martes, 27 de octubre de 2009

Capítulo 18: Duros Golpes


Marina, se acercó al más solitario de los tres con seguridad y se sentó a su lado.
-¿Se escapó?- preguntó con inseguridad la chica y Ángel asintió con la cabeza.- No debería haberlo hecho, eso le traerá problemas... y puede que a ti también.
-Lo sé.
-Pero le dejaste quedarse en tu habitación, sabiendo lo que eso conllevaba.- El silencio de Ángel solo sirvió para confirmar la teoría de Marina.- Le quieres.
El chico abrió mucho los ojos y miró a su compañera con curiosidad.
-Puede.
-Uno no se mete en estos líos si no aprecia de verdad a la persona.
-Me gustaría poder ayudarle...- dijo susurrando.
-Pues ayúdale.
-¿Cómo?
La chica se levantó sonriente y cogió a Ángel obligándolo a levantarse del banco, se dirigieron hacia un lugar bastante apartado del campus, cerca de las piscinas, lugar que parecía prácticamente evitado por todos. Marina se acercó hasta el cordón policial y lo levantó invitando a su amigo a pasar.
-Venga, no me jodas, Marina. No voy a jugar ahora a CSI.
-¿Le vas a dejar tirado ahora?
La pregunta fue más que suficiente para que el chico pasara por debajo del cordón hasta la escena del crimen, ambos se acercaron al cuerpo dibujado sobre la hierba que horas atrás había sido ocupado por el mutilado cuerpo del profesor.
-Según Irene estaba abierto en canal...- comentó Ángel mirando con cautela el lugar.
-Por lo tanto... ¿qué falta?
-A parte de algunos órganos, falta... ¿sangre?
-¡Claro! Si el cuerpo humano tiene unos cinco litros de sangre y le abrieron en canal como mínimo habrá perdido tres o cuatro. Sin embargo aquí solo hay manchas diminutas de sangre ¿conclusión?
-No sé...
-Va, Ángel, piensa- insistió su amiga como si de un proceso dialéctico-socrático se tratase.
-No lo mataron aquí ¿no?
-¡Exacto! El problema es ¿cómo lo transportaron? Puede que lo mataran en algún lugar al que había ido Joel.
-¡Guau! Marina deberías estar estudiando criminología.
-Veo demasiadas películas... bueno ¿qué propones? Sería un lugar apartado, donde Joel pudiera haber estado y fácil de limpiar una gran cantidad de sangre
-Estaba en clase de Irene, y ambos estudiaban medicina, ¿algún quirófano de prácticas?
Ambos chico se miraron estupefactos, ¿cómo podían probar esa teoría? Obviamente la sangre ya no estaría allí en el caso de que el profesor hubiera sido asesinado allí, pero quizás quedara alguna prueba...
-¡Eh, vosotros!- una profesora joven con aspecto cansado sacó a los chicos de su ensimismamiento- ¡No podéis estar ahí!

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Joel llevaba media hora en la celda esposado junto a dos hombre de ropas raídas y un olor que incitaba al suicidio y lo que le quedaba... El inspector estaba muy cabreado con su actitud, le había hecho perder el tiempo y retrasar la investigación por lo que ahora, el inspector le retrasaría todo lo que pudiera el interrogatorio.
Sin embargo, para suerte de Joel, vio una cara conocida entre tanta pesadumbre: su compañaero Zacarías avanzaba mirándole con decepción.
-Hola- le saludó.
-Hola, ¿qué haces aquí?
-He venido a sacarte... No me quedaba pasta para pagar la fianza así que he llamado a Bob- dijo señalando con la cabeza a un hombre trajeado y corpulento que hablaba con autoridad con el inspector.- Es el mejor abogado de mi padre, te sacará de aquí en media hora si haces lo que te dice.
-Joder, Zack, eres el mejor tío.
-Vale. Nada de heroicidades ni gilipolleces ¿de acuerdo? No quiero volver a pisar esta maldita comisaría en la vida.
-Muchísimas gracias, de verdad. ¿Te puedo pedir una cosa más? Que no se entere mi padre, por favor, ya sabes como es, si se entera...
-Demasiado tarde, Joel, llamaron a tu casa cuando te fugaste, la has cagado, tío.

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Raquel se encontaba sentada con la cabeza apoyada sobre el hombre de Daniel en el mismo banco desde las primeras horas de la mañana, Daniel le había confesado tantas cosas que se encontraba algo mareada.
-Victor siempre ha sido así, me di cuenta de lo suyo a los diez años...- miró al horizonte- me intentó ahogar en la piscina y casi lo consigue de no ser por un amigo nuestro que estaba con nosotros. Nadie sabe nada de esto, pero Victor siguió torturando animales...
-¿Por qué no hablaste con tus padres?
-No lo supe entonces y no lo sé ahora.
-Deberías decírselo a laguien, callártelo no va a ayudarle.
-Lo sé...
-Y yo tampoco, no sé qué hago aquí, no debería estar con ninguno de los dos, es mejor para todos...
-No digas eso, Raquel...
-Sabes que es cierto.- El chico suspiró.
-Dime que no quieres estar conmigo, dime que quieres que me vaya dime que no me quieres y tu juro que no volveré a molestarte, ni me acercaré a ti, ni te llamaré: despareceré de tu vida.
Raquel le miró a los ojos con tristeza y, al hacerlo, sus sentimientos ganaron al sentido común y se abalanzó sobre los labios del chico con lágrimas en los ojos, lágrimas que descubrieron su miedo a perderlo.
Lejos de ellos, desde su habitación, Victor miraba con odio a la pareja y volvió a sacar su daga del cajón, se sentó en su cama, enchufó la minicadena hasta que no oía ni sus propios pensamientos y comenzó a deslizar por su anterbazo el delicado filo de la daga. Una sonrisa de profundo placer se extendió por su rostro.

( )

Irene y Max caminaban con tranquilidad de la mano hasta su siguiente clase cuando, Aurora, cansada y dolida por su situación se paró delante de ambos.
-Max, estoy harta de lo nuestro, no sé por qué esconderlo.
-¡¿Qué?!- exclamaron los dos a la vez.
-No te hagas el soprendido, cariño, lo siento por tu novia, se le ve una chica maja...
-Max ¿qué está diciendo?
-No le hagas caso, Irene, está loca, me lleva acosando toda la semana. ¡Déjame en paz!
Max empujó a su novia para que siguiera caminando, Irene, confusa, siguió caminando mirando con incredulidad a Aurora, pensando si debría creerla o no, por la reputación se decía que obviamente ella era una acosadora, pero tampoco podía negar la reputación de Max. Otra vez su corazón se decantó por pensar en la inocencia de su novio y se despidió con un largo beso.

( )

Zacarías estaba en lo cierto, Joel fue puesto en libertad en menos de veitne minutos, sin embargo no fue tiempo suficiente para que Lucas, el padre de Joel, no llegara a tiempo. Entró en la comisaría con aire amenazante que disimuló al ver al amigo de su hijo sentado esperando a Joel.
-Hola Zacarías, me alegro de verte. ¿Cómo está tu padre?
-Bien, creo.
-Os agradezco mucho lo que habéis hecho por Joel, de verdad.
-No se merecen, es como de la familia.
Justo en ese instante, Bob salió de la sala de interrogatorios seguido por Joel, quien palideció al ver a su padre allí y lanzó una mirada de eterna agonía a su amigo.
-Lucas, ha sido un placer verte, tengo el coche fuera, si permites que me lleve a Joel.
-No, tranquilo, Zacarías, no te molestes más por él.
-De verdad, si no es molestia, tengo que hacer el mismo camino...
-Joel viene conmigo, tenemos que hablar.
-Papá...
-Sube al coche- dijo con voz cortante.
El trayecto a penas duró unos minutos, que parecieron hacerse enternos con la dura mirada de Lucas a la carretera, Joel sabía lo que pensaba su padre y, peor aún, sabía lo que era capaz de hacer. Miró por el retrovisor y le calmó ver el BMV blanco de su amigo que los miraba preocupados, sin embargo, llegados a un semáforo su padre aceleró dejando atrás a Zacarías.
Al llegar a la universidad Lucas siguió a su hijo hasta su habitación donde cerró de un portazo y se quedó mirando con asco a su hijo, Joel lo miró con miedo, entonces su padre descargó con furia su mano sobre su rostro. Joel se giró por el dolor del impacto y posó su mano sobre su mejilla notando todavía el cosquilleo.
-¡Imbécil! Te dejé aceptar esa beca porque me prometiste que te pondrías las pilas. Y a la semana ya estás en la cárcel. ¿Qué coño te pasa?
-Papá yo no...- Otro golpe cayó con brutalidad sobre el rostro del chico.
-No quiero cuentos, otra tontería más y vas directo al ejército.
-Fue una equivocaión, no sé qué...
-¡No me repliques!- El último puñetazó que le propinó le hizo chocar contra la pared y se deslizo suavemente hasta quedarse sentado, las lágrimas empezaron resbalarle por el rostro.
Lucas miró a su hijo negando con la cabeza y salió de la habitación, dejando a Joel complentamente destrozado, quien se abrazó las piernas y comenzó a llorar desconsoladamente, notaba el dolor en la cara y la boca le sabía a sangre, volvía a ser como siempre... Había ido a la universidad Beasts pensando que se libraría de ese padeciemiento, pero parecía perseguirle constantemente.

( )

Raquel entró de nuevo en su calse, nerviosa, preguntándose cómo podría volver a mirar a Victor a los ojos, pero allí estaba él, sentado en el sitio de siempre, le sonrió, como de costumbre, y la chica avanzó con cautela a su sitio jutno a él. Para su suerte, la profesora llegó y comenzó con la explicación en seguida por lo que no tuvo que fingir y entablar una conversación con su compañero. Aunque él parecía no pensar igual.
-¿Qué tal?- susurró Victor.
-Bien.- Contestó ella mirando a la profesora.
-¿Con Daniel, bien?
Raquel se giró para mirarle a los ojos.
-¿Qué quieres que te diga, Victor?
-Nada... ¿te ha dicho ya lo especial que eres? ¿que eres única? Te aconsejo que no te lo creas demasiado, por tu bien.
-Vete a la mierda.
-Vivo en ella constantemente. No me llames llorando cuando veas lo que de verdad quiere mi hermano de ti.
Raquel se volvió a Victor cabreada y le dio una bofetada a su compañero lo que provocó el silencio absoluto de toda la clase y miradas asombradas a Raquel y Victor. La profesora miró con preocupación a sus alumnos.
-¿Qué ocurre? ¿Os importaría salir y arreglar vuestros problemas fuera? Tengo que dar una clase.
Victor se levantó del asiento dolido y salió del aula. Raquel, orgullosa, respondió con miradas de odio a todo el que se encontraba mirándola.

( )

Cuando Marina llegó a su habitación se quedó paralizada en la entrada al ver a la persona que se encontraba sentada sobre su cama, abrazándose las rodillas.
-¿Qué estas haciendo aquí?
-¿Puedo dormir contigo?
Marina lo pensó un instante y luego se rindió a su mirada arrepentida. Se cambió de ropa y se sentó en la cama con Aurora.
-Estoy cansada de todo esto- confesó la chica- Creo que nadie me aprecia de verdad.
-No digas eso, tonta- dijo Marina abrazándola y besándole en la frente.
Como en los viejos tiempos. estuvieron de confesiones hasta altas horas de la noche, hasta que finalmente el sueño comenzo a vencer a Marina.
-Es hora de dormir, mañana hay clase.- Dijo tumbándose.
Aurora le miró con curiosidad y se puso encima de ella.
-¿Qué coño..?- No llegó a termina la frase ya que Aurora había estampado sus labios sobre los de Marina que muy sorprendida se dejó llevar hasta que Aurora cambió y comenzó a besar su cuello.
-¡¿Pero qué te pasa?! No puedes tratarme como a una mierda y, de repente esto.
-No lo niegues, te ha gustado.
-Piérdete.- Respondió. Le dio la espalda y apagó la luz.- Buenas noches.

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