viernes, 6 de noviembre de 2009

Capítulo 20: Despedidas sin adiós


Marina ayudaba a recoger los instrumentos a Zacarías, lo miraba de reojo mientras colocaba cada instrumento en su sitio, Victor se había ido hacía rato incómodo con la presencia de Marina.
-No me gusta la actitud de Victor.- Comentó Marina.
-Es un chico tímido y aún no te conoce... es normal...
-¿Por qué eres así?- El chico la miró confundido.- ¿Por qué eres bueno con todo el mundo?
Respondió con una sonrisa.
-¿Algún trauma infantil?- insistió la chica- Me ayudaste a mi en la cárcel, ayudaste a Joel, ayudas a Victor...
-El problema quizás no sea que yo ayudo demasiado si no que tú no lo haces ¿no crees?
La respuesta pilló desprevenida a Marina, que se le resbaló un tarro de las manos estallando en mil pedazos contra el suelo. Zacarías tenía razón, Marina siempre había pensado en ella misma y en su interés personal, siendo este su visión en los demás. Salió en estado de trance de la habitación Zacarías se limitó a limpiar el espeso líquido que Marina había derramado.

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La conversació con Victor no se alargó demasiado, Raquel pensó por un momento que la había descubierto, pero la confianza ciega de Victor en Raquel le confundía, acabó creyendo las falsas intenciones de Raquel.
-Me alegro de que volvamos a estar bien.- Dijo Victor cuando Raquel ya abría la puerta para alejarse corriendo ha buscar a Marina.
-Y yo...- susurró lentamente.

No tardó en dar con ella, en la cafetería, estaba al lado de Ángel, ambos ensimismados y sin decir nada, Raquel se acercó a ellos.
-Chicos, creo que ya sé quién asesinó al profesor.- Y comenzó a narrarles todo lo que habíaa visto en la habitación de Victor, ignorando la parte en la que se disculpaba con él.
Sin embargo, sus amigos no respondieron, seguían mirando con tristeza sus cervezas.
-No entiendo a Joel...- comentó Ángel echando un trago.
-Solo pienso en mí y Zac no me querrá de verdad...
-¿Me habéis oido?- preguntó Raquel impresionada con la sinceridad y pasividad de sus amigos.- Marina, creo que estás en peligro.
Por fin ambos reaccionaron mirando con curiosidad a Raquel.
-Deberíamos denunciar- Propuso Ángel.
-Pero no tenemos pruebas no podemos poner un denuncia porque "creo que me va a matar tenía una foto mía en su habitación".
-¿Y si conseguimos las fotos?
Las chicas lo pensaron durante unos escasos instantes antes de decidir que era la mejor idea.
-¿Podrás volver a entrar en su cuarto, Raquel?- preguntó Marina.
-Supongo qe sí, pero sospechará de mi cuando vea lo que le falta.
-Esperemos que sea demasiado tarde para él.- Dijo Ángel.

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Irene salió de clase más nerviosa que de costumbre, quería ver a Max, pero no por Max en sí, necesitaba algo más...
Caminando con rapidez hasta el lugar en el que se vería con Max se topó con Aurora que salía del gimnasio, Irene apenas le prestó atención, pero Aurora sí lo hizo.
-¿Eres la nocia de Max, verdad?
-Sí...- contestó frenando Irene.
-Es cierto lo que te dije- dijo Aurora con sinceridad.- Si no me crees es tu problema pero me siento más tranquila así.
-No- contestó Irene desafiante- Tú solo te sientes mejor cuando haces sentirse a los demás inferiores, no eres nadie, no tienes nada.
Irene siguió su camino más hipócrita que nunca: sabía que era cierto lo que estaba ocurriendo entre Max y Aurora, pero no podía permitirse una pelea con Max, no aún...
Lo vio y le saludó con un largo beso, pero ya pensaba en algo más.
-Max...- susurró apratándose de él- quiero volver a sentirme como ayer...- El chico soltó una carcajada.
-Claro, vamos a mi cuarto.

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Joel tenía claro que la suerte no le acompañaba en su vida durante largos periodos de tiempo: justo cuando empezaba a sentirse feliz en unn sitio, el destino le torturaba de nuevo. Había aceptado que saldría de la universidad, pero no lo haría con su padre, no quería volver a verlo, le haría un favor: desapareciería de su vida.
Estaba haciendo la maleta lentamente cuando Zacarías llamó a la puerta.
-Pasa.
-¿Te vas?
-¿No lo parece?
Zacarías se sentó en la cama mientras Joel terminaba con su equipaje.
-Te echaré de menos...- susurró Zac.
-Ya... y yo...
-Joel... ¿qué vas a hacer?
-No sé, pero no quiero volver a tener que dirigirle la vista al cabrón de mi padre.
-No puedes escapar así, la mejor manera de afrontar los problemas no es huyendo de ellos, Joel.
-Intentarlo es el primer paso hacia el fracaso...
-¿Cómo puedes decir eso? ¿Y qué pasa con tus estudios? ¿con tus amigos? ¿con Ángel?
Joel soltó los pantalones que estaba a punto de meter en la maleta y se agachó a recogerlos rápidamente, intentando aparentar normalidad.
-Lo sé, Joel, se nota...
-Joder Zac, estoy muy confundido no puedo hablar de esto ahora...
-No me debes explicaciones, Joel, déjame ayudarte.
-No quiero depender siempre de tu dinero Zac, ya me has ayudado bastante ¿vale?
-Como quieras...
-No quiero que nadie se entere de esto ¿de acuerdo?

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Raquel entró de nuevo en la habitación de Victor con su objetivo de conseguir las fotos, esta vez estaab más segura: sabía dónde debía buscar y Marina se encotraba en la puerte vigilando, si Victor se acercaba un pequeño golpe en la puerta bastaría para saber que debía esconderse.
Sin emabrgo, al abrir la pequeña puerta del suelo no encontró el sobre tal y como esperaba, el hueco se encontraba vacío.
Salió para contárselo a Marina, pero ella tampoco estaba, el pasillo estaba completamente desierto. Salió en busca de ella pero no la encontraba, ni en su cuarto, ni en la cafetería, ni en la biblioteca... la llamaba y saltaba el contestador... Nada... había desaparecido. Angustiada, Raquel preguntó a cada persona con la que se encontraba pero nadie sabía de que le hablaba. Por fin enocntró a Daniel y pareció que toda la presión desparecía de repente.
-Daniel, no encuentro a Marina.- le dijo angustiada.
-¿Qué?
-Creo que tu hermano está detrás de todo esto.- Respondió con lágrimas en los ojos.
-Raquel, no exageres, estará por algún lado, no sé que tiene que ver Victor con todo esto...

( )

A la mañana siguiente Ángel se levantó con un mal presentimiento, había pasado la noche solo, su compañera no había ido a dormir, lo que no le daba muy buena espina...
Se duchó y se arregló con rapidez: era temprano, apenas había gente por el campus, el aire era frío y le despejaba.
De repente, a lo lejos, vio como una esbelta y casi perfecta figura se subía en un coche de segunda mano; sabía quién era, Joel huía de todo... había decidido escapar a enfrentarse a la realidad y , lo peor de todo, se escapaba sin despedirse... Las lágrimas empezaron a resbalarle por el rostro...
-Él lo quería así. -Zacarías apareció, como siempre, en el momento oportuno.- Todo hubiera sido más doloroso para ambos si se hubiera despedido...
-Supongo...
Zacarías le extendión unas llaves a Ángel, que contempló con infinita tentación, Zac le ofrecía las llaves de su BMV, podría ir tras él...
Finalmente, el chico negó con la cabeza. Se resignaría a vivir sin él... podría hacerlo.

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