viernes, 23 de octubre de 2009

Capítulo 15: Más culpables


Raquel contempló la daga hasta que Victor la volvió a guardar en su cajón, pero no era una mirada horrorizada, ni una mirada de pánico, si no de curiosidad. Victor sí que se sentía enfadado consigo mismo y furioso por no saber cómo se había tomado Raquel aquello exactamente.
-Tranquilo- susurró ella. Poco a poco fue subiéndose la manga de su jersey y dejando a la vista los cortes y cicatrices de su antebrazo. Victor la miró con preocupación y luego le sonrió mostrándole también su antebrazo con un largo y espeluznante corte.
Ambos se quedaron un largo rato mirándose a los ojos sin decir nada, sus intensas miradas fueron más que suficientes.

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Fue la noche más larga de sus vidas, Ángel y Joel pasaron la noche en el hospital con su amiga, durante la cual no despertó. Ambos se apañaron para dormir en el diminuto sofá de la habitación de Irene. Joel se despertó apoyado en el hombro de su amigo quien se había despertado miuntos antes y no quería moverse demasiado.
-Lo siento, tío.- Se disculpó percatándose.
-Tranquilo.
Ángel se levantó y se dirigió a la cama de Irene. La miró con cariño y odió a Max por haberle echo estar donde estaba.
-Max es un capullo.- Susurró acariciándole el rostro a su amiga.- No se volverá a acercar a ella.
-Por la cuenta que le trae no se acercará a ninguno de los dos...- Contestó Joel acercándose a Ángel. Tras un profundo silencio el chico apartó la vista de su amigo- Voy a subir algo para desayunar ¿vale?

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Marina se despertó en su cama, recordando con poca claridad la noche anterior, había acabado demasiado mal como para merecer ocupar un espacio en su memoria. Miró a su alrededor y se encontró con su salvador en el suelo. Zacarías dormía profundamente acurrucado en un rincón de la habitación, Marina se sintió mal consigo misma: había arrastrado a Zacarías hasta la comisaría y le había hecho pagar el dinero de su fianza, decidió que perdería su orgullo y le pediría dinero a sus padres para devolvérselo a su dueño. Se levantó mareada y entró al baño para asearse: aún llevaba el mismo vestido de la noche anterior.
Al salir, el chico seguía durmiendo, Marina se acercó y le empujó suavemente, él abrió los ojos y se le quedó mirando durante unos instantes. Se levantó rápidamente.
-Me alegro de que estés mejor.- Dijo Zacarías secamente.
-Gracias por lo de ayer Zacarías, no tendrías que haber venido.
-Ya... Vístete- dijo echándole un vistazo a la toalla que llevaba la chica alrededor- Joel me llamó anoche, a Irene le ha dado una sobredosis, quiere que le lleve algo de ropa limpia a los tres.
-¿Tres?
-Ángel está con ellos.
Marina se vistió con un amargo sabor de boca, Zacarías se comportaba de manera demasiado hostil con ella ¿por qué? ¿había pasado algo que no recordaba?

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Raquel caminaba con parsimonia por el campus. No había conseguido decirle nada a ninguno de los dos hermanos, pero había compartido un momento demasiado extraño con Victor, la chica pensaba que podían llegar a tener bastantes cosas en común, incluyendo sus debilidades... en lo que parecían coincidir; lo que no significaba que podía mantener su amistad con Victor, debía de cortar la relación con ambos hermanos para evitar más peleas entre ambos. De repente vio venir a Max acercarse a ella, con aires de superioridad, para no variar.
-Oye, tú. ¿Sabes algo de Irene?
-¿De Irene? ¿qué tendría que saber?
-No sé, la estoy buscando y no la encuentro por ningún lado ni a ella ni a su amigo... No recuerdo bien lo que pasó anoche y...
-Ya, vale.- Le cortó Raquel que vio a Marina caminar rápidamente y con la cabeza gacha tras Zacarías.- ¡Marina!
La chica se paró y miró a Raquel.
-¿Qué pasó anoche con Irene?
-Le dio sobredosis, el ímbecil de su novio no sabe controlar. Nosotros vamos al hospital ¿vienes?
-Claro.- Respondió asombrada.

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Poco a poco Irene fue abriendo los ojos lentamente para encontrarse reflejada en los ojos de Ángel que la miró aliviado. Con unas pequeñas lágrimas amenazando con darse a la fuga Ángel besó el rostro de su amiga, quien le sonrió agradecida.
-Menuda mierda de noche ¿eh?- comentó sonriente.
-Creo que todos acabamos mal ayer.- Respondió Joel- Marina en la cárcel, Raquel en medio de una pelea...
-¿Cómo te encuentras?- preguntó Ángel.
-Cansada... seguro que estoy fatal- Dijo bromeando.
-Tranquila, le he pedido a Zac que nos traiga a todos algo de ropa.

Justo en ese momento entró el chico seguido de Marina y Raquel que se acercaron a la cama de Irene.
-¿Estás mejor?-preguntó Raquel e Irene respondió cansinamente con la cabeza.
-Irene tendrías que tener mas cuidado- la reprendió Marina.- Max es un imbécil.
-Lo sé- dijo Irene arrepentida.
Tras unos minutos de charla entre ellos, el médico apareció por la habitación para tomarle la tensión a Irene de nuevo, sin embargo, al ver a tanta gente, se indignó y los expulsó de la habitación, aunque también les animó diciéndoles que probalblemente le diera el alta esa misma mañana.

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Marina se escabuyó a la cafetería con la excusa de que necesitaba comer algo. Se encontró con Zacarías allí que bebía una coca-cola mientras apagaba con debilidad su cigarro. La chica se sentó a su lado.
-Te devolveré el dinero, no hace falta que me trates así.
-No es por el dinero, Marina- suspiró- No quiero pensar que hice mal al sacarte.
-¿Crees que tuve algo que ver?
-No sé- dijo esquivando la mirada de la chica.
-Zacarías- dijo mirándole fijamente- Te juro que no le maté yo.

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Joel y Ángel se cambiaron y aprovecharon para salir a despejarse.
-Gracias por estar aquí esta noche, la has hecho más llevadera.- Le dijo Ángel.
Joel le respondió con una deslumbrante sonrisa.
-Cuida de ella si de verdad te importa.- Respondió Joel mirando al suelo.
-Claro que me importa, es mi amiga.- Intentando dejar claro que no había ninguna segunda inteción en las palabras de Joel.
-Vale...- contestó pensativo.
Ambos siguieron andando por las cuidadas instalaciones del hospital hasta llegar a la sala de espera principal.
-Oye- preguntó- lo de anoche...
-¡Hola chicos!- saludó Marina interrumpiéndolos- Ya le han dado el alta a Irene, Zacarías ha ido a por el coche.

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Al bajar del coche Ángel acompañó a Irene a su cuarto, y se encontraron con una desagradable sorpresa en la habitación.
-¿Cómo coño has entrado?- preguntó Ángel enfadado.
-Tengo que hablar contigo, Irene.
-No hay nada que hablar.- dijo la chica cortante.
-Por favor...- susurró Max mirándole con infinita tristeza.- Necesito explicarme...
-De acuerdo- respondió al fin mirando a Ángel dándole a entender que los dejara solos.

El chico salió cerrando la puerta de un portazo cabreado con la actitud de su amiga, para su suerte se encontró con Joel en la cafetería con unos amigos y se encaminó hacia a él. Sin embargo, alguien tenía el mismo propósito: el inspector Ramírez se acercó a Joel.
-¿Joel?
-¿Sí?
-¿Podría acompañarme por favor?
-Claro- respondió el chico confundido. Ángel les siguió disimuladamente hasta un rincón del edificio en el que el inspector se dirigió a Joel discretamente.
-Verá, hemos detectado su ADN en el cadáver, creo que tendrá que acompañarme a comisaria hasta que se le descarte como culpable.
-¡¿Qué?! ¡Esto es increible! ¡Pero si yo estuve en mi cuarto todo el día!- dijo Joel nervioso.
-Le espero en el coche, tiene diez minutos.
El chico no tuvo tempo de contestar, se apoyó contra la pared y se tapó la cara con las manos con pesadumbre, Ángel se acercó a él y lo abrazó.
-Tranquilo ¿vale?
-Menuda mierda, Ángel, no entiendo nada.
-Seguro que hay una explicación... no te preocupes.

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