jueves, 8 de octubre de 2009

Capítulo 3: Amistades


Raquel se despertó con un lijero dolor de cabeza, pero no le dio demasiada importancia, tras su ritual de aseo decidió sus planes del día: se dedicaría a encontrar todos los aularios en los que daría clase para que, mañana, no llegara tarde a ninguno, además investigaría sobre la prueba que supuestamente había esa tarde y el chico que la habría propuesto... ¿Sería ese el chico por el que le había preguntado aquella pirada la otra tarde? ¿El representante de los cuervos? Si lo era, no parecía tan guapo como lo había pintado la fanática... pero le había cuasado buena impresión sin duda.

Recorriendo los amplios y despejados jardines de la Universidad Beasts se sintió mejor, la tranquilidad de aquel lugar era contagiosa, debido sobretodo a la escasa presencia de alumnos, ya que la mayoría estaban de resaca por la fiesta de ayer.

Para su sorpresa se encontró con el chico de la prueba sentado bajo el mismo árbol sobre el cual ella se había sentado la tarde anterior a observar sus dibujos, éste también tenía una libreta en su regazo y estaba escribiendo muy concentrado. La chica se acercó con curiosidad intentando no desconcentrar al chico pero, sobretodo, que este no se diera cuenta de su presencia... Demasiado tarde, con la simple respiración de Raquel el chico se sobresaltó y cerró la libreta.
-Lo siento mucho, yo no quería...- se apresuró a disculparse la chica.
-No te preocupes.- Respondió con una sonrisa- esto está demasiado calmado ¿no? Le doy media hora más, espera a que se despierten los demás y verás...
-Seguro...

( )

Marina se dirigía a la cafetería principal de la universidad con tal de encontrar a Aurora para aclarar las cosas, ¿tanto había influido la universidad en su amistad? No quería que fuera así, desde que les habían hablado de la Universidad Beasts en el instituto habían tenido como objetivo entrar al grupo de los lobos pero el rechazo a su amiga había complicado mucho las cosas.
Su intuición no falló y encontró a Aurora en una mesa de la cafetería rodeada de público riendo y charlando, se acercó a ellos con su aura de seguridad que tanto trabajo le había costado conseguir. Nada más ver a Marina Aurora le hizo un hueco a su lado.
-Te estuve buscando ayer.- Dijo Marina.
-Lo siento, estaba intentando hacerme a la idea del rechazo- dijo Aurora con voz fría.
Obviamente el rechazo por parte de los lobos le había sentado fatal a Aurora pero parecía que se encontraba muy a gusto en los cobras y con su actitud algo engreída le sentaba genial, durante la conversación no paró de alardear de su grupo... lo que dio a entender que con su primer comentario solo había intentado hacerse la víctima.
-¿Damos una vuelta esta tarde y me cuentas?- Propuso Marina.
-¡He quedado con dos esta tarde!- dijo con una sonrisa pícara Aurora, dando a entender lo que significaba.
-¡Guau! ¡Esa es mi Aurora!
-¡Dios mío!- dijo Aurora abriendo mucho los ojos en dirección a la entrada de la cafetería, Marina siguió la dirección de su mirada y vio que se trataba de Ángel- ¡Vaya con el irlandés!
-¡Ja! ¡Ni lo sueñes!- dijo Marina levantándose y drirgiéndose hacia Ángel.
Le saludó y le propuso sentarse con ella, una vez que el chico tenía había elegido su escaso desayuno.
-Quizás esto e parezca un poco raro pero, creéme, te estoy haciendo un favor. Le dijo
Ángel, por su parte, se encogió de hombros y comenzó a mordisquear su tostada sin ganas... Desde siempre con su aspecto había llamado la atención, pero le daba más inconvenientes que ventajas, a la gente le costaba acercarse a él debido a su aspecto tímido, que no encajaba del todo con su impecable físico, agradeció la compañía de Marina durante los escasos minutos del desayuno, pero podía haber pasado sin ella.

( )

Irene se adaptaba fácilmente a los cambios, por lo que cada vez le gustaba más su nueva universidad, conocer a Ángel le había encantado, era un poco tímido pero mejor ser así que de esos que rellenan el silencio con palabras vacías... Al despertarse su compañero ya se había ido y no la había esperado pero tampoco sabía dónde buscarlo, los terrenos de la universidad eran demasiado amplios como para encontralo en menos de un día de búsqueda, por lo que se propuso encontrar una buena biblioteca dónde poder sumergirse durante un rato, una de sus grandes pasiones era la lectura y , por lo tanto, cargada con su inseparable mapa se puso en camino.
Desgraciadamente, los mapas y la orientación no eran su punto fuerte y tuvo que pararse a preguntar, se fijó en una chica que parecía agradable y se estaba despidiendo de su compañero,el cual se encontraba sentado bajo un árbol, Irene se acercó sin dudarlo.
-Perdona, ¿me puedes decir dónde está la biblioteca?
-Lo siento yo también soy nueva, no tengo ni idea.
-Pues vamos bien...- susurró Irene.
-¡Víctor!- llamó la otra chica a su compañero- ¿dónde está la biblioteca?
-¡Ja! ¿Cuál de todas?
Irene confusa no supo que responder.
-Solo quería leer un rato...
-Entonces ves a la que hay cerca del aulario de medicina. -Irene miró al chico como si este le hablara en otro idioma y se pensara que ella lo entendía.
-Yo sé dónde está- dijo la chica- si quieres te acompaño, me pilla de paso.
-Vale, muchas gracias. Por cierto, me llamo Irene.
-Yo Raquel, encantada.
Ambas chicas caminaron juntas hasta la biblioteca, en el camino descubrieron que tenían varias cosas en común, quizás habrían descubierto una nueva amistad pero solo el tiempo lo diría...

( )

Raquel se despidió de Irene y siguió caminado hasta e edificio central para comer, había quedado con Victor en la cafetería... Victor... No era el representante de la casa, pero llevaba dos años en la universidad -había repetido en primero- y le confesó todos los trucos necesarios para no ser el centro de las bromas de los novatos. La pasión de Victor era la poesía, de hecho, le había estado enseñando algunas canciones que había compuesto, nunca había encontrado a alguien tan afín, lo que era difícil en el grupo de los cuervos...

Él ya se encontraba allí, en una sencilla y casi inapreciable mesa de dos, Raquel se dirigió hasta él tras llenar la bandeja con su comida.
-Oye, ¿vas a ir a la prueba de esta tarde?- preguntó Victor.
-No sé exactamente de qué trata...
-Pues es distinta cada año... pero el objetivo es el de demostrar tu poder...No suele ser muy dura con los novatos.
-¿Qué tuviste que hacer tú?
-Encontrar un medallón, ¡me llevó toda la tarde! Me dieron pistas en clave sobre cómo encontrarlo...
-No suena mal...¿me lo aconsejas?
-¡Absolutamente! Todos los novatos de la casa de los cuervos deben hacer la prueba para ser alguien.
-De acuerdo entonces.

( )

-¡Que fricada tío!- Marina y Aurora entraron en la cafetería con aires de superioridad- ¿Te puedes creer que los cuervos tiene que hacer pruebas para ser aceptados?
-Algo he oído- contestó Marina distraída.
-En los cobras no tenemos que hacer gilipolleces de esas...
-Ya... Solo tirarse al representante...
Aurora soltó una carcajada y condujo a su amiga hasta la mesa más concurrida de la cafetería y empezó a hablar con los demás. Marina no participó demasiado en la conversación, puso automáticamente su falsa sonrisa y obsequió con ella a cualquiera que se dirigía a ella. Aparentemente parecían que ella y Aurora volvían a ser grandes amigas, pero Marina la echaba de menos, habían pasado dos días y parecía que hubieran sido dos años sin verse y ahora fueran simples compañeras...

De repente vio entrar a Ángel y a Irene en la cafetería, ellos sí parecían congeniar realmente bien, Irene revoloteaba alrededor del chico riendose en voz muy alta, parecía que quisiera saber algo y él ruborizado se negaba a contárselo...
-Venga va...
-Irene ¿qué más da dónde he estado?
-Si no me lo quieres contar es porque ha pasado algo raro...
-Y dale... luego hablamos ¿vale?- cortó viendo que se acercaba la nueva amiga de Irene, una tal Raquel.

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