miércoles, 28 de octubre de 2009

Capítulo 19: Despiértame.


-Me sigue pareciendo una mala idea.
-Oh, venga, no digas tonterías.
Marina arrastró a Ángel cogido de la mano hacia en el interior del edifcio de medicina. Al entrar dejaron en un pequeño rincon los paraguas empapados a causa de la gran lluvia producida por la tormenta que envolvia la universidad.
-Al menos aquí se está bien-Dijo él obersvando el interior.
Marina siguió avanzando seguido por él, subieron las escaleras hasta llegar al segundo piso, después se deslizaron pro el pasillo hasta llegar a la última clase.
-Según Irene es esta.
-No va a estar...-Ángel se quedó callado al ver la puerta abierta- No jodas...
-¿Cómo han podido dejarla abierta?
-Creía que por las tardes cerraban las aulas.
-Quizás haya alguien...
Ángel miró a Marina preocupado.
-Vámonos Marina.
-Yo no me voy a ninguna parte.-Contestó ella testarudamente mientras se quitaba de la cara el pelo rubio ahora escurecido al estar mojado.
Marina entró sin dudar, no había venido aqui para nada en medio de una tormenta, y ya no era tan sólo por Joel, sino que ella también era una de las principales sospechosas, quería arreglar todo contra antes. Ángel sin otra opción siguió a Marina. Entraron a una zona más grande de lo que se solía ver en el instiuto, habían camillas por todas partes separadas por cortinas totalemnte blancas, habíar armarios, vidrieras, estanterias...todas llenas de intrumentos que ni Ángel ni Marina conocían.
-Es un poco macabro.
-A mí me gusta-Contestó Marina.
Los dos empezaron a dar una vuelta mientras observaban delicadamente cada parte de la sala, Ángel se acercó a la ventana y obeservó el campus, bañado totalmente en una niebla expesa, miró el cielo ahora encapotado, un cielo gris frío y triste que dejaba caer sus lágrimas en forma de gota; miles de gotas caían chocando con violencia contra el cristal.
-¿Qué es exactamente lo que estamos buscando?-Preguntó distraido.
-No sé, cualquier cosa que nos pueda ayudar.
Ángel se dió la vuelta y empezó a ayudar a Marina, recorrieron toda la sala, ivestigando cada mueble, cada camilla, cada herramienta...Al final llegaron a una camilla que se encontraba en el fondo de la sala ocultada por la cortina blanca.
-Qué raro... Esta es la única que tiene la cortina echada.-Marina alzó el brazo, agarró la suave manta blanca y tiró.-¡Lo tenemos! ¡Tenemos el lugar del crimen!
Ángel miró sorprendido la camilla llena de sangre.
-Deberíamos de llamar a la policía.
-No, eso nos metería en más...-De pronto se oyó un ruido.
Marina y Ángel se giraron asustados.
-¿Qué ha sido eso?-El chico miró hacia todas partes.-Dime que ha sido un trueno...
-¿Hay alguien ahí?-Preguntó Marina alzando la voz.
No hubo contestación. Los dos amigos se alejaron de la camilla acercándose a la puerta de la sala.
-¿Qué coño...?-Marina obersvó como todas las cortinas ahora estaban hechadas y la puerta cerrada-¿Cerrastes tú la puerta al entrar?
-No
-Yo tampoco.
Los dos chicos corrieron hacia la puerta y tiraron con fuerza, pero nada, se encontraba cerrada.
-¡Joder!-Gritó Ángel
-¡Ayuda!
Yla puerta de repente fue abierta por alguien.
-¿Qué coño haces tú aquí?-Preguntó Marina.
Víctor se encontraba delante de ellos con una pequeña daga en la mano, pero no fue eso lo que hizo que Ángel sintiera miedo, sino aquella sonrisa tan alegre, similar a la de un payaso que se encontraba en su rostro.

()

Raquel sabía perfectamente que lo que estaba haciendo estaba mal y que Daniel no estaría de acuerdo con su acctitud, pero tenía que hacerlo, necesitaba hacerlo y ahora era el mejor momento pues Víctor no se encontraba en su habitación. Volvió a abrir otro cajón, así uno por uno, pero nada, siempre el mismo resultado. Se levantó, registró el armario y otra vez lo mismo: Nada de lo que buscaba. Esta vez miró debajo de la cama, salvo algunas pelusillas y revistas no encontró nada más. Asustada por si estuviera a punto de venir se asómo por el pasillo y volvió a adentrase en la habitación. Se mordió el labio mientras restegraba una mano sobre la otra, nerviosa sin saber donde más buscar. De pronto cayó en una cosa: Una de las maderas del suelo era de distinto color de las demás. Raquel se agachó, tocó con los nudillos de la mano y como suponía el sonido sonó hueco. Con una sonrisa en la mano levanto sin apenas fuerza el trozo de madera. En su interior se encontraba unn pequeño sobre que agarró con sus delicadas manos heladas por el frío invierno. Abrió el sobre con delicadeza, pero no le sirvió para nada: Tenía las manos tan asperas que se hizo un pequeño corte en el dedo, bañando una punta del sobre con un poco de sangre rojiza.
-Mierda.
Raquel se chupó la sangre y se la secó con su camiseta. Volvió a intentarlo y esta vez sacó el contenido del sobre. Eran fotos pero no fotos cualquiera, fotos de su hermano y él, fotos de...¿Joel?. Pasó de foto y esta vez se encontró una de Irene, siguío pasando y así encontrándose con fotos de Ángel, Marina, Aurora, Max, ella misma...Alumnos que no conocía o que conocía de vista. Siguió observando las fotos con atención si saber porqué Víctor tendría esas fotos. Raquel se paró en una que le llamó la atención, se trataba del profesor asesinado. La foto se encontraba tachada con una gran equis de color rojo.
-No...No puede ser-Susurró mientras su corazón latía más deprisa-No puede ser...
Volvió a revisar las fotos hasta que encontró la foto de Marina. ¿Cómo había sido tan estúpida de pasar por alto aquello? Miró asustado el gran circulo rojo que rodeaba la foto de Marina.
-Tengo que avisarla...-Se dijo mientras unas cuantas lágrimas empezaban a caer por su rostro.

()

-¡Yujuuuuuuuu!-Gritó Irene mientras cogida de la mano de Max dejaba caer su peso bajo la lluvia- ¡Gira! ¡Gira!
Max e Irene cogidos de la mano giraban bajo la lluvia soltando carcajadas sin cesar, sin importarles coger un resfriado. Irene sonreía sin parar, con una sonrisa permanente se dejaba llevar con el viento mientras las gotas de agua fría caían sobre ella y su novio. Los dos llegaron a la casa de los fénix. Irene hizo ademán de ir a su habitación pero Max le paró y señaló la suya. Irene le siguió contenta. Entraron a la habitación y empezarón a besarse dando pasos sin saber donde iban a acabar. Max guió a Irene a la ducha se introdujeron los dos con ropa en ella. Irene soltó una carcajada sonora.
-¡Te quiero!-Gritó
-Yo más cariño-Max apretó y encendió la ducha, enseguida el agua caliente empezó a caer del techo bañándolos.
Empezaron a besarse y Irene decidió que nunca dejaría escapar a Max. Besó sus labios deseados por muchas pero que solo le pertenecian a ella, besó su fuerte cuello, acarició su escultural pecho, besó cada parte de él, sabiendo que era para ella solita y para nadie más.
-Este es el momento más feliz de mi vida.
Max volvió a besarla.
-Pero podría ser más feliz Irene-Max se sacó una pequeña pastilla del bolsillo.
Irene le miró seria.
-Casi muero por esa mierda Max, ¿Qué quieres? ¿Acabar conmigo?
-Cariño no digas tonterias-Y le mordió la oreja- La última vez te pasastes pero por una no pasa nada, y lo sabes.
Irene siguió mirándole sin retroceder en su opinión.
-Venga, hazlo por mí, princesa, ¿Me quieres verdad?
-Sí, ¿pero tú a mí?
Max volvió a besarla pero esta vez salvajamente, acercó su cuerpo al de Irene, tan cerca que Irene podía sentir cada miembro de Max...
-Si te pasara algo yo moriría.
Irene cogió la pastilla y se la tragó en un segundo. No tardó en volver a reirse.

()


Joel caminaba bajo la lluvia. No le importaba el frío, no le importaba el viento. Le daba igual porque simplemente no eran mayor que el dolor que sentía. Sentía marchitarse cada parte de su corazón, cada parte de su alma se requebrajaba en dos y no podía aliviar el dolor. Patéticamente sólo le quedaba llorar y dejar que sus lágrimas se mezclaran con las gotas de lluvia. Alzó su rostro hasta el cielo y cerró los ojos. Como otros muchos dejó que la lluvia bañara su cara, su ojo morado por la paliza de su padre, estuvo así durante unos segundos como si deseara que el agua lo limpiase del dolor por completo. Le dolía el morado del ojo pero más daño le provocaba haber sido acusado de asesinato, más le dolía tener que abandonar sus estudios de medicina para ir al ejército, más le dolía saber que se estaba enamorando de alguien del que nunca habría pensado que podría pasar...
-¿Qué me está pasando?-Susurró entre lágrimas.


()

-¿Que coño haces tú aquí?-Volvió a susurrar Marina.
Víctor le miró manteniendo su sonrisa.
-¿Qué sucede? ¿Eres así de simpática con todo el mundo?-Dijo como si nada.
-¿Eras tú el que nos ha cerrado la puerta?-Pregunto Ángel tranqulizandose.
Víctor les miró extrañado.
-¿Cerrado?¿De qué hablais? Acabo de abrir la puerta-Víctor pasó entre ellos dos y se introdujo en la sala- Había reservado el quirófano de prácticas para esta hora.
Víctor señaló una hoja colgada en la pared.
-Mañana tengo exámen y tengo que hacer la autopsia a una rana.
Marina y Ángel se miraron.
-No sabía que se hacian practicas-Dijo Marina.
-Bueno será mejor que nos vayamos.
-Está bien-Contestó Víctor mientras dejaba la daga en una camilla y sacaba una rana muerta de un armario- Nos vemos mañana.
-Pásatelo bien con tu rana- se despidió Marina.
Y los dos chicos salieron de la sala sin pensarselo dos veces, aliviados pero aún con el corazón a tope.
Bajaron las escaleras a toda velocidad sin decir nada y recogieron sus paraguas.
-La última vez que te hago caso Marina.
Los dos abrieron los paraguas y se dispusieron a salir cuando alguien entró.
-Joder ¿Tú también aquí?-Dijo Marina a Zacarías.
-¿Qué pasa?-Dijo el chico mientras dejaba su paraguas- Tengo examen mañana y vengo a estudiar.
-¿Tú también medicina?-Preguntó Ángel.
-Criminología- Zack miro a Marina con una sonrisa- Había quedado aquí con Víctor.
-¿Víctor?-Zacarías asintió-Hace rato que ha llegado.
-Ah, bueno pues entonces os dejo chicos, hasta luego.
Zacarías empezó a subir las escaleras pero Marina le paró.
-¡Espera! ¿Puedo hacerte compañía? Es que no tengo nada mejor que hacer.
Zack dudó pero al final pronunció un pontente "Sí".
-¿Qué haces Marina?-Preguntó Ángel extrañado.
Marina le guiño un ojo y salio disparada hacia Zacarías.
-¡Ya hablamos mañana!

()

Irene se puso el albornoz y empezó a secarse el pelo cuando sonó el móvil de Max que se encontraba encima del lavabo. Miró a su alredor buscando a Max pero este ya se había salido del baño y le esperaba sentado en la cama ya seco con otro albornoz.
-¡Max...!-Le llamó pero se callo al ver el nombre de la persona que le había mandado el sms.
-¿Qué quieres cariño?
Irene dudó, no debería de meterse en la vida privada de Max ¿Pero para qué le habría mandado un sms aquella chica?
-No nada, ¡Ahora voy!
Finalmente abrió el sms de Aurora.

Max dond stas?
deja a la stupida
d tu novia y vn.
t spero en mi
cuarto. Aurora.


()

Ángel de camino a la base de los Féniz localizó a Joel. Se quedó contemplándolo sin entender que estuviera bajo aquella agresiva lluvia sin paraguas y sin chaqueta. Joel estaba sentado en el suelo sin moverse llenándose de barro.
-¡Joel!
Ángel se acercó a él, colocó su paraguas encima de los dos y de dió cuenta de que estaba llorando.
-¿Qué haces aquí Joel?
Joel le miró con sus ojos azules pero enseguida bajó la mirada. Ángel se percató de su ojo morado.
-¿Qué ha pasado?
Joel contestó entre lágrima.
-Problema familiares- Ángel le miró sin saber qué decir- Todo me sale mal.
Ángel se agachó y se puso a su altura.
-Venga vámonos a mi cuarto y hablámos.
-Seguramente me vaya de la univerdiad.
-¿Qué?
-Y eso no es lo peor
Joel volvió a alzar la vista y fijó sus ojos llorosos en los de Ángel. Sus ojos temblaban y lloraban, como la última vez que los vió Ángel. Suplicaban ayuda, gritaba auxilio. Era una mirada tan débil...
-¿Qué es lo peor?-Preguntó Ángel intentando atudarle pues él le había apoyado con todo lo de Irene y se lo merecía.
-Esto es lo peor- Y los labios de Joel mojados por la lluvia y por sus lágrimas chocaron con los de Ángel, pero no fue como el beso de Max, sino un beso delicado y suave, frágil y jugoso, tentador y tierno. Los labios de Joel se introdujeron con delicadeza por los de Ángel y se rozaron tan suavemente como una ciricia. Ángel notó como sus mejillas se llenaban de las lágrimas de Joel y dejó caer el paraguas. Pronto la lluvia fue testigo de aquel beso, pero no la única: Un hombre de aspecto mayor se acercó a ellos dos y los apartó bruscamente.
-¡Papá!-Gritó Joel.
-¡Cállate! ¡Tú no eres mi hijo!- Y le pegó un puñetazo haciendo que impactara contra el barro.
-¿¡Qué hace!?-Gritó Ángel empujando a Lucas.
Lucas se giró y miró con asco al chico pelirrojo, apretó su puño y descargó otro puñetazo contra Ángel que cayó también al suelo.
-¡Papá párate!-Gritó Joel enfadado-¡Esto no es lo que parece!
-¡CÁLLATE TÚ!-Lucas volvió a pegar a Joel, primero un puñetazo, luego otro...-¡TÚ NO ERES MI HIJO!
Ángel volvió a levantarse y pegó un puñetazo a Lucas pero este tan solo se tambaleó y volvió a pegar a Ángel, después cogió a su hijo del suelo, volvió a pegarle y esta vez le reventó el labio.
-¡TE VOY A SACAR DE ESTA PUTA UNIVERSIDAD! ¡TE VAS AL EJÉRCITO!
Y dicho esto Lucas se apartó, le miró con asco y le escupió. Despues se marchó bajo la lluvia hasta que desapareció por la niebla.
Ángel se acercó rápidamente a Joel, le cogió del a cabeza y le secó la sangre del labio.
-¡DESPIÉRTAME JODER!-Gritó Joel enfurecido mientras lloraba bajo la lluvia lleno de barro y sangre- ¡DESPIÉRTAME DE ESTA PUTA PESADILLA!
Ángel intentó besarle pero él se apartó.
-No te equivoques...-Susurró y empezó a andar alejándose de Ángel.

()

Raquel metió rápidamente todas las fotos, cerró el sobre y lo escondió de nuevo en la rendija que tapó con aquel trozo de madera que sobresalía y se dispuso a salir de la habitación de Víctor cuando se chocó con alguien en el intento.
-Víctor...
-¿Qué haces aquí?
Raquel se puso colorada y enseguida empezó a temblar.
-Yo-yo...quería pedirte perdón por lo de ayer... ya sabes, lo de la torta, fui una estúpida y no tenía razón para dártela. Lo siento.
-Oh, ya...-Dijo él con una sonrisa- Tranquila no pasa nada, anda siéntate y hablámos.
Víctor se sentó en su silla del escritorio e hizo un ademán a Raquel. Finalmente Raquel se sentó en la cama de Víctor y le dedicó una sonrisa falsa intentando suavizar la tensa situación.


martes, 27 de octubre de 2009

Capítulo 18: Duros Golpes


Marina, se acercó al más solitario de los tres con seguridad y se sentó a su lado.
-¿Se escapó?- preguntó con inseguridad la chica y Ángel asintió con la cabeza.- No debería haberlo hecho, eso le traerá problemas... y puede que a ti también.
-Lo sé.
-Pero le dejaste quedarse en tu habitación, sabiendo lo que eso conllevaba.- El silencio de Ángel solo sirvió para confirmar la teoría de Marina.- Le quieres.
El chico abrió mucho los ojos y miró a su compañera con curiosidad.
-Puede.
-Uno no se mete en estos líos si no aprecia de verdad a la persona.
-Me gustaría poder ayudarle...- dijo susurrando.
-Pues ayúdale.
-¿Cómo?
La chica se levantó sonriente y cogió a Ángel obligándolo a levantarse del banco, se dirigieron hacia un lugar bastante apartado del campus, cerca de las piscinas, lugar que parecía prácticamente evitado por todos. Marina se acercó hasta el cordón policial y lo levantó invitando a su amigo a pasar.
-Venga, no me jodas, Marina. No voy a jugar ahora a CSI.
-¿Le vas a dejar tirado ahora?
La pregunta fue más que suficiente para que el chico pasara por debajo del cordón hasta la escena del crimen, ambos se acercaron al cuerpo dibujado sobre la hierba que horas atrás había sido ocupado por el mutilado cuerpo del profesor.
-Según Irene estaba abierto en canal...- comentó Ángel mirando con cautela el lugar.
-Por lo tanto... ¿qué falta?
-A parte de algunos órganos, falta... ¿sangre?
-¡Claro! Si el cuerpo humano tiene unos cinco litros de sangre y le abrieron en canal como mínimo habrá perdido tres o cuatro. Sin embargo aquí solo hay manchas diminutas de sangre ¿conclusión?
-No sé...
-Va, Ángel, piensa- insistió su amiga como si de un proceso dialéctico-socrático se tratase.
-No lo mataron aquí ¿no?
-¡Exacto! El problema es ¿cómo lo transportaron? Puede que lo mataran en algún lugar al que había ido Joel.
-¡Guau! Marina deberías estar estudiando criminología.
-Veo demasiadas películas... bueno ¿qué propones? Sería un lugar apartado, donde Joel pudiera haber estado y fácil de limpiar una gran cantidad de sangre
-Estaba en clase de Irene, y ambos estudiaban medicina, ¿algún quirófano de prácticas?
Ambos chico se miraron estupefactos, ¿cómo podían probar esa teoría? Obviamente la sangre ya no estaría allí en el caso de que el profesor hubiera sido asesinado allí, pero quizás quedara alguna prueba...
-¡Eh, vosotros!- una profesora joven con aspecto cansado sacó a los chicos de su ensimismamiento- ¡No podéis estar ahí!

( )

Joel llevaba media hora en la celda esposado junto a dos hombre de ropas raídas y un olor que incitaba al suicidio y lo que le quedaba... El inspector estaba muy cabreado con su actitud, le había hecho perder el tiempo y retrasar la investigación por lo que ahora, el inspector le retrasaría todo lo que pudiera el interrogatorio.
Sin embargo, para suerte de Joel, vio una cara conocida entre tanta pesadumbre: su compañaero Zacarías avanzaba mirándole con decepción.
-Hola- le saludó.
-Hola, ¿qué haces aquí?
-He venido a sacarte... No me quedaba pasta para pagar la fianza así que he llamado a Bob- dijo señalando con la cabeza a un hombre trajeado y corpulento que hablaba con autoridad con el inspector.- Es el mejor abogado de mi padre, te sacará de aquí en media hora si haces lo que te dice.
-Joder, Zack, eres el mejor tío.
-Vale. Nada de heroicidades ni gilipolleces ¿de acuerdo? No quiero volver a pisar esta maldita comisaría en la vida.
-Muchísimas gracias, de verdad. ¿Te puedo pedir una cosa más? Que no se entere mi padre, por favor, ya sabes como es, si se entera...
-Demasiado tarde, Joel, llamaron a tu casa cuando te fugaste, la has cagado, tío.

( )

Raquel se encontaba sentada con la cabeza apoyada sobre el hombre de Daniel en el mismo banco desde las primeras horas de la mañana, Daniel le había confesado tantas cosas que se encontraba algo mareada.
-Victor siempre ha sido así, me di cuenta de lo suyo a los diez años...- miró al horizonte- me intentó ahogar en la piscina y casi lo consigue de no ser por un amigo nuestro que estaba con nosotros. Nadie sabe nada de esto, pero Victor siguió torturando animales...
-¿Por qué no hablaste con tus padres?
-No lo supe entonces y no lo sé ahora.
-Deberías decírselo a laguien, callártelo no va a ayudarle.
-Lo sé...
-Y yo tampoco, no sé qué hago aquí, no debería estar con ninguno de los dos, es mejor para todos...
-No digas eso, Raquel...
-Sabes que es cierto.- El chico suspiró.
-Dime que no quieres estar conmigo, dime que quieres que me vaya dime que no me quieres y tu juro que no volveré a molestarte, ni me acercaré a ti, ni te llamaré: despareceré de tu vida.
Raquel le miró a los ojos con tristeza y, al hacerlo, sus sentimientos ganaron al sentido común y se abalanzó sobre los labios del chico con lágrimas en los ojos, lágrimas que descubrieron su miedo a perderlo.
Lejos de ellos, desde su habitación, Victor miraba con odio a la pareja y volvió a sacar su daga del cajón, se sentó en su cama, enchufó la minicadena hasta que no oía ni sus propios pensamientos y comenzó a deslizar por su anterbazo el delicado filo de la daga. Una sonrisa de profundo placer se extendió por su rostro.

( )

Irene y Max caminaban con tranquilidad de la mano hasta su siguiente clase cuando, Aurora, cansada y dolida por su situación se paró delante de ambos.
-Max, estoy harta de lo nuestro, no sé por qué esconderlo.
-¡¿Qué?!- exclamaron los dos a la vez.
-No te hagas el soprendido, cariño, lo siento por tu novia, se le ve una chica maja...
-Max ¿qué está diciendo?
-No le hagas caso, Irene, está loca, me lleva acosando toda la semana. ¡Déjame en paz!
Max empujó a su novia para que siguiera caminando, Irene, confusa, siguió caminando mirando con incredulidad a Aurora, pensando si debría creerla o no, por la reputación se decía que obviamente ella era una acosadora, pero tampoco podía negar la reputación de Max. Otra vez su corazón se decantó por pensar en la inocencia de su novio y se despidió con un largo beso.

( )

Zacarías estaba en lo cierto, Joel fue puesto en libertad en menos de veitne minutos, sin embargo no fue tiempo suficiente para que Lucas, el padre de Joel, no llegara a tiempo. Entró en la comisaría con aire amenazante que disimuló al ver al amigo de su hijo sentado esperando a Joel.
-Hola Zacarías, me alegro de verte. ¿Cómo está tu padre?
-Bien, creo.
-Os agradezco mucho lo que habéis hecho por Joel, de verdad.
-No se merecen, es como de la familia.
Justo en ese instante, Bob salió de la sala de interrogatorios seguido por Joel, quien palideció al ver a su padre allí y lanzó una mirada de eterna agonía a su amigo.
-Lucas, ha sido un placer verte, tengo el coche fuera, si permites que me lleve a Joel.
-No, tranquilo, Zacarías, no te molestes más por él.
-De verdad, si no es molestia, tengo que hacer el mismo camino...
-Joel viene conmigo, tenemos que hablar.
-Papá...
-Sube al coche- dijo con voz cortante.
El trayecto a penas duró unos minutos, que parecieron hacerse enternos con la dura mirada de Lucas a la carretera, Joel sabía lo que pensaba su padre y, peor aún, sabía lo que era capaz de hacer. Miró por el retrovisor y le calmó ver el BMV blanco de su amigo que los miraba preocupados, sin embargo, llegados a un semáforo su padre aceleró dejando atrás a Zacarías.
Al llegar a la universidad Lucas siguió a su hijo hasta su habitación donde cerró de un portazo y se quedó mirando con asco a su hijo, Joel lo miró con miedo, entonces su padre descargó con furia su mano sobre su rostro. Joel se giró por el dolor del impacto y posó su mano sobre su mejilla notando todavía el cosquilleo.
-¡Imbécil! Te dejé aceptar esa beca porque me prometiste que te pondrías las pilas. Y a la semana ya estás en la cárcel. ¿Qué coño te pasa?
-Papá yo no...- Otro golpe cayó con brutalidad sobre el rostro del chico.
-No quiero cuentos, otra tontería más y vas directo al ejército.
-Fue una equivocaión, no sé qué...
-¡No me repliques!- El último puñetazó que le propinó le hizo chocar contra la pared y se deslizo suavemente hasta quedarse sentado, las lágrimas empezaron resbalarle por el rostro.
Lucas miró a su hijo negando con la cabeza y salió de la habitación, dejando a Joel complentamente destrozado, quien se abrazó las piernas y comenzó a llorar desconsoladamente, notaba el dolor en la cara y la boca le sabía a sangre, volvía a ser como siempre... Había ido a la universidad Beasts pensando que se libraría de ese padeciemiento, pero parecía perseguirle constantemente.

( )

Raquel entró de nuevo en su calse, nerviosa, preguntándose cómo podría volver a mirar a Victor a los ojos, pero allí estaba él, sentado en el sitio de siempre, le sonrió, como de costumbre, y la chica avanzó con cautela a su sitio jutno a él. Para su suerte, la profesora llegó y comenzó con la explicación en seguida por lo que no tuvo que fingir y entablar una conversación con su compañero. Aunque él parecía no pensar igual.
-¿Qué tal?- susurró Victor.
-Bien.- Contestó ella mirando a la profesora.
-¿Con Daniel, bien?
Raquel se giró para mirarle a los ojos.
-¿Qué quieres que te diga, Victor?
-Nada... ¿te ha dicho ya lo especial que eres? ¿que eres única? Te aconsejo que no te lo creas demasiado, por tu bien.
-Vete a la mierda.
-Vivo en ella constantemente. No me llames llorando cuando veas lo que de verdad quiere mi hermano de ti.
Raquel se volvió a Victor cabreada y le dio una bofetada a su compañero lo que provocó el silencio absoluto de toda la clase y miradas asombradas a Raquel y Victor. La profesora miró con preocupación a sus alumnos.
-¿Qué ocurre? ¿Os importaría salir y arreglar vuestros problemas fuera? Tengo que dar una clase.
Victor se levantó del asiento dolido y salió del aula. Raquel, orgullosa, respondió con miradas de odio a todo el que se encontraba mirándola.

( )

Cuando Marina llegó a su habitación se quedó paralizada en la entrada al ver a la persona que se encontraba sentada sobre su cama, abrazándose las rodillas.
-¿Qué estas haciendo aquí?
-¿Puedo dormir contigo?
Marina lo pensó un instante y luego se rindió a su mirada arrepentida. Se cambió de ropa y se sentó en la cama con Aurora.
-Estoy cansada de todo esto- confesó la chica- Creo que nadie me aprecia de verdad.
-No digas eso, tonta- dijo Marina abrazándola y besándole en la frente.
Como en los viejos tiempos. estuvieron de confesiones hasta altas horas de la noche, hasta que finalmente el sueño comenzo a vencer a Marina.
-Es hora de dormir, mañana hay clase.- Dijo tumbándose.
Aurora le miró con curiosidad y se puso encima de ella.
-¿Qué coño..?- No llegó a termina la frase ya que Aurora había estampado sus labios sobre los de Marina que muy sorprendida se dejó llevar hasta que Aurora cambió y comenzó a besar su cuello.
-¡¿Pero qué te pasa?! No puedes tratarme como a una mierda y, de repente esto.
-No lo niegues, te ha gustado.
-Piérdete.- Respondió. Le dio la espalda y apagó la luz.- Buenas noches.

lunes, 26 de octubre de 2009

Capítulo 17: Envidia


Aurora estaba tumbada en su cama, oyendo como el agua de la ducha caía, con la mirada perdida en el techo, inmersa en sus pensamientos.
Deseando encontrar lo que realmente la hiciera feliz, aunque ella ya pensara que lo tenía.
El sonido del agua cesó y después de un rato observó como Max salía del baño y se empezaba a vestir delante de ella.

-Tengo que irme ya.-Dijo Max.
-Pero si son las tres de la madrugada, podrías quedarte aquí un rato más y divertirte.
-Mañana es lunes y hay clases ¿recuerdas?
Aurora se levantó de su cama con la poca ropa que aún le quedaba puesta, y se abalanzó sobre Max besándolo.
-Te he dicho que ahora no-Y Max se separó de Aurora bruscamente.-ya sabes como va esto, mañana nos vemos.

Y Max salió de la habitación, dejando a Aurora de pie observando la puerta ahora cerrada.
Los pensamientos volvieron a surgir, la felicidad que anhelaba, quería descansar en paz junto a alguien que realmente la quisiera.
Fue al baño y empezó a ducharse, intentando quitarse el olor a sudor de encima, dejando que el agua cayera sobre su rostro y su pelo castaño.

-Serás mío, cueste lo que cueste…

Aurora se vistió rápidamente y salió de su habitación.

()

-¿Qué haces aquí?-Preguntó Irene al ver a Joel en su habitación.
-Irene no digas nada de esto a nadie…
-¿Cómo…? No me digas que…
-Irene Joel se ha escapado de la policía, y necesita un lugar donde esconderse.-Dijo Ángel intentando que no pareciera más grave de lo que era.
-¡ÁNGEL!¡eres su cómplice!
-Irene déjame que me explique, solo quiero pasar una noche tranquila-Dijo Joel mientras se acercaba a ella con las manos abiertas delante suya.-mañana me entregaré, pero déjame descansar por hoy…
-Joel no puedes hacer esto, no podéis pedirme que haga como si nada…
-Irene ya lo has oído mañana se entregará, deja que todo esto pase… con una de tus sonrisas.-Decía Ángel al fondo de la habitación observándolos junto a la ventana, intentando que Irene cambiara de opinión.
-No puedo… no puedo más.

Irene se dejó caer de espaldas contra la puerta observando a sus compañeros.

-No soy tan feliz como parezco, has pasado mucho tiempo con migo Ángel… y todavía no sabes que yo también sufro…
-Irene…-susurró Ángel con la mirada perdida en su amiga, siempre la había visto feliz, no imaginaba lo que ahora podía estar recorriendo su cabeza-yo no…
-Quedaros aquí, yo buscaré otro sitio para dormir.

Irene salió de la habitación con la mirada perdida, sus pasos apenas eran audibles, vagaba como una sombra por la oscuridad de la noche, fundiéndose con el paisaje.

Ahora solo quería descansar.

-¿Irene?¿Qué haces aquí?
-Max…

Irene salió corriendo hacia él, y o abrazó con todas sus fuerzas sin dejar ni un milímetro entre sus dos cuerpos.

-Irene…¿Qué te pasa?-Dijo Max rodeándola con sus brazos.
-No me dejes sola, no me dejes…-Dijo Irene entre sollozos.
-Irene yo nunca te boy a dejar, ¿porqué me preguntas eso?

Irene se separó de Max, pero, solo lo justo para poder mirarle a los ojos.

-Déjame dormir esta noche en tu cuarto, no se a donde ir…
-Irene, siempre me vas a tener…

Parecía que estuvieran solos en la oscuridad del campus, solamente la luna podía proporcionar un poco de luz, una luz que los bañaba, lo justo para que unos ojos extraños pudieran adivinar de que dos figuras se trataban.

Los ojos comenzaron a entrecerrarse, y cuando la pareja pareció alejarse lo suficiente la figura se adelantó dejando que la luna también iluminara su cuerpo.
Un cuerpo delgado, con el cabello oscuro y mojado cayéndole hasta los hombros.
Una figura que pertenecía a Aurora.

()

La oscuridad bañaba el dormitorio de Raquel, que estaba escondida bajo el escritorio, era un estupidez ya que si alguien entraba la iba a ver de todos modos, pero allí se encontraba mejor, resguardada de sus miedos.
Tenía sus sentidos agudizados y su vista medio adaptada a la oscuridad.
Oyó el crujir de la madera del pasillo, y retrocedió hasta golpearse contra la pared.
El pomo de su puerta comenzó a girar, Raquel rezaba por que todo esto fuera una pesadilla, suplicaba a Dios para poder despertar en la habitación de su casa, donde su madre le habría preparado el desayuno, donde todavía eran vacaciones de verano, donde nunca habría imaginado lo que estaba apunto de vivir.

La puerta se abrió lentamente, dejando ver la figura de un joven, esperando de pie frente a el dormitorio de Raquel.

Poco a poco la figura comenzó a acercarse, tanto que llego un momento que solo le hacía falta agacharse para poder mirar directamente a Raquel a los ojos.
Raquel ya hacía tiempo que había dejado la esperanza a un lado, sabía que era Víctor, sabía que después de lo que le hubiera echo a Daniel ahora le tocaba a ella por haberlo descubierto.
La figura descendió hasta que su cara se puso frente a la de Raquel, tan cerca que incluso podía sentir su aliento.

Su mano le acarició la mejilla, ahora empapada en lágrimas, y su otra mano buscó algo en el bolsillo, cuando lo sacó una pequeña llama procedente de un mechero iluminó ambas caras.

Raquel empezó a llorar, esta vez sin importarle el ruido que hacía y se tiró hacía esa persona abrazándola lo más fuerte que podía.

-Daniel… eres tú…
-¿A quién demonios esperabas?-Dijo el chico con un apequeña sonrisa en la cara.

()

Marina despertó en la cama de su cuarto, era la primera vez que había dormido tan bien desde que había llegado a la universidad.

Se levantó y se fue al baño para ducharse como de costumbre, cuando acabó cogió su bandolera y salió por la puerta de su cuarto.
Golpeando algo que había frente a su puerta.
Un pequeño ramo de flores silvestres, que ella bien reconocía ya que eran flores que habían en el campus.
Había un apequeña nota escrita y Marina la comenzó a leer.

“No sé si realmente te gustan estas cosas, pero tienes que reconocer que me lo estoy currando…”

A Marina no le desagradaban estas cosas, pero tampoco se la esperaba.
Una sonrisita se dibujó en su cara, entró de nuevo en su cuarto y dejó las flores en el recipiente para guardar los cepillos de dientes que ella tenía, con un poco de agua dentro.

Y ahora sí, salió de su cuarto con la intención de encontrarse con Zacarías y hacer como si nada hubiera pasado, sólo quería ver la cara que tendría al verla.
Iba paseando por el campus, fijándose en todos los chicos para ver si él, estaba por ahí.

Pero en lugar de eso se encontró con una imagen poco común.
Irene junto a Max, que parecía intentar consolarla, a lo lejos Ángel sentado bajo un árbol observando con la mirada perdida como Joel se alejaba directo al inspector Ramírez y Raquel sentada en un banco junto a Daniel bastante feliz.

-¿Pero qué coño a pasado esta noche…?

sábado, 24 de octubre de 2009

Capítulo 16: Miradas.


Joel volvió a mirar a Ángel. Sus ojos azules se derritieron, temblaban y amenzaban con llorar, buscaban ayuda, llamaban a gritos a un salvador, pero sabía que era inevitable y así sucedió. Aquella sensibilidad en su mirada, hizo sentirse mal a Ángel, una mirada transparente que mostraba debilidad, una incapacidad absolutamente triste para poder continuar solo sin nadie a su lado. Necesitaba a alguien.
-Tranquilo, todo ira bien...-Susurró Ángel aunque Joel ya estaba demasiado lejos.
El inspector Ramírez y lo demás policía sacaron esposado a Joel de la cafetería, sin perder el tiempo todo el mundo empezó cuchillear. Ángel apretó los puños y salió de la cafetería enfadado.
()
-He estado en el hospital y ni si quiera te has preocupado por mí, no fuiste a visitarme.-Reprochó severamente Irene a Max mientras se sentaba en su cama.
-Cariño, no sabía lo que sucedía todo pasó muy rápido, entiendeme. ¿Crees que no me siento culpable?
Irene miró a Max con sus grandes ojos verdes, una mirada sin apenas fuerza y cansada que deseaba comprensión. Max le abrazó y le dió un pequeño beso.
-Irene yo te quiero, ya te lo he dicho: Lo siento, he sido un estúpido. Lo siento...
Irene le devolvió el beso.
-Yo tambien te quiero, quizá demasiado...
-Nunca es demasiado.
De pronto la puerta de la habitació se abrió de golpe.
-¡Fuera!
Max e Irene se giraron sobresaltados.
-¿¡Que te pasa pelirrojo!?
Ángel volvió a chillar.
-¡Fuera de mi habitación capullo! Necesito hablar con Irene ¡ya!
Max se levantó de la cama y empujó a Ángel que impactó contra la pared y cayó al suelo.
-Te voy a partir la cara marica...-amenazó.
-¡Ya basta!-Gritó Irene mientras se levantaba y cogía a Max.
-Está bien...-Dijo este- Lo hago por Irene, porque la quiero... ya hablamos princesa.
Max salió y cerró la puerta con un portazo mucho más fuerte que el que había dado Ángel al principio.
-¿Estás bien?-Susurró Irene-Aveces se le va... Pero es buena persona.
-Irene, han detenido a Joel.
Ángel se levantó y se asomó por la ventana para tomar el aire.
-¿A Joel también? ¿Qué es esto? ¿un juego? ¡Nos van a detener a todos!-Ángel abrazó a Irene- Oh, tranquilo, haremos huelga si hace falta, ¡Nos desnudaremos enfrente de la comisaría!
Ángel se apartó de Irene y le miró con una sonrisa amarga.
-Esto no es para bromear Irene, estoy arto de este fin de semana...
-Si Joel es inocente no hay nada por lo que preocuparse, ya has visto a Marina...
-Sí-Afirmó Ángel pensativo- Irene... no tendrías que volver a juntarte com Max.
Irene se tiró cansada encima de la cama.
-¿Y por qué? Es mi novio
-¡Casi mueres por su culpa! ¡Y me ha empujado, joder!
-¿¡Por qué le tienes tanta manía!?¿¡Por qué le has insultado cuando has entrado!?
-¡Pues preguntale a él!
Ángel salió de la habitación dejando a Irene sola.
()
Raquel alzó la cabeza y dejó que el aire acariciara sus fracciones y que el sol bañara su cara. Estaba apoyada en el árbol donde se solía sentar cuando necesitaba desconectar. Miró las casas del campus y el edifio principal que se encontraba demasiado lejos. Pensó que quizá esta nueva vida no era la adecuada, estaban pasando demasiado cosas, cosas que la engullían poco a poco y cuando se diese cuenta estaría tan atrapada que no iba a poder salir adelante. Necesitaba escapar.
-Sabía que estarías aquí...
Raquel levantó la vista, enfrente de ella se encontraba Daniel, que como siempre había aparecido a su lado sin el menor aviso o ruido.
-¿Qué quieres?-Preguntó ella fríamente.
-Quería hablar sobre el beso de anoche.
Raquel movió la cebeza como si le pesase demasiado y le miró cansada.
-No fue nada. No hay nada de lo que hablar Daniel...
-Para mí significo mucho, es lo que siento... - Raquel giró la cabeza ignorándolo-Raquel escuchame porfavor, me cuesta expresarlo y no sé como decirtelo me atraes desde el primer momento que te ví, quiero estar contigo, lo siento, siento esa sensación...No sé... y sé que tú sientes lo mismo.
Raquel le miró con sus brillantes ojos azules, aquellos ojos que sobresaltaban al estar en aquel rostro tan pequeño. Le miró con una mirada llena de dolor y de inseguridad que Daniel supo ver.
-¿Por-Por... qué es todo tan dificil?-Soltó mientras empezaron a cer lágrimas de sus ojos- No quiero que Víctor y tú os peleeis por mi culpa, no quiero tener que elegir... No me hagais esto, porfavor, déjame, no lo hagas más dificil.
Daniel miró hacia la extensidad del capus, había dicho lo que pensaba, algo que no hacía con nadie y todo para nada... Quizá no podría ganar siempre. Se fijó en la puerta de la casa de los cuervos donde vislumbróa su hermano sentado mirando hacía donde estaban ellos dos. Raquel siguió su mirada y localizó a Víctor que le miraba sin pestañear.
-Tengo que irme-Fijo ella y se levantó de árbol dispuesta a alejarse sin importarle donde le llevaran sus pasos, solo quería estar sola.
()
-Pues mira Zacarías, piensa lo que quieras, me da igual-Repitió Marina- Además, si me sacastes de allí es porque sabes que no soy culpable.
Marina se alejó de Zacarías y se apoyó en un árbol del capus mientras fumaba su cigarro. Estaba cansada de todo lo sucedido, Hace nada se había duchado y puesto ropa cómoda, le dolía la cabeza y no le apetecía discutir. Zacaría se acercó a ella y apoyó sus manos en el árbol, acercándose peligrosamente a ella.
-¿Qué haces Zack?
Zacarías acercó sus labios a la oreja de Marina y susurró:
-Me vuelves loco, rubia.
Marina no respondió.
-Por eso te saqué de allí. No me importa lo que hayas hecho y la duda me da mas morbo.
Marina se quitó el cigarro de la boca aguantandolo con la mano izquierda mientras con la mano derecha cogia la cabeza de Zacarías y lo acercaba el suyo. Juntó sus labios a los de él. Le besó con desesperación, salvajemente y despues le pegó un pequeño mordisquito.
-Guau...-Sururró él.
Marina volvió a darle una calada al cigarro y dejó salir el humo aposta contra el rostro de Zack.
-Si te da morbo entonces no te lo negaré y...-Apartó a Zacarías de enfrente suya y empezó a andar- si quieres llevarme a la cama tendrás que hacerlo mejor, sigue intentandolo campeón.
()
-Vuelvo a repetirte...¿Entoces no sabes donde se encuentra el arma blanca con la que se cometió el crimen? No sé, tal vez un cuchillo, una navaja...
Joel se encontraba sentado enfrente del inspector Ramírez.
-Le vuelvo a decir que no, no soy culpable...
El inspector le miró cansado sin decir nada más durante un tiempo largo. Joel rompió el silencio.
-Gracias por quitarme las esposas.
-De nada-Contestó el hombre- ¿Quieres un café?
-No, gracias.
El inspector salió por la puerta dejando al muchacho rubio en la sala completamente solo, y sin esposas. "Un grave error" Pensó Joel. Una pena pues el inspector Ramírez tendría que beberse el solito su café, sin compañía de nadie.
()
Ya era de noche y ya había llegado la hora, Aurora esperaba donde siempre, en la puerta de los Cobras y Max no tardó en aparecer. Se besaron discretamente y después entraron a la casa. Entraron en la habitación de Aurora y ésta ejerciendo el papel de dominante echó a Max encima de la cama.
-¿Y la estúpida de tú novia?
-No le llames estúpida.
-Cierto, quizá no sea tan estúpida cuando no lo ha dejado contigo...
Auora se colocó encima de Max y le quitó la camiseta. Acarició su pelo rubio corto, los pechos marcados por el duro trabajo físico. Después ella misma se quitó su camisa y volvió a besar a Max.
-No te olvides que lo nuestro solo es sexo, nada más.
Aurora le miró dañada por las frías palabras de Max, le miró con sus grandes ojos negros sin fin, una mirada resquebrajada por los golpes de la vida e incomprendida, pero enseguida lo olvidó todo cuando Max empezó a besar sus pechos, ella no tardó en seguirle el juego.
()
Raquel oyó un ruido y enseguida despertó. Abrió sus grandes ojos y miró en la oscuridad, pero nada. Esperó hasta que sus pupilas se adaptaran, su habitación estaba completamente normal. Si hubiera sido en otro cualquier lugar no le hubiera dado importancio a un simple ruido, pero era tan extraño oír un ruído en la casa de los cuervos...Se levantó de la cama y salió al pasillo. Estaba todo completamente oscuro. Caminó por le pasillo hasta que se percató de que la puerta de la habitación de Daniel se encontraba abierta. Se acercó sigilosa como un gato y se asomó por la rendija. Se quedó sin respiración: Daniel se encontraba durmiendo en su cama, y al lado suya de pie se hayaba Víctor que juagaba con algo entre sus manos. Raquel se preguntó que estaría haciendo Víctor a aquellas horas en la habitación de su hermano. Le miró dudosa sin saber que hacer, si entrar como si nada o simplemente irse a la cama. Se decidió por la segunda opción cuando descubrió con horror que lo que ágarraba Víctor entre sus manos era aquella pequeña daga...
-No...-Susurró pero bastó.
Víctor alzó la mirada hacia su posición. Enseguida Raquel asustada retrocedió, la mirada de Víctor le hizo sentir un extraño escalofrío por el cuerpo. Una mirada desconocida y oscura, llena de miedo y frialdad. Raquel no se lo pensó dos veces, avanzó por el pasillo con el corazón encogido, llegó a su cuarto y cerró la puerta intentando no hacer ruido, con el temor que la descubriese. se sentó en su cama y se apoyó en el respaldo escondiendo su cabeza entre sus rodillas. No quería pensarlo, no quería temerse lo peor, pero... si no era lo que pensaba....Entonces ¿Que hacía Víctor a esas horas de la madrugada con una daga en el cuarto de Daniel? Por primera vez Raquel sintió miedo de estar en aquella casa.
()
Ángel no podía dormir, sus lágrimas cristalinas caían bañando su rostro, miraba a su compañera de habitación, Irene dormia a pesar de todo lo que le había sucecido en apenas unas horas. Estaba harto, odiaba a ese tal Max después de la anterior noche, primero por lo de Irene y después por lo que le intentó hacer... Sus mayores apoyos en la universidad era Irene y Joel y ahora todo había cambiado. Irene estaba extraña, su novio le había agredido y a ella le daba igual, o eso parecía, y Joel... se lo habían quitado de las manos, así de simple. Se sentía solo, eran demasiadas cosas. Se restregó la mano por debajo de sus ojos grises secándose las lágrimas. Miró el despertador, eran las tres de la mañana del lunes dentro de nada estaría dando clase y pasaría mucho sueño. De pronto tocaron a la puerta. Ángel creyó haberlo soñado pero el sonido volvió a repetirse.
-¿Sí...?
-Soy yo.
Ángel se levantó nervioso incapaz de creer lo que oía.
-¿Joel?
-Necesito entrar, me he escapado.
El muchacho pelirrojo abrió al puerta rápidamente y dejó entrar a su amigo.
Joel entró sin dudar y se coló en el baño.
-¿Qué haces aquí? ¿Y como es que te has escapado Joel? ¡No me jodas!-Se quejó mientras le seguía al baño.
-Es muy largo que contar y no soy culpable, no tienen derecho a retenerme-Joel se quitó la camiseta-Necesito una buena ducha fría.
-Vas a empeorar las cosas...Si eras inocente no tendrías que haber escapado... ahora tendrán más motivos para pensar que eres culpable.- Joel se quitó las converse y se después los pantalones vaqueros quedándose sólo en boxer ajusatdos-¿Y por qué no has ido a tu cuarto?
-No puedo, mi compañero me delataría y ese sería el primer sitio donde buscarían... no tengo donde ir.
Ángel se quedó mirando el cuerpo perfecto de Joel, un cuerpo perfecto sin duda, miró sus partes avergonzado y con miedo, sin duda era un cuerpo que incitaba al pecado.
-Te dejo solo-DijoÁngel sin saber qué decir- Para que te duches...
-No... quédate, necesito compañía, porfavor.
Joel se quitó los boxers dejándose completamente desnudo y Ángel no puedo evitar mirar. Una mirada llena de deseo prohibido, de lo inalcanzable, lujuria y placer. Contempló su cabello dorado, su espalda musculada, su cintura, sus gluteos perfectos y sus piernas rubias. Parecía una escultura. Sintió esa sensación de tocarlo, saborearlo, sentirlo...sintió la tentación, quería tener a Joel más cerca.
Joel se introdujo en la ducha y cerro la mapara, enseguida encendió la ducha y el agua fría empezó a caer por su cuerpo.
-Háblame, necesito estar ocupado para no pensar.
Ángel se acercó a la mampara donde se podía ver el cuerpo translucido y algo borroso de Joel, pero para él era suficiente. Joel se encontraba mirando la pared mientras que el agua recorría su rostro, dándole la espalda a Ángel. El chico pelirrojo colocó su mano en la mapara, sólo unos centimetros le separaban del cuerpo de Joel.
-Háblame-Volvió a pedir Joel con su cariñosa voz.
Ángel pareció despertar.
-Son las tres de la madrugada y mañana hay clase...tienes que pensar algo, tendrías que entregarte...
-Éso ya lo pensaré más tarde, ahora necesito descansar...¿Puedo dormir aquí, verdad?
-Claro... No hay problema, somos amigos.

viernes, 23 de octubre de 2009

Capítulo 15: Más culpables


Raquel contempló la daga hasta que Victor la volvió a guardar en su cajón, pero no era una mirada horrorizada, ni una mirada de pánico, si no de curiosidad. Victor sí que se sentía enfadado consigo mismo y furioso por no saber cómo se había tomado Raquel aquello exactamente.
-Tranquilo- susurró ella. Poco a poco fue subiéndose la manga de su jersey y dejando a la vista los cortes y cicatrices de su antebrazo. Victor la miró con preocupación y luego le sonrió mostrándole también su antebrazo con un largo y espeluznante corte.
Ambos se quedaron un largo rato mirándose a los ojos sin decir nada, sus intensas miradas fueron más que suficientes.

( )

Fue la noche más larga de sus vidas, Ángel y Joel pasaron la noche en el hospital con su amiga, durante la cual no despertó. Ambos se apañaron para dormir en el diminuto sofá de la habitación de Irene. Joel se despertó apoyado en el hombro de su amigo quien se había despertado miuntos antes y no quería moverse demasiado.
-Lo siento, tío.- Se disculpó percatándose.
-Tranquilo.
Ángel se levantó y se dirigió a la cama de Irene. La miró con cariño y odió a Max por haberle echo estar donde estaba.
-Max es un capullo.- Susurró acariciándole el rostro a su amiga.- No se volverá a acercar a ella.
-Por la cuenta que le trae no se acercará a ninguno de los dos...- Contestó Joel acercándose a Ángel. Tras un profundo silencio el chico apartó la vista de su amigo- Voy a subir algo para desayunar ¿vale?

( )

Marina se despertó en su cama, recordando con poca claridad la noche anterior, había acabado demasiado mal como para merecer ocupar un espacio en su memoria. Miró a su alrededor y se encontró con su salvador en el suelo. Zacarías dormía profundamente acurrucado en un rincón de la habitación, Marina se sintió mal consigo misma: había arrastrado a Zacarías hasta la comisaría y le había hecho pagar el dinero de su fianza, decidió que perdería su orgullo y le pediría dinero a sus padres para devolvérselo a su dueño. Se levantó mareada y entró al baño para asearse: aún llevaba el mismo vestido de la noche anterior.
Al salir, el chico seguía durmiendo, Marina se acercó y le empujó suavemente, él abrió los ojos y se le quedó mirando durante unos instantes. Se levantó rápidamente.
-Me alegro de que estés mejor.- Dijo Zacarías secamente.
-Gracias por lo de ayer Zacarías, no tendrías que haber venido.
-Ya... Vístete- dijo echándole un vistazo a la toalla que llevaba la chica alrededor- Joel me llamó anoche, a Irene le ha dado una sobredosis, quiere que le lleve algo de ropa limpia a los tres.
-¿Tres?
-Ángel está con ellos.
Marina se vistió con un amargo sabor de boca, Zacarías se comportaba de manera demasiado hostil con ella ¿por qué? ¿había pasado algo que no recordaba?

( )

Raquel caminaba con parsimonia por el campus. No había conseguido decirle nada a ninguno de los dos hermanos, pero había compartido un momento demasiado extraño con Victor, la chica pensaba que podían llegar a tener bastantes cosas en común, incluyendo sus debilidades... en lo que parecían coincidir; lo que no significaba que podía mantener su amistad con Victor, debía de cortar la relación con ambos hermanos para evitar más peleas entre ambos. De repente vio venir a Max acercarse a ella, con aires de superioridad, para no variar.
-Oye, tú. ¿Sabes algo de Irene?
-¿De Irene? ¿qué tendría que saber?
-No sé, la estoy buscando y no la encuentro por ningún lado ni a ella ni a su amigo... No recuerdo bien lo que pasó anoche y...
-Ya, vale.- Le cortó Raquel que vio a Marina caminar rápidamente y con la cabeza gacha tras Zacarías.- ¡Marina!
La chica se paró y miró a Raquel.
-¿Qué pasó anoche con Irene?
-Le dio sobredosis, el ímbecil de su novio no sabe controlar. Nosotros vamos al hospital ¿vienes?
-Claro.- Respondió asombrada.

( )

Poco a poco Irene fue abriendo los ojos lentamente para encontrarse reflejada en los ojos de Ángel que la miró aliviado. Con unas pequeñas lágrimas amenazando con darse a la fuga Ángel besó el rostro de su amiga, quien le sonrió agradecida.
-Menuda mierda de noche ¿eh?- comentó sonriente.
-Creo que todos acabamos mal ayer.- Respondió Joel- Marina en la cárcel, Raquel en medio de una pelea...
-¿Cómo te encuentras?- preguntó Ángel.
-Cansada... seguro que estoy fatal- Dijo bromeando.
-Tranquila, le he pedido a Zac que nos traiga a todos algo de ropa.

Justo en ese momento entró el chico seguido de Marina y Raquel que se acercaron a la cama de Irene.
-¿Estás mejor?-preguntó Raquel e Irene respondió cansinamente con la cabeza.
-Irene tendrías que tener mas cuidado- la reprendió Marina.- Max es un imbécil.
-Lo sé- dijo Irene arrepentida.
Tras unos minutos de charla entre ellos, el médico apareció por la habitación para tomarle la tensión a Irene de nuevo, sin embargo, al ver a tanta gente, se indignó y los expulsó de la habitación, aunque también les animó diciéndoles que probalblemente le diera el alta esa misma mañana.

( )

Marina se escabuyó a la cafetería con la excusa de que necesitaba comer algo. Se encontró con Zacarías allí que bebía una coca-cola mientras apagaba con debilidad su cigarro. La chica se sentó a su lado.
-Te devolveré el dinero, no hace falta que me trates así.
-No es por el dinero, Marina- suspiró- No quiero pensar que hice mal al sacarte.
-¿Crees que tuve algo que ver?
-No sé- dijo esquivando la mirada de la chica.
-Zacarías- dijo mirándole fijamente- Te juro que no le maté yo.

( )

Joel y Ángel se cambiaron y aprovecharon para salir a despejarse.
-Gracias por estar aquí esta noche, la has hecho más llevadera.- Le dijo Ángel.
Joel le respondió con una deslumbrante sonrisa.
-Cuida de ella si de verdad te importa.- Respondió Joel mirando al suelo.
-Claro que me importa, es mi amiga.- Intentando dejar claro que no había ninguna segunda inteción en las palabras de Joel.
-Vale...- contestó pensativo.
Ambos siguieron andando por las cuidadas instalaciones del hospital hasta llegar a la sala de espera principal.
-Oye- preguntó- lo de anoche...
-¡Hola chicos!- saludó Marina interrumpiéndolos- Ya le han dado el alta a Irene, Zacarías ha ido a por el coche.

( )

Al bajar del coche Ángel acompañó a Irene a su cuarto, y se encontraron con una desagradable sorpresa en la habitación.
-¿Cómo coño has entrado?- preguntó Ángel enfadado.
-Tengo que hablar contigo, Irene.
-No hay nada que hablar.- dijo la chica cortante.
-Por favor...- susurró Max mirándole con infinita tristeza.- Necesito explicarme...
-De acuerdo- respondió al fin mirando a Ángel dándole a entender que los dejara solos.

El chico salió cerrando la puerta de un portazo cabreado con la actitud de su amiga, para su suerte se encontró con Joel en la cafetería con unos amigos y se encaminó hacia a él. Sin embargo, alguien tenía el mismo propósito: el inspector Ramírez se acercó a Joel.
-¿Joel?
-¿Sí?
-¿Podría acompañarme por favor?
-Claro- respondió el chico confundido. Ángel les siguió disimuladamente hasta un rincón del edificio en el que el inspector se dirigió a Joel discretamente.
-Verá, hemos detectado su ADN en el cadáver, creo que tendrá que acompañarme a comisaria hasta que se le descarte como culpable.
-¡¿Qué?! ¡Esto es increible! ¡Pero si yo estuve en mi cuarto todo el día!- dijo Joel nervioso.
-Le espero en el coche, tiene diez minutos.
El chico no tuvo tempo de contestar, se apoyó contra la pared y se tapó la cara con las manos con pesadumbre, Ángel se acercó a él y lo abrazó.
-Tranquilo ¿vale?
-Menuda mierda, Ángel, no entiendo nada.
-Seguro que hay una explicación... no te preocupes.

Capítulo 14: discusiones familiares


-¡¡¡NO!!!-Dijo Raquel desesperada, viendo como Víctor estaba encima de Daniel golpeándole sin parar, mientras este se intentaba defender.
La gente comenzó a formar un corro alrededor de ellos, pero nadie se metió dentro de la pelea.

-¡Solo la quieres porque estaba interesada en mí!-Dijo Víctor golpeándole otra vez en la cara.
-¡¡¡ESTÚPIDO!!! ¡¡¡SUÉLTAME!!!

Daniel intentaba levantarse del suelo, pero Víctor se lo impedía una y otra vez atacándole con todas sus fuerzas.

-¿Por qué siempre me quitas todo lo que tengo? Podrías tener a cualquier chica ¿Por qué ella?

Daniel consiguió soltarse de su hermano golpeándolo en la espalda con una de sus piernas.
Rápidamente te puso en pié y le placó con todas sus fuerzas, haciendo que impactara contra una de las paredes del escenario.
Víctor intentó golpear de nuevo a Daniel, pero este esquivó el golpe y contraatacó golpeándolo en las costillas.
Lo demás sucedió muy rápido.
Raquel se metió en medio de Víctor y Daniel abrazando a este último para que parara de golpear a su hermano.
Aún corriendo el riesgo de llevarse un golpe se interpuso entre los dos, intentando hablar, aunque sus palabras se ahogaban entre un mar de lágrimas.

-Por favor parad ya…-Susurró Raquel.

Daniel retrocedió varios pasos, observando a Víctor y a Raquel.

-No voy a dejar que te la quedes y le hagas daño.-Dijo Víctor con desprecio a su hermano.
-¡¿DAÑO?! Loco psicópata solo la intento proteger de ti.- y Daniel volvió a avanzar varios pasos en dirección a su hermano
-Por favor… -Volvió a susurrar Raquel levantando las manos para parar a Daniel.

Los dos hermanos se la quedaron mirando, y ambos se relajaron un poco, dejando su rivalidad en este momento, solo por no hacerle más daño a la persona que ellos querían.

-Tienes suerte de que ella este aquí…-Dijo Víctor desapareciendo entre la multitud.-pero esto todavía no ha acabado…

()

-Irene por favor no me dejes…-Decía Ángel cogiendo la mano de su amiga.

Ángel y Joel iban en la ambulancia dirección al hospital, uno sentado frente al otro e Irene tumbada en una camilla mientras los médicos intentaban estabilizarla.

-Irene… vuelve con nosotros.

()

-Díganos señorita, ¿dónde estaba usted la noche que mataron a su profesor? -Dijo el señor Ramírez.

Marina pareció pensárselo dos veces, y al final con una pequeña risita en su cara respondió.

-Estaba en mi dormitorio, y no, nadie puede confirmar que realmente estaba allí.
-¿Realmente sabe la gravedad de este asunto?
-Sinceramente me alegro que este muerto.

Todo el mundo se quedó en silencio en la sala donde el inspector Ramírez estaba tomando declaración a Marina.

-¿Entonces no nos va a contar más información que nos sea útil?
-Me temo que no.
-Esta bien, encerrarla por esta noche, así seguro que se le despeja la cabeza y estará mas dispuesta a hablar.

Dos policías acompañaron a Marina a una pequeña celda, habían varias chicas más allí dentro, con pinta de señoritas de la calle.
Marina se sentó en uno de los bancos que había en la celda y apoyó la cabeza contra la pared.

-Me cago en la puta…

()

-¿Cómo crees que está?-Le preguntó Ángel a Joel.
-No tengo ni idea, pero no te preocupes por eso, seguro que la salvaran y dentro de nada volveremos a estar como siempre.
-¡¡¡Hijo de puta!!!¡¡¡ME CAGO EN MAX!!!-Dijo Ángel mientras se levantaba de su asiento en la sala de espera y le pegaba una patada a la pared.
-Tranquilo Ángel, estamos en una sala de espera, no deberías molestar.
-Joder, es mi amiga-Dijo Ángel dejándose caer sobre en suelo cogiéndose la cabeza con las manos.-no quiero que le pase nada por un imbécil como esos.

Hubo un silencio amargo, Joel se levantó de su asiento y se acercó lentamente hacia Ángel.

-Ángel… -Susurró Joel a medida que se agachaba frente a este y lo abrazaba.-todo pasará, tranquilo, yo estoy aquí.

Ángel abrazó a Joel con todas sus fuerzas y varias lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.
-No quiero perderla, es lo más importante que tengo aquí…

Joel se separó un poco de Ángel y le cogió la cabeza con las manos.

-piensa que todo va a salir bien…

Ambos se miraron a los ojos, los ojos verde de ángel y los azules de Joel conectaron durante un momento.
Dejando que la cabeza de Ángel se vaciara completamente, que su conciencia flotara en un cielo azul claro.

-Perdón…-Dijo una enfermera observando a los dos.-Vuestra amiga ya se encuentra mejor, no esta consciente, pero podéis pasar a verla.

Ambos se levantaron rápidamente del suelo y siguieron a la enfermera hasta la habitación de Irene.

()

Raquel estaba inmóvil, sentada en uno de los bancos del campus, hacía rato que había dejado la fiesta y con ella a Daniel.
No podía dejar que todo eso siguiera así, por su culpa dos hermanos se estaban peleando.
Dos personas a las que ella quería, y no deseaba verlas sufrir, así que decidió que lo mejor sería olvidarlos a los dos para siempre.
Ya que si elegía a uno el otro seguramente no perdonaría al otro.
Debía decírselo ya, no podía dejar que todo esto continuara así, no podía dejar que todo esto le siguiera haciendo tanto daño.
Raquel subió las piernas al banco y las rodeó con sus brazos, se remangó una de las mangas de su camiseta y contempló varias cicatrices que había en su muñeca.
Una pequeña sonrisa amarga se dibujó en su cara y poco después se levantó y se dirigió hacia la casa de los cuervos.

()

-¿Y yo porqué estoy aquí?-Se preguntaba Marina sentada sobre el banco de la celda.

Se había quitado los tacones hace tiempo ya que los pies la mataban, y había encendido uno de sus cigarrillos.
Esta noche iba a ser muy larga.
Marina dejaba salir el humo de su cigarrillo por la boca, creando varios círculos que flotaban sobre el aire.

-Tú, la rubia.-Dijo uno de los guardias abriendo la celda donde se encontraba marina.-han pagado tu fianza, te marchas.

-¿Cómo?-Marina no sabía quien podía haber podido pagar su fianza, ni siquiera que tenía una fianza para poder salir.

Cogió sus tacones y salió de la celda viendo al fondo a un joven de cabello castaño, con cara de preocupación, pero de alivio al ver a su amiga.

-Zacarías…¿Qué haces aquí?

()

Víctor estaba sentado frente a su escritorio, observando una pequeña libreta de esbozos, con la música a todo volumen.
Algo extraño en esa casa, ya que todo el mundo solía ser tranquilo y no molestaba a los demás.
No podía dejar de dar vueltas al asunto de Raquel y su hermano, le había traicionado, no podía dejar de imaginarse a Raquel besándolo una y otra vez.
Esa imagen hizo que algo en el interior de Víctor estallase, una bola de ira surgió, y comenzó a apretar los puños contra el escritorio.
Miró a uno de los cajones del escritorio y lo abrió lentamente, dejando ver en el interior una gran daga.
Pero no se dio cuenta que detrás suya había alguien, mientras él la sacaba y la observaba lentamente alguien apagó su equipo de música haciendo que este se girará rápidamente.

-Víctor…-Susurró una voz femenina.
-¿Qué haces aquí?-Dijo Víctor observando la cara de Raquel, una cara que inspiraba el terror que sentía en estos momentos.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Capítulo 13: Éxtasis.

Sábado 9:00 de la mañana.

-Le vuelvo a repetir que La Universidad Beasts no se hace responsable de lo que ocurra en el terreno del campus-Explicaba nervioso y a la vez enfadado el director Josep Manuel de la Vega- Como ya le he dicho los alumnos de nuestro centro son mayores de edad y nada más entrar firman un contrato de alquiler y en el que se hacen cargo de lo que pueda suceder en esa área.

El inspector Ramírez, un hombre de unos cuarenta y pico años de estatura mediana y anchura normal se rascó la barbilla. Tenía sueño y no era la primera vez que tenía un caso de asesinato, pensó que con suerte no le llevaría muchas horas y podría marcharse a casa. -¿Puede enseñármelos?
-Por supuesto-Josep se agachó y empezó a rebuscar entre los cajones de su elegante escritorio.
-Ah...Y si no es molestia quiero un informe de sus últimas clases, saber la última vez que fue visto y si tuvo alguna disputa con alguien del centro...

Unos minutos antes del concierto.
Era sábado por la noche. La luna brillaba con intensidad alumbrando el gran campus de la universidad. Esta no era una noche cualquiera y Marina lo sabía, la luna le llamaba, la noche la necesitaba y ella estaba dispuesta a responder a su llamada; por fin había despertado. Desde que entró en la universidad no había sido ella misma, había sido débil y frágil, una Marina desconocida, pero se acabó. No se iba a comer la cabeza con el asesinato ocurrido, no tenía la culpa y quería ver a Zacarías, todas sus preocupaciones se fueron al ser bañada por el resplandor de la luna llena. Marina salió de la ducha y se colocó enfrente del espejo admirando su hermoso cuerpo, un cuerpo que envidiaría cualquier persona, se sintió fuerte, capaz de hacer cualquier cosa. Se acercó al cristal empañado, se miró los ojos almendrados y sonrió con una risa picarona. Después destapó el pintalabios negro, restregó la barra por sus jugosos labios hasta que estuvieron completamente pintados de un extraño negro claro. Poco a poco se fue colocando una camiseta larga de color azul marino que servía de vestido y que le llegaba por muy encima de las rodillas, dejando ver sus piernas perfectas, después se colocó unos altos tacones rosas de aguja, por último volvió a mirarse en el espejo, miró su pelo rubio desordenado y salvaje, se echó el flequillo hacia atrás, se pintó la raya, y finalmente se echo el rimel y la sombra de ojos de colores, tardó bastante rato pero valió la pena: Enseguida sus ojos parecía dos abanicos multicolores. Se miró por última vez en el espejo, parecía una diosa salvaje preparada para la cacería y en verdad lo estaba: era hora de volver a ser ella misma. La música retumbaba con fuerza por todas partes. Estaba completo de gente saltando, música a todo volumen, luces y alcohol.Marina no tardó en llegar, abrió a puerta con decisión y dejó que aquella música impregnara sus oídos, que las luces se metiesen en su rutina, que la adrenalina de la gente se le pegase. Pronto el ritmo llegó a sus venas y se deslizó bailando, consumida en su propio mundo hasta el centro de la pista sin ser consciente de que todas las miradas estaban puestas en ella. Se reunió con sus amigos donde Ángel le abrazó. Enseguda Joel y Zacarías con un muchacho más empezaron a tocar y Marina dejó que la música la poseyera, pronto su cuerpo se convirtió en una simple marioneta guiada por el ritmo, ágil y ligera.


()


- Era el director. Quieren vernos a los jefes de las casa para hablar con nosotros por lo del profesor- Dijo Max sacando a Marina de su propio mundo.
-¿Qué? ¿A las tres de la mañana?-Contestó Irene insólita.
-No, quiere vernos mañana por la mañana, a primera hora.
-Necesito tomar al aire-Dijo Marina y se dirigió hacia la salida.
-Pobre...-Susurró Raquel.
-Bueno, es inocente ¿no?, no tiene porqué preocuparse.


()


Marina estaba agotada, su cuerpo estaba sudado pero aún tenía fuerzas, ya había pasado casi dos horas desde que había venido y no había parado ni en un solo momento. Salió hacia afuera dispuesta a tomarse un cigarro, agradeció el viento frío del campus. Encendió el cigarro y dejó que el humo inundara sus pulmones, relajándola. Empezó a caminar entre los árboles cuando oyó un ruido. Marina saltó sobresaltada pero se relajó al ver que era Aurora.
-¿Qué haces tú aquí?-Preguntó Marina con desdén.
-Quería dejar las cosas claras-Contestó Aurora con voz inocente.
-Márchate, quiero estar sola.
Aurora chascó los dedos y de entre los arbustos salieron dos chicas más. Una chica negra de pelo corto y otra de pelo moreno largo.
-Cogedla-Ordenó Aurora.
Las dos chicas se acercaron a Marina que retrocedió.
-No os acerquéis putas.
Pero la amenaza fue en vano, las chica de piel negra la agarró por detrás, inutilizándole los brazos mientras que la chica morena le agarraba del pelo ya que intentaba soltarse. Aurora se acercó como un cazador a su presa.
-Ahora mando yo-Dijo con sorna- has sido una chica mala ¿Lo sabías?
La mano de Marina aprovechando que las dos chicas habían aflojado la fuerza se escapó e impactó en la cara de Aurora que empezó a salirle sangre del labio.
-¡¡Joder!!
Enseguida las dos chicas volvieron a coger a Marina y la chica de pelo largo empezó a tirarle con más fuerza del pelo, pero Marina no se quejó. Esta vez al bofetada la recibió ella, Aurora empezó a bofetearla sin piedad hasta que finalmente paró.
-Pídeme perdón, zorra.
Marina acercó su cabeza a Aurora, se acercó tanto que Aurora pudo percibir su aliento. Marina abrió la boca, no dudó y sacó su delicada lengua y se la restregó a Aurora por debajo del labio chupando la sangre de la hemorragia producida por su bofetada de Antes. Aurora se quedo quieta, sin saber qué hacer o qué decir mientras Marina lamía la sangre.
-Me vengaré-Susurró Marina en su oído.


()


-Jajajaja- Irene reía y no sabía porqué. Quizás debía de haber rechazado aquella pastilla que le había dado Max...¿Pero qué decía? No se arrepentía, esa sensación que estaba sintiendo era máxima.
Max también reía, caminaban dando zumbos de un lado a otro por la calle.
-Pásame-Dijo Irene.
Max volvió a reir.
-Toma anda-y le dió una pequeña pastilla blanca de una bolsita de plástico que tenía en el bolsillo.
Irene la cogió y la aplastó entre sus dedos, después colocó el polvo resultante en la planta de su mano.
-¿Me quieres?-preguntó ella.
-¡Claro, cariño!- Y Max le dió un beso con lengua.
Irene se tapó el orificio derecho de la nariz y la misteriosa sustancia se sumergió sin dificultad por sus fosas nasales.
De pronto cayó al suelo, pero Maz no se alteró, se sentó en la cera de la calle al lado de ella mientras seguía fumando el porro que llevaba en la mano.
-¡Irene!-Gritó Ángel al fin cuando la encontró.
Se acercó a ella y le abofeteó delicadamente el rostro.
-¿¡Irene estás bien!? -Enseguida se dio cuenta de que le sangraba la nariz.
Deja a mi novia, mamón!-Gritó Max apartándole de un empujón-¡Es mía!
Max, le ha dado una sobredosis!
Max agarró a Ángel del cuello y lo estampó contra la pared. Por primera vez Ángel temió por su vida.
Suéltame!
Pero Max no le pegó ni le soltó, le besó. Sus labios chocaron con tanta violencia que le hizo daño a Ángel. Este apartó la cara tan rápido como pudo. Max se bajó la cremallera.
-¡Venga Maricona, si sé que te gusta! ¡Chupamela joder!
Suéltame hijo de puta!
Max intentaba agachar a Ángel mientras este se defendía como podía.
-¡Ya lo has oído cabrón! ¡Suéltale!
Y todo ocurrió muy rápido, Joel apareció por detrás, giró a Max y le propinó un buen puñetazo haciéndole caer al suelo.
-¿Estás bien?-preguntó nervioso.
Ángel respiraba con agitaciónes, cuando al fin recuperó el aire miró a Joel, a sus ojos azules claros preocupados, a sus labios entre abiertos... no dudó, quería hacerlo y lo necesitaba; le besó. Joel se quedó quieto, sorprendido pero después para su sorpresa le siguió y los labios se mezclaron entre sí con delicadeza y pasión.
Joel se apartó.
-¿Qué haces? ¿Tú también estás borracho?
-No me encuentro bien...-Dijo Ángel sin saber qué decir y de pronto cayó en cuenta de una cosa- ¡Irene!
Joel agarró el móvil y marcó a una velocidad sorprendente.
-¡Una ambulancia porfavor!
Ángel se acercó a Irene e intentó hacerle racionar, pero era demasiado tarde. La sustancia recorría sus venas y había llegado al cerebro perforándolo con una fuerte sensación de ardor.
Ya se encontraba en un mundo hecho para ella, de luz pura donde no existía el dolor y donde sí que existía el placer, un lugar dulce y lejano que ahora estaba al alcance de su mano, por fin sintió un pequeño éxtasis, creyó sentir como su alma era abrazada por Dios, un lugar donde las palabras de su amigo llegaban de forma difusa, casi inaudibles...


()


Raquel se aburría, ella no era de fiestas y no sabía muy bien porqué había venido, quizás porque ya no era la misma Raquel de siempre... Estaba apoyada en la pared, mirando a la gente bailar, Marina hacía tiempo que había desaparecido, Irene y Max también, después Ángel y por último Joel, se sentía sola, ya que Zacarías conocía a más gente. Cuando al fin decidió marcharse oyó una voz masculina ya conocida.
-Estás guapísima esta noche.
Raquel alzó la mirada y se encontró a Daniel. Enseguida se puso colorada.
-Gra-gra-gracias...
-Shh..., no digas nada- y Daniel colocó su dedo en los labios de Raquel- Hace tiempo qeu tenía ganas de haces esto.
Raquel se quedó mirando los ojos verdes de Daniel sin saber qué decir, pero no hizo falta, este le besó y ella se dejó llevar. Se dejó llevar por la pasión y por el deseo, todo desapareció a su alrededor y sintió que sólo existían ellos dos. Por una vez quiso que se deteniera el tiempo, que ese momento durara toda la vida.... Pero cuando se dio cuenta sus labios se habían despegado de los de Daniel y este se encontraba en el suelo. Pronto la multitud del concierto se agrupó alrededor de Daniel y...Victor.

()

-¿Es usted Marina?

-¡Mierda correr!-Gritó Aurora al ver unas cuantas personas acercándose con linternas a su situcación.
Enseguida las tres chicas salieron corriendo dejándo a Marina allí tirada. El inspector Ramírez se acercó a la chica. Estaba arrodillada con el labio roto y lleno de sangre, supuso qeu había llorada pues el negro maquillaje de la raya de los ojos caía por su cara.

-¿Es usted Marina?-Volvió a repetir él. Ella no contestó. Ramírez miró una foto que llevaba en el bolsillo de la chaqueta.

-Es ella, cogedla, llevarla a comisaría. Los policías cogieron a Marina, la esposaron y se la llevaron. Ella no replicó, estaba claro que el mundo había decido acabar con ella pero no, da igual los golpes que le diesen, cierto que siempre chocarían contra ella y la quebrarían pero nunca la romperían, NUNCA.

-¡Marina! ¡Marina!- gritó Zacarías al ver se la llevaban- ¡Marina!

Pero Marina no le miró.

Capítulo 12: En el concierto


Por todo el campus no se hablaba de otra cosa. Ya todo el mundo sabia lo que le habia pasado al profesor y Max e Irene fueron interrogados por todos los profesores y alumnos.
- Fuer lo pero que he visto en toda mi vida.
- Me lo imagino.
Irene y Ángel estaban en su habitación esperando que fuera la hora de ire al concierto, hablando de forma tranquila por primera vez.
- Fuimos a llamar al director en cuanto pudimos reaccionar y cuando volvimos ya habia un puñado de gente alrededor…
- ¿Quién habra podido hacer una cosa asi?
- No tengo ni idea, pero te aseguro que nadie que esté cuerdo. Ese hombre estaba completamente rajado de arriba abajo…
- Da un poco de cosa, saber que el que lo ha hecho puede ser cualquiera…
- Ya ves.


Cuando llegó la hora de irse, se reunieron con Max y se cogieron el coche de Irene para dirijirse al concierto. Allí como esperaban, estaban practicamente todos los alumnos de la universidad, esperando a que el grupo empezara a tocar.


- ¿Dónde habias quedado con Joel? – le preguntó Irene a Ángel.
- Al lado del escenario… ah! Allí está.
- ¡hola!- les saludó el chico en cuanto llegaron. – vamos a empezar a tocar enseguida, vosotros quedaos aquí y alomejor podeis subir al escenario. – dijo, y les guiñó un ojo.
- ¡Joel! – una voz destacó entre la multitud, los jovenes se giraron y vieron a zacarias ir hacia ellos seguido de Marina.
- Hola. Que, ¿listo para empezar a tocar?
- Ya te digo, ¿vamos?
- Vamos. Se despidieron de los demas y se perdieron estra la gente.


- Hola chicos – les saludó Marina
- Hola. ¿Cómo estas? – le preguntó Ángel abrazandola. Con lo sucedido por el profesor, habian sido muchos los que habian comentado el nombre de Marina entre ellos. Estaba claro que la pelea que tuvieron no iba a pasar inadvertida en aquella situación para nadie, ni mucho menos.
- - creia que no ibas a venir – le dijo Irene hacercandose a ella.
- Y no lo iba a hacer. Pero Zacarias me ha arrastrado fuera de mi cuarto.
- Ha hecho bien. No tienes que dejar que esos comentarios te afecten – dijo Max interviniendo.
- Lo se, pero no se llea muy bien que te acusen de una cosa asi ¿Sabes?
- Me hago una idea.
- ¿pero se sabe ya algo de quien ha podido ser? – le preguntó Ángel
- Aun no. Cuando se sepa algo nos reuniran a todos los jefes de las casas y y hablaran con nosotros. En cuanto sepa algo os lo diré.
La conversación fue interrumpida cuando de repente una guitarra electrica empezó a sonar y todo el público comenzó a gritar y he hecharse para delante, empujando a el grupo de amigos hacia delante.
Mientras escuchaban la primera canción, Raquel apareció por un lado y pudo llegar hasta ellos empujando a todo el que le tapaba el camino.
- ¡hola! – les gritó para hacerse oir entre tanto ruido. Los otros la saludaron con un gesto de la cabeza.
Despues de unas cuantas canciones, el grupo hizo un bien merecido descanso, y Joel y Zacarias bajaron para reunirse con los demás.
- ¡ha sido increible! – dijo Irene en cuanto los chicos llegaron hasta ellos.
- Gracias. Y aun no hemos terminado. Aun nos quedan unas cuantas canciones – le dijo Joel sonriendo.
- Oye, no es por nada, pero aquí la gente está… demasiado feliz – dijo Marina en voz baja.
- ¿Qué quieres decir? – le preguntó Zacarias.
- Pues nose… huele muy raro.
- Jajajaja, Marina es normal. Estamos en la universidad y esto es un concierto, aquí quien no se lo pasa bien es por que no quiere.
- Jaja, venga vamonos, se nos acabó el descanso- anunció Joel.
El resto del concierto fue igual de bien que la primera parte y cuando terminó, se reunieron todos a los pies del escenario.
- Madre mia, ya veo que por muy prestigiosa que sea la universidad, no se hacen cosas distintas que en otras – comentó Irene.
- Ni lo dudes… - le dijo Max.
- Bueno y tu que Raquel. ¿Cómo llevas el lio con los hermanos? – le preguntó Ángel curioso.
- Ni los nombras, que son capaces de aparecer aquí. Estoy intentando librarme de los dos, pero es imposible.
El telefono de Max sonó y contestó. Estuvo hablando apenas unos segundos y cuando colgó les anunció a todos, con la cara muy seria.
- Era el director. Quieren vernos a los jefes de las casa para hablar con nosotros por lo del profesor.

viernes, 16 de octubre de 2009

Capítulo 11: Objetivos


Solo quedaba un día para el segundo fin de semana en la Universidad Beasts, lo que para algunos supondría tiempo para relajarse, para otros supondría dos días de eterno encarcelamiento para estudiar. Ángel se había propuesto poner en orden todos los apuntes y empezar a estudiar desde el principio, pero su compañera no tenía los mismos objetivos.
-Deberíamos organizar algo para este fin de semana: le pediré a mis padres que me manden el coche, porque lo necesito y también le preguntaré a Max qué sitios hay por aquí cerca que estén bien...
-Irene, relájate. Disfruta del día.- Le respondió Ángel, que se encontraba tumbado en la hierba mientras el sol bañaba su pecoso rostro.
-Tú te vienes ¿no? Si consigo el coche y tal...
-Quería ponerme a estudiar.
-Ya estudiarás el domingo... el sábado salimos.
-¡Hola chicos!- saludó Joel despidiéndose de sus amigos y sentándose con Ïrene y Ángel- ¿Qué tal?
-Aquí, haciendo planes para el sábado...- comentó Irene.
-Guay. Yo tocó con la banda.
-¿Tocas en una banda?- prguntó Ángel incorporándose.
-Bueno... en plan aficionado, ya sabeis... Si os apetece veniros...

( )

La pelea con Aurora no había afectado tanto a Marina como en un principio había parecido, las ganas de llorar por perder a su amiga habían desaparecido y ahora solo quedaba un profundo odio hacia aquella víbora...
Ella, al igual que sus amigos, no tenía planes para el fin de semana por primera vez en mucho tiempo... pero esta vez tampoco los buscaba, el hecho de perderse todos los días una hora de la asignatura de Teoría de la Audio comunicación no le beneficiaba para nada, por suerte, no era una asignatura demasiado compleja -sino, ese profesor se habría quedado hace mucho tiempo sin trabajo- para suerte de muchos; aún así, debía de ponerse las pilas.
Mientras caminaba con furia contenida mirando hacia al grupo de las cobras en el que se encontrba Aurora con odio y escupiendo el humo de su cigarrillo con asco se encontró con Raquel.
-Hey- la saludó Marina, Raquel ni si quiera se había percatado de su presencia.
-Hola- respondió frenando en seco casi sobresaltada.
-Estás de los nervios últimamente.
-Sí, bueno... el nuevo curso y tal...- dijo con vanas excusas.
-Ya, y los nuevos compañeros.- Marina, sabía por dónde iban los tiros y qué era más o menos lo que preocupaba a su amiga. Raquel, al percatarse de esto decidió sincerarse.
-Sí, los compañeros también...- comentó sin mojarse demasiado pero ante la inquisidora mirada de su compañera prosiguió- no sé qué pensar Daniel me dice que Victor no es lo que parece y Victor me dice que Daniel es precisamente lo que parece: un borde arrogante.
-La solución es simple: juzga por ti misma.
-No es tan fácil, me siento más a gusto con Victor, menos intimidada. Y con Daniel... es más complicado... De todos modos no quiero unirme demasiado a ninguno de los dos.
-Comprendo.- Dijo Marina pensativa.
Ambas amigas se despidieron para marcharse a sus respectivas clases. Raquel agrdeció la charla: hacía tiempo que no se sinceraba con nadie, pero, por otra parte, temía que aquello pudiera salir de boca de Marina aún no la conocía lo suficiente para saber si podía confiar en ella o no.

( )

Tras finalizar las clases del viernes, Irene se reunió con Max en los jardines de la universidad, había quedado con él en un lugar muy concreto: cerca de la piscina, a petición de Irene. Cuando llegó, el chico se encontraba tumabdo en la hierba, hizo amago de levantarse al ver a Irene pero ésta le frenó, le saludó con un sencillo beso y se tumbó con él, apoyando la cabeza en su vientre.
-¿Hacemos algo mañana?- propuso Max.
-He quedado con Ángel y Joel, pero si quieres podemos salir el domingo.
Max, como respuesta, puso morritos.
-Pasas más tiempo con él que conmigo.
-Es mi amigo.- se denfendió Irene divertida.
-Ya...
-¿Por qué no te vienes?
Se lo pensó unos instantes.
-De acuerdo.
Irene sonrió para sí y se incorporó para darle un tierno y eterno beso. Cada vez se encontraba más a gusto con Max, aunque aún le preocupaba lo rápido que había actuado él el otro día ¿le habría entendido cuando le dijo que quería ir despacio? ¿ o simplemente estaría con ella hasta que se cansara de esperar?

( )

Raquel caminó vacilante hacia su siguiente clase, donde debería encontrarse con Daniel. El chico se había habituado a sentarse a su lado y Raquel empezaba a acostumbrarse a su presencia, pero, como le había dicho a Marina, aún se sentía algo incómoda: los ojos del chico pasaban poco tiempo en el centro de la clase iban y venían del profesor a Raquel.
Sin emabrgo, cuando llegó hasta la entrada del aula se encontró con algo inesperado: Victor y Daniel estaban cara a cara rodeados por una multitud entusiasmada y ruidosa que los miraba entretenidos.
-Eres patético.- Le dijo Daniel a su hermano
-Por lo menos yo no voy acosándola y siguiéndola a todos lados.
-¿Perdón? ¿Entonces qué coño haces aquí?
-¿A ti qué te importa? ¡Déjame vivir en paz!
-¿Vivir? ¿Estás seguro de que eso es lo qué quieres?
-Que te follen.
Hasta ahí llegó la pelea de los hermanos, en seguida intervinieron dos profesores expandiendo a la multitud e imponiedo el orden. Cada vez eran más comunes las peleas en aquella universidad, al parecer.
Al entrar en la clase, Daniel, cabreado ya había ocupado su habitual sitio en el aula, Raquel indignada como estaba decidió sentarse lo más lejos posible de él. El comportamiento de ambos chicos le había dejado impresionada, podían llegar a ser realmente infantiles y decidió que no le dirigiría la palabra a ninguno para evitar así enfrentamientos entre ellos y, por otro lado, quebraderos de cabeza suyos.
Sin embargo, al terminar la clase, mientras recogía Daniel se acercó a ella confundido.
-¿Qué te pasa? ¿He hecho algo que te molestara?
-Y lo preguntas...
-¿Es por la pelea con el imbécil ese?
-Déjalo, Daniel.
-No me lo puedo creer, ¿cómo puedes ponerte de su parte? Te ha comido la cabeza, Raquel.
-No me pongo de parte de nadie, sois los dos unos inmaduros.- Dijo adelantándose y dejándolo atrás. Pero Daniel corrió tras ella, sujetándola suavemente del brazo.
-Raquel, por favor déjame que te explique lo que de verdad sucede.
-Ólvidame, Daniel ¿tanto te cuesta?- exclamó la chica separándose de él definitivamente. Daniel se quedó en el sitio petrificado, sin a penas moverse, casi rídiculo: había perdido parte de su atractivo que consistía en su seguridad.
-Sí...- susurró para sí.

( )

-Pues no puede ser, uno de los objetivos de la universidad es conocer gente- le decía Joel a Ángel bromeando- por eso me hice representante de los lobos.
-Para ti es muy fácil- le sonrió Ángel que empezaba a coger confianza.
-Vale, pues yo te presentaré gente- y comenzó a señalar ysaludar a lo lejos a todas las personas que veía y conocía mientras le comentaba a Ángel lo que opinaba de ellas.- Ése es Tomás el representante de los cobras, un putero, pero bastante majo. Y mira ahí está el bajista de la banda ¡Eh Zacarías!- El aludido en cuestión se acercó- Zacarías éste es Ángel también es nuevo, Ángel, Zacarías.
Ambos chicos se saludaron amistosamente, a Ángel le resultó agradable la presencia de su nuevo compañero: un chico sencillo y amable que apenas destacaría de no ser por su cara de infinita adolescencia. El paseo no duró mucho, Ángel vio a Marina que caminaba rápidamente por los pasillos y la llamó.
-Ahora me toca a mi- le dijo divertido a Joel.- Marina quería presentarte a unos amigos: éste es Joel, representante de los lobos...
-Si me acuerdo aún me duele el empujón- bromeó la chica mirando a Joel.- Y a ti ya te conozco- dijo con una desulmbrante sonrisa refiriéndose a Zacarías...- Ya conozco a tres de los solteros más cotizados de la universidad.- El comentario produjo una fuerte carcajada de Joel, una sonrisa de Zacarías y una mirada algo incómoda y sonrojada de Ángel
-Te falta el representante de los cuervos...- comentó Joel.
-Sí. Aún no lo he podido ver de cerca.
Caminaron juntos hasta llegar a la zona en la que se dividían los caminos para ir a las respectivas habitaciones de los grupos, entonces Joel se despidió del resto.
-Creo que yo también me voy a ir- dijo Ángel al cabo de un rato.- Buenas noches, chicos. Mañana nos vemos Zacarías.
Marina se quedó mirando a Zacarías interrogándole con la mirada.
-Joel ha invitado a unos amigos para que vengan mañana, vamos a tocar en...
-¿Tocas?- preguntó Marina entusiasmada.
-Sí- contestó sonriente.
-¡Cómo mola!
-¿Te apetece venirte mañana?
-No creo, quiero ponerme a estudiar en serio.
-¿Qué tal una sesión de garage el lunes?
-Bromeas.- Dijo Marina incrédula, no esperaba encontrarse a alguien con gustos tan parecidos a ella tan rápido. El chico negó con la cabeza sonriente.

( )

-Creo que deberíamos irnos- dijo Max.
Decidieron que iba siendo hora de volver a sus habitaciones. Max cogió a su novia de la mano y se encaminaron hacia a las habitaciones. Sin embargo, mientras caminaban se encontraron con algo con lo que jamás soñarías encontrarte en tal universidad, ni ahí ni en tus peores pesadillas: el cuerpo de un hombre abierto en canal se encontraba tirado en la fría hierba, se podía ver aún la sangre brotando de su vientre completamente abierto, y su rostro con las cuencas de los ojos vacías. El olor putrefacto de la sangre aún no era muy palpable en el ambiente, pero a Irene le entraron arcadas y Max la presionó contra sí obligándola a no mirar.
-¿Qué coño..?
Tal vez, en ese estado y con aquella escasez de luz, Max no pudo reconocerlo, pero Marina hubiera distinguido el físico de ese profesor desde lejos, de ese odiado profesor...

martes, 13 de octubre de 2009

Capitulo 10 : Buenas noches


Marina no se esperó a charlar con el profesor, no iba a perder su tiempo hablando con él y menos después de lo ocurrido con Aurora.
Salió andando con la cabeza bien alta seguida por Zacarías.

-¿Qué a pasado ahí atrás?-Preguntó él.

-Nada de que preocuparte…

Marina seguía muy conmocionada por lo ocurrido, no se podía creer la actitud que había tenido Aurora, solo tenía ganas de volver a su cuarto y quedarse allí toda la tarde.
Sin ir a las clases.

-Nuestra clase es por ahí.-Dijo Zacarías parándose delante de Marina.

-Me voy a mi cuarto…

-No me digas que vas a ser más débil que ella…

-No sabes como soy…

-Se que eres mucho más fuerte que esa estúpida.

Quizás esas palabras ayudaron un poco a Marina, solo la fuerza que necesitaba.
No iba a dejar que Aurora le destrozara la vida, iba a ser fuerte y afrontarlo todo… iba a ganarla en todo lo que se propusiera…

-Vamos a clase.

Y Marina empezó a dar grandes pasos hasta su siguiente clase seguida por Zacarías.

()

Irene estaba sentada en el borde de la ventana de su cuarto, observando una escena… una pequeña sonrisa burlona se dibujaba en su cara y no tardó en salir corriendo de su habitación.
Bajó las escaleras deslizándose por la barandilla y salió por la puerta de entrada de un gran brinco.

Pero su emoción pareció camuflarse, comenzó a andar más despacio y a entre taparse detrás de los árboles.
Esperando el momento adecuado, para presentarse a ese chico con quien estaba hablando Ángel.

Los minutos no pasaban, y Irene se estaba aburriendo de estar detrás de un árbol, no pegaba con ella estar tanto tiempo callada.
Así que se puso en camino y se acercó a Ángel.

-Espero no entrometerme en nada…

-¡IRENE!-Dijo Ángel girándose rápidamente.-¡¿QUÉ HACES AQUÍ?!

-Chico ni que hubieras visto un fantasma-Dijo esta acercándose discretamente más al chico que estaba apoyado en el árbol.-Solo te e visto a lo lejos y he pensado en venir a saludarte…

-Ya claro… seguro que me has estado espiando durante todo el día…-Susurró Ángel.

-¿Cómo?

-No, nada…

-Bueno, ¿no me presentas a tu amigo?-Dijo Irene con una sonrisa burlona mirando fijamente a los ojos azules del chico.

-Claro… Irene este es Joel…, Joel… Irene.

-Encantado.-Dijo el chico con una enorme sonrisa y se acercó a darle dos besos a Irene.

-E-encantada…-Dijo Irene algo cortada.

Nunca le había pasado algo así a Irene pero ese chico le infundió una sensación muy extraña, algo totalmente desconocido, quizás un poco de miedo al ver sus largos colmillos.

()

Raquel apenas se concentraba en su clase, tenía la mirada fija en la pizarra sin apenas pestañear, estaba muy nerviosa y no paraba de mordisquear la punta de un bolígrafo.
Pero de repente un pequeño papel bien doblado cayó sobre su mesa, Raquel se giró con miedo, mirando hacia la dirección de donde había venido el papel.
Y no se encontró con otra cosa que no fuera la mirada penetrante de los ojos verdes de Daniel.
Volvió su mirada a la pequeña hoja con rapidez y la desdobló con cuidado, por miedo de lo que podía haber escrito.

“¿Te encuentras bien? Tienes la cara muy pálida”

Raquel no se esperaba esa pregunta, ¿tendría tan mala cara? ¿Solo por estar sentada a su lado?
Terriblemente era cierto, estaba así por su culpa, solamente una mirada de reojo o un movimiento de cabeza y ella se ponía cada vez más nerviosa.

-S-si…-Susurró Raquel y arrugó la hoja de papel guardándosela en el estuche.

Cuando casi estaba apunto de acabar la clase y así la jornada de hoy Daniel volvió a mandarle otro pequeño papel bien doblado.

“ Te espero al salir de clase”

A Raquel casi le da un ataque al ver esas palabras escritas en ese trozo de folio, le empezaron a sudar las manos y un escalofrío le recorrió toda al espalda, seguramente no acabaría la clase con vida…
Quizás si salía antes que él y fingía un descuido…
El timbre sonó y Raquel ya tenía todas las cosas metidas en su bandolera así que se levantó rápidamente de su sitio y se dispuso a salir de clase pero alguien la estaba esperando en la puerta…

¿Cómo había podido ser tan rápido?
El chico de piel clara, pelo negro, ojos verdes y de aspecto misterioso la estaba esperando en la puerta.

-Veo que eres rápida recogiendo…-Dijo Daniel con una sonrisa seductora.

()

-Marina mañana es miércoles, y acabamos antes las clases…-empezó a decir Zacarías.-Y pensaba que… si te gustaría pasar la tarde conmigo…

Marina se quedó parada, no se esperaba esa pregunta de su compañero, en los momentos que habían estado juntos no había pensado en él como algo mas.

-Emm… claro, ¿a la cafetería?-Dijo evadiendo la verdadera pregunta.

-Oh, si claro…, bueno ya nos veremos mañana.-Dijo Zacarías dejando a Marina en la puerta de entrada de los lobos.

Marina se apresuró en entrar y se dirigió rápidamente a su dormitorio, chocándose con un chico que iba por uno de los pasillos.

-Lo siento…-Dijo Marina girándose aún corriendo.

-Tranquila.-Le respondió un chico de cabellos rubios y ojos azules, con una gran sonrisa que dejaba ver unos colmillos muy grandes.

()

-Ese chico…, ¿te gusta ese chico?-Dijo Irene medio riendo.

-A ti no te importa…-Se apresuro a decir Ángel malhumorado.

-No, si es mono… ¿pero tu le has visto los dientes?, seguro que por la noche te chuparía la sangre…

-Yo lo veo más como un cachorro…-Susurró Ángel.

-¡¿CÓMO?!

Irene no había parado de bromear con Ángel sobre la dentadura de Joel, cosa que a él no le hacia mucha gracia.
Cuando llegaron a su cuarto este se preparó y se fue directo a la cama, ignorando los botes que daba Irene en la cama de Ángel.

()

Muy violento, Raquel caminaba al lado de Daniel sin hablar dejando que él fuera quien controlara la conversación.

-Te Has hecho bastante amiga de mi hermano…¿no?

-Bueno, somos buenos compañeros…-Dijo Raquel esquivando la mirada de Daniel.

-Créeme, no es tan buena persona como parece…

Raquel se quedó de piedra al escuchar esas palabras por parte de Daniel, ¿Qué quería decir con eso?
Daniel acompañó a Raquel hasta la puerta de su cuarto despidiéndose allí.

-Bueno, ya se donde duermes.-Dijo Daniel con una sonrisa seductora de la que Raquel poco más y se cae contra la puerta de su cuarto.

-Ejem… buenas noches.-Dijo Raquel cortante.

-Buenas noches… espero que duermas bien…-Susurró Daniel.