¿Dónde me has traido?-Volvió a preguntar Irene a Auora.

-Tranquila, sólo tengo que recoger algunas cosillas de aquí, es un lugar de paso-explico sin más- Ven, acompañame.
Irene le miró desconfiada pero finalmente salió del coche siguiendo a Aurora. Las dos se adentraron al hostal.

-¿Que se supone que vas a recoger?

-Ya lo veras...-Contestó Aurora mientras subían las escaleras.

Al subir transpasaron todo el pasillo hasta llegar a una habitación. Aurora abrió la puerta con una tarjeta y se sentó en la cama que había en el fondo.

-¿Y bien...?-Inquirió Irene extrañada- ¿Qué hay que coger?
Aurora no contestó con palabras, simplemente dibujó una sonrisa en su cara y a Irene no le hizo falta más. Un chico rubio salió por la puerta del aseo y miró a Irene con otra sonrisa.

-¿Qué está pasando?- Irene se acercó a la pared asustada.

-Tranquila princesa-Contestó Max mientras se quitaba la camiseta- Sólo quiero que no lo pasemos bien los tres juntitos.


()

Marina, Zacarías, Ángel y Joel se encontraban en la piscina climatizada de la universidad treinta minutos antes de que la cerrasen. Se estaban dando un pequeño baño nocturno mientras se ponían al día de todo lo ocurrido y como forma de celebración. Joel contó a Zac sobre la denuncia a su padre y éste se sintió culpable por no haberse dado cuenta mucho antes y no haber sido él el que le apoyara en esos momentos, sin embargo Joel no era el único que lo había pasado mal, Marina había sufrido demasiado también. Los cuatros amigos jugaron a tirarse aguas mientras reían dejando las preocupaciones atrás por fin, dando un respiro a la vida. Zacarías le hizo una ahogadilla a Marina y ella se tiró encima de él para vengarse.
-Yo me salgo ya-Dijo Ángel saliendo por las escaleras de la piscina-Tengo sueño, no tardeis, sólo quedan quince minutos para el cierre.
-De acuerdo- Costestó Marina-Hasta mañana.
-¡Espera!-gritó Joel- Yo también me largo.
-Está bien- Dijo Zac- Nos vemos mañana chicos.
Marina y Zac siguieron gastandose bromas hasta que Marina empezó a hablar.
-¿Sabes Zac? He estado pensado sobre lo que me dijiste.
-¿Sobre qué?-Preguntó el muchaho con una sonrisa.
-Sobre que no era el centro de tu mundo, que sólo formaba parte de él...
Zack le miró preocupado por si acaso le había ofendido sin querer, no quería estropear este momento.
-y me he estado preguntando...¿qué tendría que hacer para ser el centro de tu mundo?- y dicho esto se acercó a él.
Zacarías pilló la indirecta y agarró a Marina de la cintura.
-Muchas cosas...
-¿Esta valdría?-Marina entrelazó por debajo del agua sus piernas alredor de Zac mientras colocaba sus brazos en su cuello.
Sus labios se acercaron hasta el punto de besarse y los dos se dejaron llevar.

()

Joel y Ángel se dirigieron a los vestuarios masculinos que se encontraban totalmente vacíos. Se iban gastando bromas y no paraban de reir, por fin los problemas se había pasado. Se desvistieron juntos y se metieron en las duchas dispuestos a quitarse el cloro. Se colocaron al lado del otro y dejaron que el agua recorriera sus cuerpos desnudos.
-En serio Ángel, muchas gracias por todo-
Ángel empezó a reirse.
-Me encanta que todo vuelva a ser como antes- Contestó mientras cogía el jabon y comenzaba a enjuagarse su pelo rojo- ¿No crees?
Joel no contestó. Ángel se despojó del jabon del cabello y empezó a frotarse el cuerpo, entonces se dió cuenta de que su amigo rubio le miraba de arriba a bajo sin ningún corte. Se giró disimuladamnte dándole la espalda mientras notaba como le subían los calores.
-No sé como agradecertelo-Oyó decir a Joel- Bueno...Quizás sí.

Y entonces notó como dos manos le agarraban de la cintura y unos labios rozaban su cuello produciendole un escalofrío. Las manos de Joel empezaron a bajar. Ángel se apartó, cogió la toalla y se envolvió en ella.

-¿Qué haces?

-Agradecerte lo que has hecho por mí, sé que esto es lo que quieres ¿No?
Ángel suspiró.
-Joel, yo no te quiero de esta forma... No hace falta que me agradezcas nada- Dejó escapar una sonrisa- Tu oferta es tentadora pero...-Miró a Joel de arriba abjo-No, gracias.

Los dos se rieron.

-Tonto-Dijo el chico rubio en plan cariñoso y soltó otra risita.

()

Víctor estaba cansado. Siempre perdía, su vida era una mierda. Estaba harto de todo, de perder cada batalla, de ser una simple marioneta. Se levantó de su cama y se acercó a la de su compañero de celda.
-Tú cabrón, ¡pégame!

El otro preso tatuado y de físco imprsionante abrió los ojos enfadado.
-¿Qué te pasa?
-¡Puto marica pégame!
El preso no se lo pensó dos veces, se levantó d eun brincó y pegó un puñetazo a Víctor que enseguida empezño a sangrar, pero le daba igual. El dolor al menos no le dejaba pensar y de una forma o otra, era un dolor que se merecía. Ya nada valía la pena.



()



¿Daniel? Un dios en el cuerpo de un mortal, o eso pensaba Raquel. Daniel rozaba cada parte de su cuerpo, hasta rincones que hasta entonces creía que no existían. Recorría cada milímetro de ella con sus besos y le hacía temblar con sus ojos azules. Daniel se encontraba sin camiseta, y acarició la espalda desnuda de Raquel ahora adornada con el rosario negro. Después pasó sus dedos por el cuello de ella y acarició el espacio que había entre sus pechos. Empezó a desabrocharse los pantalones y Raquel le miró con una mirada que no supo interpretar.

-Dime Raquel...¿Quieres seguir adelante?


()

-¡Soltadme!-Gritó Irene en vano mientras miles de lágrimas caían por sus ojos verdes.
Max se había quitado el pantalón quedándose en calzoncillos y ahora se encontraba encima de Irene acorralandola en la cama. Había levantado el vestido de Irene hasta la cintura y flotaba su cuerpo contra el de ella. Max volvió a besarle brutalmente y después besó a Aurora que se encontraba al lado de Irene acariciando su pelo.
-Cállate ya Irene, déjate llevar, te lo vas a pasar genial...
-¡Hijos de puta...!-Gritó ella entre lágrimas.
Aurora miró preocupada a Max.
-Esto no está saliendo como creiamos, dijistes que ibas a drogarla...
-No tenía más pasta para pastillas-Irene volvió a gritar- Oh, callate ya cariño.
-Creo que deberíamos dejar esto.
Max la ignoró y siguió frotandose con irene, besando su cuello. De pronto tocaron a la puerta de la habitación y hubo un cruce de miradas entre Max y Aurora.
-Servicio de habitaciones...¿Está todo bien?
-¡Sí, gracias!-Contestó Max- No se preocupe.
-¿Podrían abrirnos la puerta?
-Mierda...-Susurró y después volvió a alzar la voz- ¡Claro, ya voy!
Cogió el pantalón vaquero del suelo y se lo puso corriendo mientras indicaba a Aurora que tapase la boca de Irene. Max abrió la puerta y dejó ver una sonrisa en su rostro. El empleado del motel miró por detrás de Max sin entrar.
-Hemos oído gritos.
-¿Aquí?, será de la habitación de enfrente...
Irene miró a Aurora que le sujetaba y le suplicó que le soltara con los ojos llenos de lágrimas y ahora llenos de un negro corrido a causa del rimel, pero Aurora se negó. Irene sabiendo que esta era su única oportunidad decidió arriesgarse. Se quitó el tacón y golpeó en el rostro a Aurora que dejó escapar un chillido, acto seguido salió corriendo hacia la puerta olvidándose de su bolso, sin importarle nada más, estaba decidida.
-¿Qué está ocurriendo?-Preguntó el empleado a l ver a la chica llorando, con el vestido algo roto y semidescalza que iba corriendo hacia él.
Max fue a sujetarla pero Irene estaba preparada, ímpactó contra el con todas sus fuerzas dejándo su peso caer, Max tropezó con el chico del motel y calló al suelo. Después Irene le pegó una patada en su miembro y bajó las escaleras de aquel maldito lugar. Salió a la calle entre sollozos. Entonces cayó en la cuenta de que se había olvidado el móvil y no podía volver. Barajó la idea de decirselo al motel y así llamar a la policía o algún taxi, pero no, enseguida la descartó. No quería que nadie se enterase de lo sucedido. Sola se sumergió entre la inmersa y fría noche, caminando por la autovía, llorando y cogeando a causa de que llevaba un solo tacón que no tardó en partirse. Con rabia se lo quitó y lo lanzó al aire. Pensó que con suerte tardaría menos de media hora en volver a la universidad.

()

Irene llegó al fin al campus. Entró en la habitación sin más lágrimas que derramar. Su compañero dormía tranquilo ya en su cama. Irene le miró, por fin él se había decido volver después de irse sin avisar y sin decir nada. Antes eran tan amigos... y ahora entre ellos dos había crecido una pequeña barrera que poco a poco les iba separando, ya nada era lo mismo. Entró en el cuarto de baño y se miró en espejo. Miró su impotencia y su debilidad, como su mundo en el que había creido estar viviendo se derrumbaba dejando paso a una siniestra oscuridad. Abrió el armario, cogió un tinte negro que tenía guardado y empezó a colocarselo por su pelo marrón. Después cogió las tijeras. Odiaba a Max, odiaba a Aurora, pero más se odiaba a ella misma por ser tan débil e ingenua. Se dió cuenta de que este mundo sólo era para la gente fuerte y los que no lo eran padecían en él. Estaba sola. Era hora de cambiar.
-Ya nada será lo mismo...-Repitió en voz alta esta vez.

Capitulo 24: Culpabilidad


Era de noche, Aurora estaba sentada un pequeño Wolf rojo, esperando con el motor en marcha. A su impaciencia encendió la radio y buscó alguna emisora donde pusieran alguna canción que le gustara.
Alguien abrió la puerta del asiento del copiloto y entró.

-Por fin, ya creía que me habías dejado plantada-Dijo Aurora con una pequeña risita en la cara.-esta noche nos vamos a divertir.
-Eso espero…

Irene se había puesto un vestido negro, algo ceñido a su pecho, con su pelo rizado suelto, dejando que le cayera por encima de la chaqueta negra que llevaba.

-Estás muy guapa, vas a cazar.-bromeó Aurora, que empezaba a conducir lejos de la universidad.
-Tú también estás vestida para triunfar…-Dijo Irene observando la corta minifalda y el top morado de Aurora.-¿A dónde vamos? Si se puede saber.
-Es una sorpresa, pero te va a gustar.

Aurora subió el volumen de la radio, y empezó a cantar la canción que estaba puesta contagiándole así una pequeña risa a Irene.

()

Era de noche y Raquel estaba tumbada en su cama, como de costumbre pensaba en Víctor y Daniel, en todo lo que había pasado, en lo que Zacarías había dicho de ellos.
No podía ser cierto que Daniel estaba relacionado con todo eso, pero como podía saberlo, si hasta hace poco pensaba que Víctor era un chico normal y corriente.
Raquel se levantó de su cama, y vestida solo con un camisón negro, salió de su habitación directa a la de Víctor.
La puerta estaba abierta, Raquel entró y cerró tras de si, poniendo la mirada fija en el trozo de suelo que sobresalía de los demás.

-¿Dónde las has metido?

Raquel se acercó y levantó el trozo de suelo, viendo el hueco vacío en él, tocó todas las paredes de ese pequeño espacio donde antes habían estado las fotos.

-¿Dónde pueden estar…?-Susurró, fijando la mirada en todas partes de la antigua habitación de Víctor.

Raquel sospechaba algo, no se terminaba de creer lo que le había dicho Zacarías, pero no se le iba de la cabeza. Entonces cuando se levantó y golpeó con fuerza en suelo de una pisada, algo se movió dentro de el pequeño espacio que había en el suelo.
Raquel volvió a agacharse y se dio cuenta de que una de las paredes de ese pequeño espacio estaba suelta. Sacó ese trozo de madera y metió la mano en busca de cualquier cosa.
Y así fue, como volvió a encontrar todas aquellas fotos de nuevo, empezó a mirarlas una por una, y cuando terminó volvió a hacerlo más rápido.
La sospecha era más que evidente, por qué Víctor tendría fotos de casi toda la universidad, menos de su propio hermano, con el que había tenido varias peleas y que sería la única persona en todo este recinto que de verdad tenía que odiar.

()

Víctor estaba tumbado en el sucio suelo de su celda, con la mirada perdida en el techo que tenía humedades.

-¡TÚ! Levántate de ahí tienes visita.-Dijo uno de los policías, dirigiéndose a él.

Víctor solamente giró la cabeza para observar quién querría verle, pero cuando vio a su hermano frete a las rejas de su celda cambió la dirección de su mirada.

-¿Puede dejarnos solos un momento?-Dijo Daniel al policía.
-Pero solo durante unos minutos…

Cuando Daniel observó que el policía ya se había marchado se acercó mas a las barras y comenzó a cantar una canción de cuna.

-¿Te acuerdas…?-Susurró Daniel.-esta canción es la que nos cantaba mamá para que nos durmiéramos.

Víctor no dijo nada, estaba ausente tirado sobre en suelo.

-Que pena todo lo que ocurrió.-Dijo Daniel, mientras acariciaba los barrotes haciendo así un ruido bastante molesto.-la mala hierba nunca muere, ¿verdad?
-Lárgate de aquí…
-Sí, que pena que por culpa de esa estúpida planta las flores del un precioso jardín vayan muriendo…
-¿Qué quieres, Daniel?-Dijo Víctor levantándose y poniéndose frente a su hermano.-¿Es que nunca va a acabar este juego?
-Sabes que tenemos que deshacernos de la mala hierva… así el mundo será un lugar mejor.
-Daniel estoy harto de todo esto…
-¿Por eso no quisiste acabar con Marina?-Dijo Daniel agarrando la cabeza de su hermano y acercándola a los barrotes.¿Por eso tuve que secuestrarla yo…?¿Por eso la ayudaste a salir y te culpaste?
-No quiero volver a hacer más daño…
-Víctor, tú harás lo que yo te diga, como siempre a sido y siempre será.
-¿Pero por qué esas personas? No nos han hecho nada…
-Víctor tú no lo comprendes aún, esa clase de gente es escoria, quizás aún no lo sean…, pero con el paso del tiempo la gente cambia y la envidia, la codicia consumen a las personas.

Daniel soltó la cabeza a su hermano, cuando el guarda de la celda empezaba a acercarse.

-Vale chicos ya os he dejado mucho tiempo.-Dijo el guarda señalándole a Daniel el camino de salida.
-Víctor, acuérdate de la primera vez…

Daniel comenzó a andar, alejándose cada vez más de su hermano. Y Víctor se dejó caer de nuevo en el suelo cogiéndose la cabeza con las manos, intentando no pensar en aquello que le había dicho su hermano, pero fue en vano.


“ Dos niños pequeños, cogidos de la mano frente a una escalera, uno de ellos está llorando pero el otro solo mira. -Así todo está mejor Víctor.-dijo el niño que no lloraba.-Así no nos volverá a hacer más daño… -¡Mamá! El niño más pequeño se agarró a su hermano, apartando la mirada, sin parar de llorar, repitiendo una y otra vez la misma palabra. Mientras que el hermano mayor miraba fijamente, con la cara sería sin ningún tipo de sentimiento el cadáver de una mujer, que parecía haberse caído por las escaleras. -¿Porqué has empujado a mamá?-Dijo el más pequeño escondiendo la cara entre la camiseta de su hermano.-¿Porqué, Daniel? -Si tú no me hubieras dicho que te pegaba yo nunca le hubiera echo esto, así que la culpa es tuya. Daniel empezó a bajar las escaleras, dejando a su hermano pequeño arriba. Y cuando estaba al lado del cuerpo de su madre ya sin vida, miró fijamente a Víctor y le dijo: -Tú la has matado.”

-¡NO!-Gritó Víctor amarrándose con más fuerza la cabeza.

()


Aurora paró el motor del su coche, y miró a Irene, ya que esta no paraba de mirar confusa por la ventanilla.

-¿Aurora dónde me has traído?

Esta salió del vehículo y dio toda la vuelta hasta ponerse frente a la puerta del copiloto, abrió la puerta y le tendió la mano a Irene.

-¿Vienes conmigo?-Su mirada cambiaba entre los ojos verdes de Irene y el motel que había justo detrás de ella.

()

-Daniel…¿Qué haces a estas horas por aquí?-dijo Raquel, cuando se dirigía de nuevo hasta su cuarto.
-La pregunta adecuada sería que haces tú por aquí…

Daniel se acercó a Raquel y la besó, Raquel lo abrazó y con sus dedos jugueteó por el pelo de este.

-Ven conmigo…

Al principió Raquel pareció poner un poco de resistencia, pero cuando Daniel le observó con sus ojos azules esta se dejó llevar.
Daniel la guiaba cogiéndola por la muñeca, llegaron hasta la habitación de este y Daniel dejó pasar a Raquel.

-¿Por qué me traes aquí?

Daniel no respondió, solamente empezó a encender varias velas y colocarlas por toda la habitación, cuando ya estaban todas puestas Daniel apagó la luz y se dirigió hacia Raquel.

-Daniel, ¿Qué…?

Pero antes de acabar la frase Daniel se lanzó sobre Raquel, quedando tendido encima de esta. No paraba de besarla y sus manos recorrían el fino camisón que separaba su piel de él.
Raquel le acariciaba la cara y lo acercaba más y más hacia él.

-Te quiero.-Dijo Daniel mientras incorporaba a Raquel en su cama para quitarle el camisón.-no cambien, por favor…
-Yo también te quiero…

Daniel desnudó fácilmente a Raquel, pero cuando esta le iba a quitar la camiseta que llevaba Daniel se separó de ella y se levantó de la cama.

-Déjame hacer una cosa…

Daniel se acercó a su armario y de el sacó un rosario negro, empezó a dirigirse a Raquel que lo miraba extrañada, pero no izo nada mientras este se lo colocaba encima.

-Esta noche va a ser muy especial…-Dijo Daniel mientras se quitaba la ropa y volvía a tenderse encima de Raquel.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Capítulo 23: Nuevo día


A la mañana siguiente, nada más abrir los ojos, Marina se encontró en una habitación desconocida por la que penetraba intensamente la luz del sol y le resultaba bastante molesta. Miró a su alrededor y descubrió que era una habitación de hospital. A la media hora acudió la enfermera a llevarle el desayuno y , minutos más tarde, entraba el inspector seguido de dos policías jóvenes.
-¿Cómo te encuentras?
-Mejor...
-¿Quieres que avisemos a tus padres? El médico ya ha firmado el alta, estás perfectamente. Tu organismo irá expulsando la droga poco a poco.
-¿Me drogaron?
-Eso parece, ¿no recuerdas cómo fue?
-Más o menos. Estaba en los pasillos de las habitaciones esperando a una amiga cuando me sujetaron por la espalda, me taparon la boca con un pañuelo con un olor extraño y no recuerdo mucho más... Cuando me desperté vi a Víctor desatándome. Pero juraría que en algún momento vi a Daniel.- respondió Marina mirándose los pinchazos en el brazo, recordaba haber visto el rostro de Daniel en algún momento de lucidez, inyectándole la droga.
Finalamente, a media mañana el inspector la llevó de nuevo a la universidad, para que terminara de descansar allí.

( )

Joel despertó al lado de Ángel, quien seguía durmiendo, se quedó un largo rato observándolo y se levantó rápidamente a preparar algo de desayunar, pero cayó en la cuenta de que ya hacía una hora desde el comienzo de las clases y agitó suavemente a Ángel.
-Ángel...- susurró.- Es hora de que te vayas, las clases ya han empezado.
El chico abrió los ojos con pesadez y miró a su amigo... Deseando que la visión fuera enterna. Se incorporó levemente.
-¿Estarás bien?
-Claro Ángel, no soy paralítico ¿vale?
-Cualquier cosa me llamas...
-Ángel si quisiera otra madre llamaría a Zac... No necesito que os esforcéis en arreglarme la vida, solo quiero compañía, que estuvieses conmigo...
-Entonces me quedo.
-No, ves a la universidad. Yo voy a salir a hacer unas cosas, tengo que pensar en algo, solo tengo dinero para pagarme una semana de alquiler así que buscaré un trabajo o algo...
Ángel miró con tristeza como su amigo rechazaba su sueño de ser uno de los mejores médicos de la promoción para buscarse la vida, una vida estropeada por el mismo que se la había dado. El chico salió de aquel triste y deprimente piso encaminándose a la parada del bus...

( )

-¡Marina ha dicho que vio a Daniel pinchándole!- insistía Zacarías a Raquel, que seguía defendiendo la inocencia de Daniel frente a la culpabilidad de Victor.
-Son hermanos, puede haberlos confundido...
-¿Por qué no abres los ojos, Raquel?
-Zacarías, no tengo tanto tiempo libre como tú para jugar a los detectives, me voy a clase.
Raquel dio por terminada la conversación y siguió su camino a la clase que le tocaba y , tal y como era costumbre según su nueva rutina, se sentó al lado de Daniel.
-¿Se sabe algo de tu hermano?
-Sigue detenido, además me han citado esta tarde para un interrogatorio. Tu amiga Marina no sabe lo que dice... tú me crees ¿no?
-Claro, -contestó la chica sin dudarlo. Desde la confesión de Daniel sobre su hermano la relación entre ella y el chico iba de maravilla, se encontraba a gusto con Daniel y no quería perderlo dudando de él; sabía que Daniel no sería capaz de hacer algo así.
Al terminar las clases Raqeul acompañó a su chico a la comisaría, apenas le hicieron esperar y Daniel pasó a la sala de interrogatorios en seguida...


Una vez dentro, el inspector le pidió a Daniel que le dijera que había hecho cada momento del día en los que Marina había estado desaparecida, a lo que el chico respondió con naturalidad y sinceridad. Por su parte, Raquel mientras esperaba, curioseó por algunos rincones de la comisaria, hasta llegar a la celda donde se encontraba el hermano de Daniel, le impresionó encontrárselo en ese estado: estaba tirado en el suelo con la ropa de días anteriores y abrazándose las rodillas.
-Victor...- susurró la chica. El chico levantó la cabeza y, al verla, se le iluminó la mirada.
-Hola.
-¿Sigues aquí? ¿Cómo es que no te han sacado ya?
-Secuestré a Marina ¿no te acuerdas?
-Entonces fuiste tú... lo reconoces...
-Sí, ya se lo he dicho a los policías solo me queda esperar al juicio a ver cuánto tiempo me cae.
-¿Por qué? ¿Por qué la secuestraste y luego simulaste rescatarla? No tiene sentido...
-Olvídalo, Raquel, lo hecho hecho está.
-Pero Marina dice que vio a Daniel.
Tras esta frase la reacción de Victor fue sumamente extraña: hundió la cabeza entre sus piernas abrazándose todo el cuerpo y comenzó a oscilar levemente.
-¡Raquel!- la llamó Daniel- ¿Nos vamos?

( )

Marina llevaba todo el día sin salir de la habitación y sin comer, por eso agradeció los dos toques en la puerta de su habitación, se levantó con rapidez y abrió la puerta a un atento Zacarías.
-Te he traido los apuntes de hoy- dijo entrando con seguridad y sentándose en el escritoria de Marina- y... -sacó de su bolsillo una pequeña tableta de chocolate- ...¡chocolate!
La chica le quitó la chocolatina de las manos y se sentó en la cama.
-Ya era hora, me muero de hambre...
-De nada, ha sido un placer...-ironizó Zacarías.
-Oye ¿cómo haces para asistir a tantas clases? Audiocomunicación, criminología, medicina...
-Lo que realmente me gusta la audiocomunicación pero mis padres se negaron a dejarme entrar si no me sacaba la carrera de medicina así que...
-¿Y criminología?
-Puro hobby.
-Gracias por todo, Zacarías.- Dijo la chica sincera,- al parecer eres el único que se acuerda de que he sido secuestrada...
-Y dale... Marina, no eres el centro del mundo deja de culpar a los demás...
La chica se quedó un rato callada mordisqueando la chocolatina y maldiciendo a su compañero por tener razón.
-Entonces ¿por qué has venido tú? Rompes la regla de tu teoría: sí que soy el centro de tu mundo.
El chico la miró detenidamente antes de contestar.
-Formas parte de mi mundo, pero no eres el centro, no te equivoques.
-Ya...- dijo ¿decepcionada?

( )

Irene acababa de decirle a Max que no quería volverlo a ver, que a partir de ese momemnto no quería recibir más que indiferencia por su parte, pues sería lo único que él recibiría de ella. Se sentía más sola que nunca, desde hacía días Ángel se comportaba de manera muy fríbola con ella, aunque sabía que lo merecía, no había sido justa ni sincera con él, aún así necesitaba saber que contaba con alguien, alguien que le apoyara en esos momentos...
Cómo una respuesta a sus pensamientos apareció su ángel (quizás no tanto) de la guarda y se sentó a su lado.
-Lo de Max fue una putada, siento que te tuvieras que enterar así.
-¿Qué lo sientes, pedazo de guarra? Te tirabas a mi novio ¿cómo puedes decirme eso?
-Me sentía sola, necesitaba a alguien... No sé explicarlo...
-Por desgracia te entiendo, ahora mismo me siento igual.
Continuaron en silencio mirando hacia delante las dos. Hasta que Aurora cortó la tensión.
-¿Qué coño hacemos deprimidas? Tenemos potencial, Irene, podemos tener a quien nos de la gana. Vamos a arreglarnos, esta noche nos vamos de fiesta.¡Qué le peten a Max!
En cualquier otro momento de su vida, Irene se hubiera negado a esa propuesta, pero en esos momentos estaba sola y Aurora le ofrecía una salida tentadora.
-Tienes razón.

( )

Al salir de clase para dirigirse a su habitación, Ángel tuvo que pasar por el aparcamiento, donde se encontró con Joel. El chico llevaba una gorra y gafas de sol oscuras, como un famoso huyendo de los paparazzis:irreconocible para todos excepto para él, al ver a Ángel lo saludó enérgicamente para que se acercara, le propuso volver a pasar la noche juntos y no pudo negarse.
-Además quería que me acompañaras a hacer una cosa...
El chico, intrigado ocupó el asiento del copiloto. Joel arrancó con nerviosismo el coche.
-¿Me vas a decir a dónde vamos?
-Necesito que me acompañes a hacer una cosa, no creo que pueda hacerlo sin... solo- rectificó rápidamente.
Tras veinte minutos de viaje Joel paró el coche enfrente de un viejo edificio y se quedó mirándolo varios minutos sin atreverse a bajar o a decir nada, Ángel lo miró esperando una respuesta, en vano, así que fue el quien bajó, le abrió la puerta a Joel y le tendió la mano.
-Vamos.- Pero Joel no se mivió, tragó saliva y miró a Ángel a los ojos.
-¿Esto está bien, Ángel? Quiero decir, es mi padre... No sé si...
-Joel está bien, no hay otra solución, alguien como tú no puede estar viviendo en la calle, mereces tener lo que quieres. Luchaste por esa beca, no puedes perderla porque a tu padre no le gustes...- Ángel se calló rápidamente , quizás había ido demasiado lejos, pero solo había terminado de convencer a su amigo.
Salieron del coche y entraron juntos en el elegante edificio hasta lllegar a un mostrador tras el cual se encontraba una atractiva secretaria. Joel inspiró y habló:
-Quiero poner una denuncia.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Capítulo 22: Atrapada.



Marina abrió los ojos entre la inmersa oscuridad.
Sin embargo fue en vano pues no reconocío el lugar donde se encontraba. Tanto las paredes como el suelo estaban formadas de un tipo de azulejos que juraría que eran blancos. Forzó la vistas para poder ver a través de la oscuridad y creyó distinguir algo parecido a una ducha, pero de todas formas no intentó averiguarlo. Juraría que era la primera vez que pisaba aquel sitio en su vida. Volvió a cerrar los ojos, se encontraba cansada, la cabeza le pesaba y no podía pensar con claridad. Tiró de las cadenas que le tenía cogida por las manos pero como las últmas veces, no pasó nada, estaban bien atadas a la pared. Agotada decidió volver a entrar en la pequeña ensoñació en la que se encontraba hace pocos minutos, por lo menos se olvidaría de la realidad por un tiempo pero de pronto oyó un ruido que resonó en toda la sala. Abrió los ojos de nuevo pero aquella máldita oscuridad no le dejó ver. Asustada rezó para que no fuese su secuestrador.


()


Ángel se sentía solo. Se encontraba tirado en su cama con la cabeza escondida entre los cojines. Había llamado a Irene que aún no había aparecido por ahí, pero nada, no respondía. ¿Dónde coño te has metido Irene? Se alzó y se sentó en el borde. ¿Dónde estaba la gente? ¿Dónde estaba Marina, Zacarías y Raquel? Nunca se había sentido tan solo y no podía evitar en pensar en Joel. ¿Por qué no había sido capaz de despedirse? ¿Sería por el beso del otro día? ¿Y si ya no quería saber nada de él?, Ángel se maldijo y se colocó las dos manos en la cabeza confuso cuando de repente sonó un "Pi-Pi" proveniente de su móvil. Se levantó corriendo y lo cogió.
-Joel...
Abrió el mensaje temblando. En el mensaje habia escrita una dirección.

()


Irene estaba muerta. Veía doble y de forma blanquecina. Necesitaba descansar.
-Venga guapa-Dijo Max mientras le cogía la cabeza y intentaba guiar los movimientos de la felación pero Irene se apartó y se dejó caer sobre la cama al lado de Max.
-No, venga-Se quejó Max- Hoy no has tomado mucha...
Irene se bajó de la cama casi sin fuerza y se apoyó en la pared.
-Joder-Volvió a abrir la boca Max- No me puedes dejar así.
Sin dudar cogió el movil, leyó el mensaje de Aurora que le había enviado hace apenas unos minutos y que él había ignorado, miró a Irene y después contestó al mensaje.

()


-¿Daniel qué haces aquí?
Daniel se encontraba apoyado en la camilla observando a Raquel y a Zacarías.
-¿Y vosotros?
Raquel señaló a la camilla donde habían encontrado pelos que creían que eran de Marina.
-Hemos encontrado una pista, aqui ha estado Marina, tu hermano ha debido de...
-Raquel ¿Aun sigues con eso?
-¡Daniel no e suna tontería! ¡Mira!
Daniel se alzó y se acercó a ella, le miró con sus grandes ojos azules que chocaron con los de ella, del mismo color, por un instante. Después dirigió su mirada hacia la camilla y obersvó la sangre y el pelo rubio.
-¿Tú sabes algo?-Pregunto Zacarías.
Daniel negó con la cabeza y se giró hacia Raquel rodeandola con sus brazos.
-Siento no haberte creido.-Dijo seriamente.
-Tenemos que encontrarla Daniel, antes de que sea demasiado tarde- Y se apretujó más entre los brazos de Daniel.
-¡Yo ya estoy arto!-Gritó de repente Zacarías- ¡Esto ha llegado demasiado lejos!
Y dicho esto salió por la puerta dispuesto a contarselo al director Josep de la Vega y de paso llamar a la policía que llevaba la investigación del asesinato del profesor.

()

Ángel dudó antes de tocar el timbre. Eran las siete e la tarde y había tardado media hora en llegar a la dirección del mensaje. Decidió que no se iría muy tarde pues mañana había clase, intentaría arreglar las cosas y buscar un porqué y nada más.. Esperó nervioso a que se abriera la puerta, sin saber exactamente qué o quíen se encontraría en aquel piso del centro. Como esperaba un chico rubio de ojos azules con una risa encantadora y esta vez algo amarga abrió la puerta. Joel vestía una camisa interior de tirantes blanca ajustada y unos pantalones finos y cortos por encima de la rodilla. Ángel enseguida fijó su mirada en el morado del ojo del chico y en labio partido e inflamado por la pelea con su padre el otro día.
-Hola- Dijo él.
-Hola.
Se quedaron mirándose sin saber qué hacer hasta que Joel hizo un ademán para que entrase.
Ángel observó el nuevo entorno, una pequeña habitación desordenada típica de solteros, había un sofá, una televisión, una barra americana y una pequeña cama al nivel del suelo, todo junto sin separación provocada por tabiques. Se sentaron en el sofá, cada uno enfrente del otro algo incomodos por la tensión que había en el ambiente.
-¿Por qué?-Cortó el silencio Ángel- ¿Por qué te has ido y ahora me llamas?
-Necesito a alguien... -Joel se echó hacia atrás y suspiro-Ha sido un momento de debilidad. Necesito hablar, acabo de escaparme de casa de mi padre.
-Creía que Zacaría y tú erais amigos desde pequeños.
Joel no contestó y bajó la vista hacia abajo.
-Joel, joder, eres mayor de edad, puedes hacer lo que que quieras, vuelve y no le des más vueltas.
-¡No puedo!-saltó nervioso, indefenso como un niño pequeño- ¿No lo entiendes? Mi padre me hará la vida imposible si vuelvo, voy a entrar al ejército, el lunes que viene ya empiezo y...
-¡Tienes que denunciarlo!
-¿Cómo voy a denunciar a mi padre?
Ángel señáló las heridas de Joel con la mano.
-Mírate.
-No sé que hacer...-Y sus ojos como muchas otras veces empezarona temblar amenazando como romper a llorar, sus ojos se aclararon hasta el punto de que parecían agua pura, su rostro se encogió como muestra de dolor y arrugó la frente- Necesito ayuda,me siento tan solo, tan pequeño... No sé que hacer.
Ángel se acercó a él, se fijó en su pelo rubio, en todo y pensó que se encontraba ante un ángel caido. Se acercó y su corazón empezó a latir. Joel vió como su amigo pelirrojo se acercaba demasiado a él pero sin embargo no se movió, sabía lo que iba a suceder pero no se movió.
Angel besó los labios de Joel pero este finalmente se apartó ladeando la cabeza al mínimo roce como si le hubieran dado un calambre.
-Ah...-Joel se colocó la mano en el labio partido- Me duele.
-Lo siento-Dijo Ángel con una sonrisa mientras sus mofletes se llenaban de un rojo intenso.
-No te equivoques- Volvió a repetir Joel como la última vez y Ángel dejó se sonreir- Yo no soy... Somo amigos Ángel, nada más.
Ángel le miro sin entender, se levantó enfadado y se dirigió hacia la puerta.
-¡Me besastes tú! ¡Luego te marchas, no avisas y después me llamas! Y ahora...-Dijo mientras hacía gestos con la mano que no iban a ninguna parte- Te beso y... ¡Sabias que te iba a besar y no te has apartado! ¿A qué juegas Joel?
Ángel abrió la puerta pero Joel se levantó y gritó enfadado:
-¡Joder! ¿No me ves como estoy? ¡Necesito ayuda! ¿Qué pasa? ¿¡TENGO QUE FOLLAR CONTIGO PARA QUE TE QUEDES!?
Ángel cerró la puerta pero no se giró.
-Somos amigos Ángel... -dijo ya más calmado- Mira, haz lo que quieras, yo no te obligo a nada, marchate si quieres, creo que ha sido un error llamarte.
La palabra amigos resonó en la cabeza de Ángel como si miles de alfileres se le clabaran sin piedad, pero de todas formas se giró y miró a Joel, se acercó y le dio un pequeño abrazo.
-Lo siento-Se disculpó-Soy un imbecil, esta noche me quedaré aquí.
-Mañana hay clase.
-Da igual, no iré, somos amigos ¿No?- Preguntó retóricamente con una sonrisa.

()

Aurora no tardó en llegar a la habitación de Max. Se fijó en que Max se encontraba totalmente desnudo tapado por la manta de la cama y Irene, su supudsta novia tirada en el suelo con los ojos cerrados.
-Ven aquí -Dijo él.
-¿Qué hace ella aquí?- Preguntó Aurora enfadada.
-Tanquila, estás más allá que aquí, anda ven-Y se quitó la manta de encima.
Aurora sonrió y se acercó a él.
-¿Qué pasa...Que ella no te da lo que tiene que darte?
Max se rió.
-No, la pobre no sirve para eso.
Aurora se colocó encima de Max con las piernas abiertas.
Max y Aurora enseguida empezaron a besarse. Tal vez si Max no hubiera estado tan ocupado en desabrocharle el sujetador a Aurora hubiera visto como una lágrima caía del ojo de Irene que se encontraba sentada, apoyada en la pared incapaz de moverse con la escusa de la droga, pero sin embargo Irene hubiera sido capaz de levantarse, capaz de chillarle a Max y reporcharle todo, pero no tenía fuerzas... Había sido todo una mentira. Se maldijo por haber sido tan tonta y no haber hecho caso antes a Aurora pero ahora la verdad se encontraba ante sus ojos todo gracias al plan de Aurora.

()

La policía se encontraba buscando en todos los alrededores del instituto y por el campus. Zacarías acompañado de varios agentes y por el inspector Ramírez se introdujeron en la piscina climatizada de la universidad ya cansados de tanto buscar, empezaron a mirar por todas partes encenciendo luces cuando se dieron cuenta de que la luz del vestuario de los chicos se encontraba encendida. Corriendo Zacarías se introdujo en estos, pero nada, no había nadie, entonces oyó un sonido proveniente de las duchas, sin dudarlo se acercó seguido de los policías que acaban de adentrarse en el vestuario.

()
Víctor se acercó a Marina sorprendido.
-¿Que haces aquí...?
Marina abrió los ojos y obervó como Víctor le quitaba las cadenas.
-¿Estás bien?
Víctor intento levantar a Marina cuando quedó sorprendido por una voz.
-¡CABRÓN SUELTALA!- Gritó Zacarías que sin pensarselo cogio a Víctor y le pegó un puñetazo. Víctor con la nariz sangrando se cayó al suelo. La policía no tardo en intervenir, agarraron a Zacarías para que no suiguiese agrediendo a Víctor y el inspector Ramírez agarró a Marina.
-Muchacha... ¿Te encuentras bien?-El inspector agarró a Marina que no se podía mantener en pie- Necesita un chequeo médico ya.
Enseguida Raquel y Daniel llegaron a la zona de lo ocurrido justo para ver como se llevaban a Víctor esposado.
-¡Yo no he sido!-Gritó-¡Soltadme!
El inspector Ramírez empezó también a llevarse a Marina.
-Tengo que ir con ella- Dijo Zack.
-No-Dijo el hombre- Tranquilo, estara bien...
Marina abrió los ojos y susurró señalando a Víctor.
-No... él no ha sido.
-Sshh... Susurró el inspector- descansa.
-¿Qué...Qué has dicho Marina?-Preguntó nervioso Zacarías
-¡Muchacho déjenos hacer nuestro trabajo!-Protestó Ramírez apartando a Marina de Zack- Ahora tu amiga necesita descansar.
Pero antes de cerrar los ojos Marina echó una larga e intensa mirada a Daniel.
Raquel, Zacarías y Daniel se quedaron mirando la escena. Después se dirigieron hacia la salida ya dispuestos a irse a dormir después de lo sucedido. Raquel miraba a Daniel sin saber qué decirle. Víctor era su hermano pese las peleas que habían tenido y no sabía como iba a tomarselo.
-Oye Raquel-Dijo Zack ya fuera de la piscina, al aire libre- Necesito hablar contigo.
Raquel miró a Daniel.
-Tranquila, no pasa nada, te espero en la puerta, no tardes.
Daniel empezó a hacer el camino sigiloso y tranquilo como si no hubiera pasado nada.
-¿Qué pasa Zacarías?
-Es sobre lo de Marina...
-Ahora no por favor, estoy cansada... Víctor...¿Por qué...?
-Bueno solo quiero que sepas que he llegado a la conclusión de que Víctor o sea quien sea el asesino y el secuestrador es una persona que tiene algo en contra de Marina y no sé porqué.
Raquel bostezó a causa del sueño y se secó unas cuantas lágrimas que bañaban su rosotro mientras siguía callada esperando que Zacarias siguiese.
-Primero mató al profesor para culpar a Marina y meterle en la carcel pero al fallar su plan... decidió acabar con ella él mismo...
-Mejor no darle más vueltasZacarías, ya sabemos quien ha sido, ha sido Víctor... y ya está detenido... Es todo tan difícil...- Raquel se autoabrazó ella misma para protegerse del frío de la noche y miró a Zack con cara de pena-Hablamos de esto mañana ¿Vale? Será mejor...
-De acuerdo, pero Marina dijo que él no había sido- Contestó el chico moreno girándose ya- Buenas noches.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Capítulo 21: Un mechón de pelo


Parecía que su corazón dejaba de latir, parecía que nunca volvería a la normalidad, nunca volvería a ver a Joel y eso parecía haber convertido a Ángel en un muñeco triste, sin vida, un muñeco sin sentimientos.

-¿Ángel estás bien?-Preguntó Zacarías al observar la reacción de este.

Pero Ángel no respondió, parecía que ya no podía escuchar las palabras de Zacarías. Comenzó a andar sin destino aparente, con la mirada perdida en las nubes del cielo, un cielo que jamás había visto, quizás por lo ocurrido, pero para él era el cielo más triste que había visto nunca.

()


Raquel corría por el campus, después de que Daniel no le hubiera prestado atención por la desaparición de marina esta había ido de nuevo en busca de su amiga.
Se había parado para mirar cada una de las clases, en la cafetería, por el campus e incluso se había colado en varías habitaciones de los cuales los propietarios eran amigos de esta.

Nada, era como si la tierra se hubiera tragado a Marina, era como si nunca hubiera puesto el pie en esa universidad.
Pero entonces Raquel cayó en algo, no había visto a Marina en todo el día, pero tampoco había visto a Víctor.
Salió de nuevo hacia la habitación de Víctor, sabía perfectamente que él no le haría daño, así que no corría ningún peligro.

Pero por el camino se chocó con Zacarías.

-Zacarías, ¿Has visto a Marina?-preguntó Raquel entre suspiros.
-Marina… No la e visto desde esta mañana, en el laboratorio de medicina.

Raquel abrió los ojos como platos, había mirado en el edificio de medicina, pero no había entrado en el laboratorio, ya que estaba cerrado con llave.

-Zacarías ¿Tú tienes una llave del laboratorio?
-Claro que sí, todos los alumnos de medicina tenemos una llave, se acercan los exámenes y nos la dieron por si queríamos practicar…
-¿La tienes encima?
-Claro…
-¡Ven conmigo!-Dijo Raquel mientras Coria a Zacarías de la mano y salía corriendo hacia el edificio de medicina.
-¡Raquel! ¡¿Qué haces?!
-¡MARINA ESÁ AHÍ! ¡CON VÍCTOR!

()

Aurora caminaba por el campus, pensando en las musarañas, o eso parecía…
Estaba planeando cómo podía hacer que Max e Irene rompieran, así Max sería al fin suyo y de nadie más.
Miraba la pantalla de su móvil, que reflejaba un mensaje a medio escribir, un mensaje destinado a Irene.

()

-Dame otra Max.-Decía Irene mientras se tiraba encima de este en busca de una pequeña bolsita de plástico transparente.
-Irene estate quieta, solo te la daré cuando “yo” quiera…
-¿Y cuando me la vas a querer dar?-Dijo Irene mientras se escurría por los brazos musculosos de Max.
-Cuando me hagas un pequeño favor…

Max bajó la mirada hacia la cremallera de su pantalón, dejando por aludida a Irene que comenzó a bajar lentamente.

-Si lo hago… ¿Me darás otra?
-Por supuesto cariño…

Irene comenzó a desabrochar en pantalón de Max, y empezó a besar los abdominales de él, bajando lentamente.
Haciendo que Max ahora tumbado en su cama, comenzara a gemir de placer.

()

Ángel estaba tumbado en su cama, con los ojos cerrados, fantaseando en un mundo perfecto, un mundo donde lo tenía todo, un mundo donde estaba Joel.
Las lágrimas empezaron a salir de nuevo al recordar su nombre, al recordar sus ojos azules, su pelo rubio, cuando le había defendido frente a Max, cuando estaban en la recepción de el hospital, cuando lo besó por primera vez, y cuando se volvieron a besar…
Ángel se levantó de la cama, cogiéndose la cabeza con las manos, e intentando ahogar su llanto. No podía vivir sin él, no podía vivir sin la persona más importante que había ocupado su vida.
No podía seguir así, ¿Qué estaría haciendo Joel ahora…?

Ángel se comenzó a desnudar rumbo hacia el baño, y abrió el grifo de la ducha, dejando que las gotas de agua impactaran contra su piel, ¿Cuántas veces había echo lo mismo?¿Cuántas veces había abierto el grifo de la ducha para desconectar?
Pero ahora era diferente, esta vez las gotas de agua no le ayudaban, esta vez no podían limpiar sus pensamientos, no podían resbalar sobre su piel hasta perderse entre las tuberías.
Ángel golpeó la pared de la ducha con su puño, y empezó a caer apoyando su espalda en la pared. Volvió a agarrar su cabeza entre sus manos, con tanta fuerza que juraría haberse arrancado varios mechones de su pelo rojizo.

-¿Por qué? ¿Por qué, joder?-Susurró mientras sus lágrimas se mezclaban entre las gotas de agua que caían de la ducha.

()

-Es aquí…-Susurró Zacarías mientras entraban en el edificio de medicina.-¿Qué tenéis todos en contra de Víctor?

Raquel evadió la pregunta de Zacarías mientras avanzaban por los pasillos directos a el laboratorio, donde Raquel creía que estaba Marina.

-Raquel… es un chico normal y corriente, tú misma deberías entenderle más que nadie.
-Creo que le conozco más que tú Zacarías, no deberías hablar de las cosas que no sabes…
-Y ¿qué es lo que no sé?
-Que Víctor en es asesino del profesor ese… y que ahora va a por Marina…

Zacarías y Raquel llegaron a la puerta del laboratorio, y Zacarías comenzó a buscar la llave de la puerta dentro del bolsillo de su pantalón.

-No creo que debas decir esas cosas sin pruebas…
-Voy en busca de esas pruebas Zacarías, y las voy a encontrar…

Zacarías entró en la habitación seguido por Raquel, que comenzó a observar las cortinas blancas que ocultaban las camillas donde se realizaban las pruebas.

-¿Qué hay que buscar?-Preguntó Zacarías mientras empezaba a correr todas las cortinas de la sala.
-A Marina…

Raquel empezó a buscar por los armarios de el aula, quizás Víctor la había atado y amordazado, quizás estaba inconsciente.

-Pero si seguramente estará por ahí con algunos amigos….Decía Zacarías mientras seguía corriendo las cortinas una a una, hasta que al fin solo quedaba la última.

Raquel seguía abriendo los armarios, buscando cualquier cosa, cualquier cosa que les llevara asta su amiga.

-Raquel, ven aquí un momento…

Raquel se giró hacia donde estaba Zacarías, que estaba en pie frente a la última camilla. Esta se levantó casi corriendo y se dirigió hasta su posición.

-¿Qué se supone que es esto…?-Decía Zacarías señalando con su dedo índice a varios mechones de pelo rubio esparcidos por toda la camilla, algunos de ellos recubiertos por un poco de sangre.

Raquel se acercó más y cogió varios mechones observando el pelo cuidadosamente.

-¿Crees que puede ser de Marina…?
-No lo sé…

-¡¿QUÉ HACEIS AQUÍ?!

Zacarías y Raquel se giraron bruscamente hacia la puerta de entrada, de donde había provenido esa voz, una voz muy conocida para Raquel.

-¿Qué haces tú aquí…?-Dijo Raquel con cara de sorpresa, observando a la persona que estaba de pie observándolos desde la puerta.
-Daniel…-Dijo Zacarías-tú no deberías estar aquí, ni siquiera das medicina…

Zacarías contemplaba con inseguridad a Daniel, que los miraba serios, abanzó hasta una de las camillas y se apoyó en ella.
Sus ojos azules resaltaban en la camisa blanca que llevaba, eso era lo único que podía ver Raquel, al chico más bello que jamás había visto, todo lo contrario que veía ahora Zacarías.

Un verdadero sospechoso.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Capítulo 20: Despedidas sin adiós


Marina ayudaba a recoger los instrumentos a Zacarías, lo miraba de reojo mientras colocaba cada instrumento en su sitio, Victor se había ido hacía rato incómodo con la presencia de Marina.
-No me gusta la actitud de Victor.- Comentó Marina.
-Es un chico tímido y aún no te conoce... es normal...
-¿Por qué eres así?- El chico la miró confundido.- ¿Por qué eres bueno con todo el mundo?
Respondió con una sonrisa.
-¿Algún trauma infantil?- insistió la chica- Me ayudaste a mi en la cárcel, ayudaste a Joel, ayudas a Victor...
-El problema quizás no sea que yo ayudo demasiado si no que tú no lo haces ¿no crees?
La respuesta pilló desprevenida a Marina, que se le resbaló un tarro de las manos estallando en mil pedazos contra el suelo. Zacarías tenía razón, Marina siempre había pensado en ella misma y en su interés personal, siendo este su visión en los demás. Salió en estado de trance de la habitación Zacarías se limitó a limpiar el espeso líquido que Marina había derramado.

( )

La conversació con Victor no se alargó demasiado, Raquel pensó por un momento que la había descubierto, pero la confianza ciega de Victor en Raquel le confundía, acabó creyendo las falsas intenciones de Raquel.
-Me alegro de que volvamos a estar bien.- Dijo Victor cuando Raquel ya abría la puerta para alejarse corriendo ha buscar a Marina.
-Y yo...- susurró lentamente.

No tardó en dar con ella, en la cafetería, estaba al lado de Ángel, ambos ensimismados y sin decir nada, Raquel se acercó a ellos.
-Chicos, creo que ya sé quién asesinó al profesor.- Y comenzó a narrarles todo lo que habíaa visto en la habitación de Victor, ignorando la parte en la que se disculpaba con él.
Sin embargo, sus amigos no respondieron, seguían mirando con tristeza sus cervezas.
-No entiendo a Joel...- comentó Ángel echando un trago.
-Solo pienso en mí y Zac no me querrá de verdad...
-¿Me habéis oido?- preguntó Raquel impresionada con la sinceridad y pasividad de sus amigos.- Marina, creo que estás en peligro.
Por fin ambos reaccionaron mirando con curiosidad a Raquel.
-Deberíamos denunciar- Propuso Ángel.
-Pero no tenemos pruebas no podemos poner un denuncia porque "creo que me va a matar tenía una foto mía en su habitación".
-¿Y si conseguimos las fotos?
Las chicas lo pensaron durante unos escasos instantes antes de decidir que era la mejor idea.
-¿Podrás volver a entrar en su cuarto, Raquel?- preguntó Marina.
-Supongo qe sí, pero sospechará de mi cuando vea lo que le falta.
-Esperemos que sea demasiado tarde para él.- Dijo Ángel.

( )

Irene salió de clase más nerviosa que de costumbre, quería ver a Max, pero no por Max en sí, necesitaba algo más...
Caminando con rapidez hasta el lugar en el que se vería con Max se topó con Aurora que salía del gimnasio, Irene apenas le prestó atención, pero Aurora sí lo hizo.
-¿Eres la nocia de Max, verdad?
-Sí...- contestó frenando Irene.
-Es cierto lo que te dije- dijo Aurora con sinceridad.- Si no me crees es tu problema pero me siento más tranquila así.
-No- contestó Irene desafiante- Tú solo te sientes mejor cuando haces sentirse a los demás inferiores, no eres nadie, no tienes nada.
Irene siguió su camino más hipócrita que nunca: sabía que era cierto lo que estaba ocurriendo entre Max y Aurora, pero no podía permitirse una pelea con Max, no aún...
Lo vio y le saludó con un largo beso, pero ya pensaba en algo más.
-Max...- susurró apratándose de él- quiero volver a sentirme como ayer...- El chico soltó una carcajada.
-Claro, vamos a mi cuarto.

( )

Joel tenía claro que la suerte no le acompañaba en su vida durante largos periodos de tiempo: justo cuando empezaba a sentirse feliz en unn sitio, el destino le torturaba de nuevo. Había aceptado que saldría de la universidad, pero no lo haría con su padre, no quería volver a verlo, le haría un favor: desapareciería de su vida.
Estaba haciendo la maleta lentamente cuando Zacarías llamó a la puerta.
-Pasa.
-¿Te vas?
-¿No lo parece?
Zacarías se sentó en la cama mientras Joel terminaba con su equipaje.
-Te echaré de menos...- susurró Zac.
-Ya... y yo...
-Joel... ¿qué vas a hacer?
-No sé, pero no quiero volver a tener que dirigirle la vista al cabrón de mi padre.
-No puedes escapar así, la mejor manera de afrontar los problemas no es huyendo de ellos, Joel.
-Intentarlo es el primer paso hacia el fracaso...
-¿Cómo puedes decir eso? ¿Y qué pasa con tus estudios? ¿con tus amigos? ¿con Ángel?
Joel soltó los pantalones que estaba a punto de meter en la maleta y se agachó a recogerlos rápidamente, intentando aparentar normalidad.
-Lo sé, Joel, se nota...
-Joder Zac, estoy muy confundido no puedo hablar de esto ahora...
-No me debes explicaciones, Joel, déjame ayudarte.
-No quiero depender siempre de tu dinero Zac, ya me has ayudado bastante ¿vale?
-Como quieras...
-No quiero que nadie se entere de esto ¿de acuerdo?

( )

Raquel entró de nuevo en la habitación de Victor con su objetivo de conseguir las fotos, esta vez estaab más segura: sabía dónde debía buscar y Marina se encotraba en la puerte vigilando, si Victor se acercaba un pequeño golpe en la puerta bastaría para saber que debía esconderse.
Sin emabrgo, al abrir la pequeña puerta del suelo no encontró el sobre tal y como esperaba, el hueco se encontraba vacío.
Salió para contárselo a Marina, pero ella tampoco estaba, el pasillo estaba completamente desierto. Salió en busca de ella pero no la encontraba, ni en su cuarto, ni en la cafetería, ni en la biblioteca... la llamaba y saltaba el contestador... Nada... había desaparecido. Angustiada, Raquel preguntó a cada persona con la que se encontraba pero nadie sabía de que le hablaba. Por fin enocntró a Daniel y pareció que toda la presión desparecía de repente.
-Daniel, no encuentro a Marina.- le dijo angustiada.
-¿Qué?
-Creo que tu hermano está detrás de todo esto.- Respondió con lágrimas en los ojos.
-Raquel, no exageres, estará por algún lado, no sé que tiene que ver Victor con todo esto...

( )

A la mañana siguiente Ángel se levantó con un mal presentimiento, había pasado la noche solo, su compañera no había ido a dormir, lo que no le daba muy buena espina...
Se duchó y se arregló con rapidez: era temprano, apenas había gente por el campus, el aire era frío y le despejaba.
De repente, a lo lejos, vio como una esbelta y casi perfecta figura se subía en un coche de segunda mano; sabía quién era, Joel huía de todo... había decidido escapar a enfrentarse a la realidad y , lo peor de todo, se escapaba sin despedirse... Las lágrimas empezaron a resbalarle por el rostro...
-Él lo quería así. -Zacarías apareció, como siempre, en el momento oportuno.- Todo hubiera sido más doloroso para ambos si se hubiera despedido...
-Supongo...
Zacarías le extendión unas llaves a Ángel, que contempló con infinita tentación, Zac le ofrecía las llaves de su BMV, podría ir tras él...
Finalmente, el chico negó con la cabeza. Se resignaría a vivir sin él... podría hacerlo.