sábado, 24 de octubre de 2009

Capítulo 16: Miradas.


Joel volvió a mirar a Ángel. Sus ojos azules se derritieron, temblaban y amenzaban con llorar, buscaban ayuda, llamaban a gritos a un salvador, pero sabía que era inevitable y así sucedió. Aquella sensibilidad en su mirada, hizo sentirse mal a Ángel, una mirada transparente que mostraba debilidad, una incapacidad absolutamente triste para poder continuar solo sin nadie a su lado. Necesitaba a alguien.
-Tranquilo, todo ira bien...-Susurró Ángel aunque Joel ya estaba demasiado lejos.
El inspector Ramírez y lo demás policía sacaron esposado a Joel de la cafetería, sin perder el tiempo todo el mundo empezó cuchillear. Ángel apretó los puños y salió de la cafetería enfadado.
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-He estado en el hospital y ni si quiera te has preocupado por mí, no fuiste a visitarme.-Reprochó severamente Irene a Max mientras se sentaba en su cama.
-Cariño, no sabía lo que sucedía todo pasó muy rápido, entiendeme. ¿Crees que no me siento culpable?
Irene miró a Max con sus grandes ojos verdes, una mirada sin apenas fuerza y cansada que deseaba comprensión. Max le abrazó y le dió un pequeño beso.
-Irene yo te quiero, ya te lo he dicho: Lo siento, he sido un estúpido. Lo siento...
Irene le devolvió el beso.
-Yo tambien te quiero, quizá demasiado...
-Nunca es demasiado.
De pronto la puerta de la habitació se abrió de golpe.
-¡Fuera!
Max e Irene se giraron sobresaltados.
-¿¡Que te pasa pelirrojo!?
Ángel volvió a chillar.
-¡Fuera de mi habitación capullo! Necesito hablar con Irene ¡ya!
Max se levantó de la cama y empujó a Ángel que impactó contra la pared y cayó al suelo.
-Te voy a partir la cara marica...-amenazó.
-¡Ya basta!-Gritó Irene mientras se levantaba y cogía a Max.
-Está bien...-Dijo este- Lo hago por Irene, porque la quiero... ya hablamos princesa.
Max salió y cerró la puerta con un portazo mucho más fuerte que el que había dado Ángel al principio.
-¿Estás bien?-Susurró Irene-Aveces se le va... Pero es buena persona.
-Irene, han detenido a Joel.
Ángel se levantó y se asomó por la ventana para tomar el aire.
-¿A Joel también? ¿Qué es esto? ¿un juego? ¡Nos van a detener a todos!-Ángel abrazó a Irene- Oh, tranquilo, haremos huelga si hace falta, ¡Nos desnudaremos enfrente de la comisaría!
Ángel se apartó de Irene y le miró con una sonrisa amarga.
-Esto no es para bromear Irene, estoy arto de este fin de semana...
-Si Joel es inocente no hay nada por lo que preocuparse, ya has visto a Marina...
-Sí-Afirmó Ángel pensativo- Irene... no tendrías que volver a juntarte com Max.
Irene se tiró cansada encima de la cama.
-¿Y por qué? Es mi novio
-¡Casi mueres por su culpa! ¡Y me ha empujado, joder!
-¿¡Por qué le tienes tanta manía!?¿¡Por qué le has insultado cuando has entrado!?
-¡Pues preguntale a él!
Ángel salió de la habitación dejando a Irene sola.
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Raquel alzó la cabeza y dejó que el aire acariciara sus fracciones y que el sol bañara su cara. Estaba apoyada en el árbol donde se solía sentar cuando necesitaba desconectar. Miró las casas del campus y el edifio principal que se encontraba demasiado lejos. Pensó que quizá esta nueva vida no era la adecuada, estaban pasando demasiado cosas, cosas que la engullían poco a poco y cuando se diese cuenta estaría tan atrapada que no iba a poder salir adelante. Necesitaba escapar.
-Sabía que estarías aquí...
Raquel levantó la vista, enfrente de ella se encontraba Daniel, que como siempre había aparecido a su lado sin el menor aviso o ruido.
-¿Qué quieres?-Preguntó ella fríamente.
-Quería hablar sobre el beso de anoche.
Raquel movió la cebeza como si le pesase demasiado y le miró cansada.
-No fue nada. No hay nada de lo que hablar Daniel...
-Para mí significo mucho, es lo que siento... - Raquel giró la cabeza ignorándolo-Raquel escuchame porfavor, me cuesta expresarlo y no sé como decirtelo me atraes desde el primer momento que te ví, quiero estar contigo, lo siento, siento esa sensación...No sé... y sé que tú sientes lo mismo.
Raquel le miró con sus brillantes ojos azules, aquellos ojos que sobresaltaban al estar en aquel rostro tan pequeño. Le miró con una mirada llena de dolor y de inseguridad que Daniel supo ver.
-¿Por-Por... qué es todo tan dificil?-Soltó mientras empezaron a cer lágrimas de sus ojos- No quiero que Víctor y tú os peleeis por mi culpa, no quiero tener que elegir... No me hagais esto, porfavor, déjame, no lo hagas más dificil.
Daniel miró hacia la extensidad del capus, había dicho lo que pensaba, algo que no hacía con nadie y todo para nada... Quizá no podría ganar siempre. Se fijó en la puerta de la casa de los cuervos donde vislumbróa su hermano sentado mirando hacía donde estaban ellos dos. Raquel siguió su mirada y localizó a Víctor que le miraba sin pestañear.
-Tengo que irme-Fijo ella y se levantó de árbol dispuesta a alejarse sin importarle donde le llevaran sus pasos, solo quería estar sola.
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-Pues mira Zacarías, piensa lo que quieras, me da igual-Repitió Marina- Además, si me sacastes de allí es porque sabes que no soy culpable.
Marina se alejó de Zacarías y se apoyó en un árbol del capus mientras fumaba su cigarro. Estaba cansada de todo lo sucedido, Hace nada se había duchado y puesto ropa cómoda, le dolía la cabeza y no le apetecía discutir. Zacaría se acercó a ella y apoyó sus manos en el árbol, acercándose peligrosamente a ella.
-¿Qué haces Zack?
Zacarías acercó sus labios a la oreja de Marina y susurró:
-Me vuelves loco, rubia.
Marina no respondió.
-Por eso te saqué de allí. No me importa lo que hayas hecho y la duda me da mas morbo.
Marina se quitó el cigarro de la boca aguantandolo con la mano izquierda mientras con la mano derecha cogia la cabeza de Zacarías y lo acercaba el suyo. Juntó sus labios a los de él. Le besó con desesperación, salvajemente y despues le pegó un pequeño mordisquito.
-Guau...-Sururró él.
Marina volvió a darle una calada al cigarro y dejó salir el humo aposta contra el rostro de Zack.
-Si te da morbo entonces no te lo negaré y...-Apartó a Zacarías de enfrente suya y empezó a andar- si quieres llevarme a la cama tendrás que hacerlo mejor, sigue intentandolo campeón.
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-Vuelvo a repetirte...¿Entoces no sabes donde se encuentra el arma blanca con la que se cometió el crimen? No sé, tal vez un cuchillo, una navaja...
Joel se encontraba sentado enfrente del inspector Ramírez.
-Le vuelvo a decir que no, no soy culpable...
El inspector le miró cansado sin decir nada más durante un tiempo largo. Joel rompió el silencio.
-Gracias por quitarme las esposas.
-De nada-Contestó el hombre- ¿Quieres un café?
-No, gracias.
El inspector salió por la puerta dejando al muchacho rubio en la sala completamente solo, y sin esposas. "Un grave error" Pensó Joel. Una pena pues el inspector Ramírez tendría que beberse el solito su café, sin compañía de nadie.
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Ya era de noche y ya había llegado la hora, Aurora esperaba donde siempre, en la puerta de los Cobras y Max no tardó en aparecer. Se besaron discretamente y después entraron a la casa. Entraron en la habitación de Aurora y ésta ejerciendo el papel de dominante echó a Max encima de la cama.
-¿Y la estúpida de tú novia?
-No le llames estúpida.
-Cierto, quizá no sea tan estúpida cuando no lo ha dejado contigo...
Auora se colocó encima de Max y le quitó la camiseta. Acarició su pelo rubio corto, los pechos marcados por el duro trabajo físico. Después ella misma se quitó su camisa y volvió a besar a Max.
-No te olvides que lo nuestro solo es sexo, nada más.
Aurora le miró dañada por las frías palabras de Max, le miró con sus grandes ojos negros sin fin, una mirada resquebrajada por los golpes de la vida e incomprendida, pero enseguida lo olvidó todo cuando Max empezó a besar sus pechos, ella no tardó en seguirle el juego.
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Raquel oyó un ruido y enseguida despertó. Abrió sus grandes ojos y miró en la oscuridad, pero nada. Esperó hasta que sus pupilas se adaptaran, su habitación estaba completamente normal. Si hubiera sido en otro cualquier lugar no le hubiera dado importancio a un simple ruido, pero era tan extraño oír un ruído en la casa de los cuervos...Se levantó de la cama y salió al pasillo. Estaba todo completamente oscuro. Caminó por le pasillo hasta que se percató de que la puerta de la habitación de Daniel se encontraba abierta. Se acercó sigilosa como un gato y se asomó por la rendija. Se quedó sin respiración: Daniel se encontraba durmiendo en su cama, y al lado suya de pie se hayaba Víctor que juagaba con algo entre sus manos. Raquel se preguntó que estaría haciendo Víctor a aquellas horas en la habitación de su hermano. Le miró dudosa sin saber que hacer, si entrar como si nada o simplemente irse a la cama. Se decidió por la segunda opción cuando descubrió con horror que lo que ágarraba Víctor entre sus manos era aquella pequeña daga...
-No...-Susurró pero bastó.
Víctor alzó la mirada hacia su posición. Enseguida Raquel asustada retrocedió, la mirada de Víctor le hizo sentir un extraño escalofrío por el cuerpo. Una mirada desconocida y oscura, llena de miedo y frialdad. Raquel no se lo pensó dos veces, avanzó por el pasillo con el corazón encogido, llegó a su cuarto y cerró la puerta intentando no hacer ruido, con el temor que la descubriese. se sentó en su cama y se apoyó en el respaldo escondiendo su cabeza entre sus rodillas. No quería pensarlo, no quería temerse lo peor, pero... si no era lo que pensaba....Entonces ¿Que hacía Víctor a esas horas de la madrugada con una daga en el cuarto de Daniel? Por primera vez Raquel sintió miedo de estar en aquella casa.
()
Ángel no podía dormir, sus lágrimas cristalinas caían bañando su rostro, miraba a su compañera de habitación, Irene dormia a pesar de todo lo que le había sucecido en apenas unas horas. Estaba harto, odiaba a ese tal Max después de la anterior noche, primero por lo de Irene y después por lo que le intentó hacer... Sus mayores apoyos en la universidad era Irene y Joel y ahora todo había cambiado. Irene estaba extraña, su novio le había agredido y a ella le daba igual, o eso parecía, y Joel... se lo habían quitado de las manos, así de simple. Se sentía solo, eran demasiadas cosas. Se restregó la mano por debajo de sus ojos grises secándose las lágrimas. Miró el despertador, eran las tres de la mañana del lunes dentro de nada estaría dando clase y pasaría mucho sueño. De pronto tocaron a la puerta. Ángel creyó haberlo soñado pero el sonido volvió a repetirse.
-¿Sí...?
-Soy yo.
Ángel se levantó nervioso incapaz de creer lo que oía.
-¿Joel?
-Necesito entrar, me he escapado.
El muchacho pelirrojo abrió al puerta rápidamente y dejó entrar a su amigo.
Joel entró sin dudar y se coló en el baño.
-¿Qué haces aquí? ¿Y como es que te has escapado Joel? ¡No me jodas!-Se quejó mientras le seguía al baño.
-Es muy largo que contar y no soy culpable, no tienen derecho a retenerme-Joel se quitó la camiseta-Necesito una buena ducha fría.
-Vas a empeorar las cosas...Si eras inocente no tendrías que haber escapado... ahora tendrán más motivos para pensar que eres culpable.- Joel se quitó las converse y se después los pantalones vaqueros quedándose sólo en boxer ajusatdos-¿Y por qué no has ido a tu cuarto?
-No puedo, mi compañero me delataría y ese sería el primer sitio donde buscarían... no tengo donde ir.
Ángel se quedó mirando el cuerpo perfecto de Joel, un cuerpo perfecto sin duda, miró sus partes avergonzado y con miedo, sin duda era un cuerpo que incitaba al pecado.
-Te dejo solo-DijoÁngel sin saber qué decir- Para que te duches...
-No... quédate, necesito compañía, porfavor.
Joel se quitó los boxers dejándose completamente desnudo y Ángel no puedo evitar mirar. Una mirada llena de deseo prohibido, de lo inalcanzable, lujuria y placer. Contempló su cabello dorado, su espalda musculada, su cintura, sus gluteos perfectos y sus piernas rubias. Parecía una escultura. Sintió esa sensación de tocarlo, saborearlo, sentirlo...sintió la tentación, quería tener a Joel más cerca.
Joel se introdujo en la ducha y cerro la mapara, enseguida encendió la ducha y el agua fría empezó a caer por su cuerpo.
-Háblame, necesito estar ocupado para no pensar.
Ángel se acercó a la mampara donde se podía ver el cuerpo translucido y algo borroso de Joel, pero para él era suficiente. Joel se encontraba mirando la pared mientras que el agua recorría su rostro, dándole la espalda a Ángel. El chico pelirrojo colocó su mano en la mapara, sólo unos centimetros le separaban del cuerpo de Joel.
-Háblame-Volvió a pedir Joel con su cariñosa voz.
Ángel pareció despertar.
-Son las tres de la madrugada y mañana hay clase...tienes que pensar algo, tendrías que entregarte...
-Éso ya lo pensaré más tarde, ahora necesito descansar...¿Puedo dormir aquí, verdad?
-Claro... No hay problema, somos amigos.

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