lunes, 26 de octubre de 2009

Capítulo 17: Envidia


Aurora estaba tumbada en su cama, oyendo como el agua de la ducha caía, con la mirada perdida en el techo, inmersa en sus pensamientos.
Deseando encontrar lo que realmente la hiciera feliz, aunque ella ya pensara que lo tenía.
El sonido del agua cesó y después de un rato observó como Max salía del baño y se empezaba a vestir delante de ella.

-Tengo que irme ya.-Dijo Max.
-Pero si son las tres de la madrugada, podrías quedarte aquí un rato más y divertirte.
-Mañana es lunes y hay clases ¿recuerdas?
Aurora se levantó de su cama con la poca ropa que aún le quedaba puesta, y se abalanzó sobre Max besándolo.
-Te he dicho que ahora no-Y Max se separó de Aurora bruscamente.-ya sabes como va esto, mañana nos vemos.

Y Max salió de la habitación, dejando a Aurora de pie observando la puerta ahora cerrada.
Los pensamientos volvieron a surgir, la felicidad que anhelaba, quería descansar en paz junto a alguien que realmente la quisiera.
Fue al baño y empezó a ducharse, intentando quitarse el olor a sudor de encima, dejando que el agua cayera sobre su rostro y su pelo castaño.

-Serás mío, cueste lo que cueste…

Aurora se vistió rápidamente y salió de su habitación.

()

-¿Qué haces aquí?-Preguntó Irene al ver a Joel en su habitación.
-Irene no digas nada de esto a nadie…
-¿Cómo…? No me digas que…
-Irene Joel se ha escapado de la policía, y necesita un lugar donde esconderse.-Dijo Ángel intentando que no pareciera más grave de lo que era.
-¡ÁNGEL!¡eres su cómplice!
-Irene déjame que me explique, solo quiero pasar una noche tranquila-Dijo Joel mientras se acercaba a ella con las manos abiertas delante suya.-mañana me entregaré, pero déjame descansar por hoy…
-Joel no puedes hacer esto, no podéis pedirme que haga como si nada…
-Irene ya lo has oído mañana se entregará, deja que todo esto pase… con una de tus sonrisas.-Decía Ángel al fondo de la habitación observándolos junto a la ventana, intentando que Irene cambiara de opinión.
-No puedo… no puedo más.

Irene se dejó caer de espaldas contra la puerta observando a sus compañeros.

-No soy tan feliz como parezco, has pasado mucho tiempo con migo Ángel… y todavía no sabes que yo también sufro…
-Irene…-susurró Ángel con la mirada perdida en su amiga, siempre la había visto feliz, no imaginaba lo que ahora podía estar recorriendo su cabeza-yo no…
-Quedaros aquí, yo buscaré otro sitio para dormir.

Irene salió de la habitación con la mirada perdida, sus pasos apenas eran audibles, vagaba como una sombra por la oscuridad de la noche, fundiéndose con el paisaje.

Ahora solo quería descansar.

-¿Irene?¿Qué haces aquí?
-Max…

Irene salió corriendo hacia él, y o abrazó con todas sus fuerzas sin dejar ni un milímetro entre sus dos cuerpos.

-Irene…¿Qué te pasa?-Dijo Max rodeándola con sus brazos.
-No me dejes sola, no me dejes…-Dijo Irene entre sollozos.
-Irene yo nunca te boy a dejar, ¿porqué me preguntas eso?

Irene se separó de Max, pero, solo lo justo para poder mirarle a los ojos.

-Déjame dormir esta noche en tu cuarto, no se a donde ir…
-Irene, siempre me vas a tener…

Parecía que estuvieran solos en la oscuridad del campus, solamente la luna podía proporcionar un poco de luz, una luz que los bañaba, lo justo para que unos ojos extraños pudieran adivinar de que dos figuras se trataban.

Los ojos comenzaron a entrecerrarse, y cuando la pareja pareció alejarse lo suficiente la figura se adelantó dejando que la luna también iluminara su cuerpo.
Un cuerpo delgado, con el cabello oscuro y mojado cayéndole hasta los hombros.
Una figura que pertenecía a Aurora.

()

La oscuridad bañaba el dormitorio de Raquel, que estaba escondida bajo el escritorio, era un estupidez ya que si alguien entraba la iba a ver de todos modos, pero allí se encontraba mejor, resguardada de sus miedos.
Tenía sus sentidos agudizados y su vista medio adaptada a la oscuridad.
Oyó el crujir de la madera del pasillo, y retrocedió hasta golpearse contra la pared.
El pomo de su puerta comenzó a girar, Raquel rezaba por que todo esto fuera una pesadilla, suplicaba a Dios para poder despertar en la habitación de su casa, donde su madre le habría preparado el desayuno, donde todavía eran vacaciones de verano, donde nunca habría imaginado lo que estaba apunto de vivir.

La puerta se abrió lentamente, dejando ver la figura de un joven, esperando de pie frente a el dormitorio de Raquel.

Poco a poco la figura comenzó a acercarse, tanto que llego un momento que solo le hacía falta agacharse para poder mirar directamente a Raquel a los ojos.
Raquel ya hacía tiempo que había dejado la esperanza a un lado, sabía que era Víctor, sabía que después de lo que le hubiera echo a Daniel ahora le tocaba a ella por haberlo descubierto.
La figura descendió hasta que su cara se puso frente a la de Raquel, tan cerca que incluso podía sentir su aliento.

Su mano le acarició la mejilla, ahora empapada en lágrimas, y su otra mano buscó algo en el bolsillo, cuando lo sacó una pequeña llama procedente de un mechero iluminó ambas caras.

Raquel empezó a llorar, esta vez sin importarle el ruido que hacía y se tiró hacía esa persona abrazándola lo más fuerte que podía.

-Daniel… eres tú…
-¿A quién demonios esperabas?-Dijo el chico con un apequeña sonrisa en la cara.

()

Marina despertó en la cama de su cuarto, era la primera vez que había dormido tan bien desde que había llegado a la universidad.

Se levantó y se fue al baño para ducharse como de costumbre, cuando acabó cogió su bandolera y salió por la puerta de su cuarto.
Golpeando algo que había frente a su puerta.
Un pequeño ramo de flores silvestres, que ella bien reconocía ya que eran flores que habían en el campus.
Había un apequeña nota escrita y Marina la comenzó a leer.

“No sé si realmente te gustan estas cosas, pero tienes que reconocer que me lo estoy currando…”

A Marina no le desagradaban estas cosas, pero tampoco se la esperaba.
Una sonrisita se dibujó en su cara, entró de nuevo en su cuarto y dejó las flores en el recipiente para guardar los cepillos de dientes que ella tenía, con un poco de agua dentro.

Y ahora sí, salió de su cuarto con la intención de encontrarse con Zacarías y hacer como si nada hubiera pasado, sólo quería ver la cara que tendría al verla.
Iba paseando por el campus, fijándose en todos los chicos para ver si él, estaba por ahí.

Pero en lugar de eso se encontró con una imagen poco común.
Irene junto a Max, que parecía intentar consolarla, a lo lejos Ángel sentado bajo un árbol observando con la mirada perdida como Joel se alejaba directo al inspector Ramírez y Raquel sentada en un banco junto a Daniel bastante feliz.

-¿Pero qué coño a pasado esta noche…?

No hay comentarios:

Publicar un comentario