sábado, 10 de octubre de 2009

Capítulo 6 : Un beso


Marina se encontraba tumbada boca arriba sobre su cama, dejando al fin que todas las lágrimas ahogadas salieran cubriendo sus mejillas con una fina capa de agua salada.
Miró de reojo a la ventana y vio como las gotas de lluvia caían golpeando los cristales de su ventana.

-Parece que el cielo también llora…

()

-Ya estábamos lo suficientemente empapados para que ahora empezara a llover.-Decía Max tirando de la mano de Irene.

Los dos corrían bajo la lluvia hacia la casa de los fénix; a grandes zancadas, sin pensar en nada, solo disfrutando del momento.

-¡¡Con lo torpe que soy seguro que me caigo!!-Decía Irene sorteando las raíces de las malas hiervas.

Solo sonaban las risas de los dos, las gotas de agua caer contra el suelo.
Vieron la casa de los fénix no muy lejos y aflojaron el paso, todo eso era demasiado bueno para que acabara ya.
O al menos eso pensaba Irene, que parecía coincidir con lo que pensaba Max.
Cuando este se paró, tiró de Irene hacia él y juntó sus labios con los de ella.

Irene no sabía lo que hacer, se separó rápidamente de Max y lo miró con cara de sorprendida.

-Irene, yo no…-Decía Max pero Irene no llegó a escuchar estas palabras.

Ella ya estaba muy lejos, corriendo hacia su nueva casa, la casa de los fénix; con una pequeña risa tonta en la cara que Max no llegaría a ver.
Dispuesta a contarle lo ocurrido a su compañero de habitación.

()

Joel acababa las frases con grandes carcajadas, pero eso a Ángel no le molestaba; al contrario le fascinaba que fuera una persona tan alegre y dinámica como parecía ser Joel.

-Entonces eres bastante tímido…¿no?

-¿Cómo?-Dijo Ángel algo cortado.

-Me acabas de decir que sólo conoces a cuatro personas en toda la universidad…¿no?, eso es ser bastante tímido.-Dijo Joel con una sonrisa que dejaba ver sus grandes caninos.

-Ah… sí.

-El caso… es extraño que te hayan aceptado en los fénix, ahí solo entra gente extrovertida.

Ángel se quedó pensativo por un momento, sólo había entrado en los fénix gracias a Irene, si no hubiera sido por ella estaría en otra casa cualquiera.
Y el echo que Max siempre le estuviera recordando que ahí no encajaba sólo hacia que Ángel se sintiera más desplazado.

Al repentino silencio de este Joel cambió rápidamente de tema.

-Algún día parará de llover.

-Ya te he dicho que a mi me gusta la lluvia…-Dijo Ángel algo malhumorado levantándose del porche de la casa de los águilas-ya va siendo hora de que me vaya a mi casa…

-Te vas a empapar si sales ahora…-Dijo Joel levantándose también.

-Se esta haciendo tarde… ya nos veremos-Y Ángel salió corriendo dirección a casa de los fénix.

Joel miró su muñeca donde había un reluciente Rolex plateado, donde solo marcabas las siete y media de la tarde.

-Sí, se esta haciendo muy tarde…

()

Raquel estaba sentada en un sofá en el salón de los cuervos.
Estaba más segura ya que en estos momentos no había público para ver lo que hacían, bueno, solo los demás alumnos de primero y Daniel.
Raquel lo miraba de reojo de vez en cuando, seguramente tenía las mejillas sonrojadas, pero recordaba como la había sorprendido en el recibidor, y como se había desenvuelto con tal gracilidad delante de los demás alumnos de la universidad.

-Mierda…-Susurró Raquel al fijarse en el pelo oscuro y los ojos verdes de Daniel.

Se había encaprichado de él, nada más ese echo de depender de alguien de esa forma le resultó muy molesto.
Ella siempre había pasado sin enamorarse de nadie y eso ahora no iba a cambiar, no dejaría que nadie viera como era ella realmente, no dejaría que nadie pudiera dañarla ni lo más mínimo.
Pero en medio de ese popurrí de pensamientos alguien posó la mano sobre el hombro de Raquel, se giró rápidamente ya que había perdido completamente el hilo de la conversación y vio allí detrás de ella a Daniel, pronunciando su discurso…

-¿Por qué precisamente me tienes que tocar a mí?-Pensó Raquel al observar las caras de las demás chicas de primero, sus miradas estaban completamente fijas en él.

-cuando acabemos alguien va a tener que recoger cubos de baba.-Al pensar eso último una pequeña risita salió de la boca de Raquel.

Al darse cuenta se puso seria en un momento esperando que nadie la viera y pareció que nadie se había dado cuenta, nadie excepto Daniel que la miró de reojo por un momento.

()

Marina se despertó entre las sabanas de su cama gracias a su despertador, estaba completamente revuelta.
Hoy era lunes y tenían que empezar las clases, pero por suerte hoy Marina tenía las dos primeras horas libres.
Fue directa al baño y se duchó tranquilamente.
Cuando acabó miro por la ventana, hoy no se parecía al día de ayer, el cielo estaba completamente azul, sin una nube que lo estropeara.

Marina se puso unos vaqueros ajustados, una camiseta rosa y unas zapatillas, cogió una bandolera donde tenía los libros que le tocaban hoy y salió de su habitación con tranquilidad.
Bajó las escaleras y salió a la calle, había tomado una decisión; su día seria relajado, nada ni nadie iba a estropeárselo.
O eso pensaba ella…

Miró su reloj que llevaba en la muñeca, aún le quedaba bastante tiempo para la próxima clase así que se sentó en un banco cercano al edificio central, y allí se quedó escuchando música de su ipod.
Pero cuando pasaron varios minutos alguien interrumpió en su relajado día.

-Hola, ¿Cómo te encuentras hoy?-Preguntó una voz conocida.

-Oh… Ángel, no esperaba verte por aquí.

-Bueno si quieres me voy-Dijo Ángel con una pequeña sonrisa tímida.

-No, claro que no…

Ángel se sentó junto a Marina y se quedaron allí en silencio, parecía que no hacía falta decir nada, solamente con la presencia del otro estaban bien.
Pero uno de ellos estropeo ese silencio.

-¿Has hecho las paces con tu amiga?

-¿Cómo…?-Dijo Marina girándose hacia Ángel, y recordando lo ocurrido ayer.

Al observar la reacción de su nueva amiga Ángel se arrepintió de haber dicho eso.

-Lo siento mucho, no debería ser tan indiscreto…

-Tranquilo, no es tu culpa que empezáramos a discutir en plena calle.

Otro gran silencio volvió a introducirse en la conversación, dejando a Ángel y a Marina en una situación algo incómoda.
Pero llegada por arte de magia Irene apareció y se sentó de un salto en medio de los dos.

-¡¡¡POR FIN TE ENCUENTRO ÁNGEL!!!

-Irene…¿Qué haces aquí?¿No tienes clase?

-Esto es mucho más importante, ayer no estabas en la habitación así que no te lo pude contar…

-¿Más importante que una clase...?¿Contar qué…?

-¡¡¡CALLA!!!-Dijo Irene tapándole la boca con la mano a Ángel-Ayer Max y yo dimos una vuelta por la tarde… pues resulta de que …¡¡¡ME BESÓ!!!

-Y…¿ por qué me cuentas esto a mi?-Dijo Ángel alejándose un poco de Irene.

-¡¡¡PUES PORQUE ERES MI AMIGO!!!

-Bale, pero deja ya de chillar.-Dijo al percatarse de que todo el mundo los miraba.

-Oh, Marina estas aquí…-Dijo Irene con una gran sonrisa.

-Si…

-Seguro que a ti si que te interesa mi beso con Max…

Y después de eso Irene estuvo casi media hora contándole a Marina los detalles de su tarde con Max de mil formas posibles.


()

Raquel había pasado toda la noche y la mañana evitando poder verse con Daniel, no quería que él le pudiera recordar el incidente de la pequeña risita.
Y ahora que lo pensaba realmente la prueba de este año no era tan dura como había pensado, solamente habían tenido que hacer un pequeño corte en el dedo y “supuestamente” hablar con los espíritus, aunque según Daniel parecía que no había ninguno dispuesto a hablar con nosotros.

-Claro, excusas patéticas…-Dijo Raquel bufando.-Seguro que Daniel sólo nos intentaba meter miedo.

Raquel se paró en seco, iba en dirección a una clase pero pareció no darle importancia cuando vio a Daniel andando por su mismo pasillo a lo lejos.
No lo dudó ni un momento y tiró marcha atrás metiéndose en otro pasillo y escondiéndose detrás de una papelera.

Con suerte no pasaría por ese pasillo.
La gente se quedaba mirando a Raquel como si estuviera más loca todavía, pero al cabo de poco tiempo vio como Daniel pasaba de largo sin darse cuenta de que ella estaba ahí.
Se levantó del suelo y se quedó allí con la mirada clavada en el suelo.

¿Cómo era posible que estuviera haciendo semejante estupidez por no encontrarse con “ese”? y ¿Por qué no dejaba de pensar en él?

-¡¡¡VOY A PASAR DE TI!!!-Chilló por dentro Raquel, y continuó su camino hacia su próxima clase.

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