viernes, 13 de noviembre de 2009

Capítulo 23: Nuevo día


A la mañana siguiente, nada más abrir los ojos, Marina se encontró en una habitación desconocida por la que penetraba intensamente la luz del sol y le resultaba bastante molesta. Miró a su alrededor y descubrió que era una habitación de hospital. A la media hora acudió la enfermera a llevarle el desayuno y , minutos más tarde, entraba el inspector seguido de dos policías jóvenes.
-¿Cómo te encuentras?
-Mejor...
-¿Quieres que avisemos a tus padres? El médico ya ha firmado el alta, estás perfectamente. Tu organismo irá expulsando la droga poco a poco.
-¿Me drogaron?
-Eso parece, ¿no recuerdas cómo fue?
-Más o menos. Estaba en los pasillos de las habitaciones esperando a una amiga cuando me sujetaron por la espalda, me taparon la boca con un pañuelo con un olor extraño y no recuerdo mucho más... Cuando me desperté vi a Víctor desatándome. Pero juraría que en algún momento vi a Daniel.- respondió Marina mirándose los pinchazos en el brazo, recordaba haber visto el rostro de Daniel en algún momento de lucidez, inyectándole la droga.
Finalamente, a media mañana el inspector la llevó de nuevo a la universidad, para que terminara de descansar allí.

( )

Joel despertó al lado de Ángel, quien seguía durmiendo, se quedó un largo rato observándolo y se levantó rápidamente a preparar algo de desayunar, pero cayó en la cuenta de que ya hacía una hora desde el comienzo de las clases y agitó suavemente a Ángel.
-Ángel...- susurró.- Es hora de que te vayas, las clases ya han empezado.
El chico abrió los ojos con pesadez y miró a su amigo... Deseando que la visión fuera enterna. Se incorporó levemente.
-¿Estarás bien?
-Claro Ángel, no soy paralítico ¿vale?
-Cualquier cosa me llamas...
-Ángel si quisiera otra madre llamaría a Zac... No necesito que os esforcéis en arreglarme la vida, solo quiero compañía, que estuvieses conmigo...
-Entonces me quedo.
-No, ves a la universidad. Yo voy a salir a hacer unas cosas, tengo que pensar en algo, solo tengo dinero para pagarme una semana de alquiler así que buscaré un trabajo o algo...
Ángel miró con tristeza como su amigo rechazaba su sueño de ser uno de los mejores médicos de la promoción para buscarse la vida, una vida estropeada por el mismo que se la había dado. El chico salió de aquel triste y deprimente piso encaminándose a la parada del bus...

( )

-¡Marina ha dicho que vio a Daniel pinchándole!- insistía Zacarías a Raquel, que seguía defendiendo la inocencia de Daniel frente a la culpabilidad de Victor.
-Son hermanos, puede haberlos confundido...
-¿Por qué no abres los ojos, Raquel?
-Zacarías, no tengo tanto tiempo libre como tú para jugar a los detectives, me voy a clase.
Raquel dio por terminada la conversación y siguió su camino a la clase que le tocaba y , tal y como era costumbre según su nueva rutina, se sentó al lado de Daniel.
-¿Se sabe algo de tu hermano?
-Sigue detenido, además me han citado esta tarde para un interrogatorio. Tu amiga Marina no sabe lo que dice... tú me crees ¿no?
-Claro, -contestó la chica sin dudarlo. Desde la confesión de Daniel sobre su hermano la relación entre ella y el chico iba de maravilla, se encontraba a gusto con Daniel y no quería perderlo dudando de él; sabía que Daniel no sería capaz de hacer algo así.
Al terminar las clases Raqeul acompañó a su chico a la comisaría, apenas le hicieron esperar y Daniel pasó a la sala de interrogatorios en seguida...


Una vez dentro, el inspector le pidió a Daniel que le dijera que había hecho cada momento del día en los que Marina había estado desaparecida, a lo que el chico respondió con naturalidad y sinceridad. Por su parte, Raquel mientras esperaba, curioseó por algunos rincones de la comisaria, hasta llegar a la celda donde se encontraba el hermano de Daniel, le impresionó encontrárselo en ese estado: estaba tirado en el suelo con la ropa de días anteriores y abrazándose las rodillas.
-Victor...- susurró la chica. El chico levantó la cabeza y, al verla, se le iluminó la mirada.
-Hola.
-¿Sigues aquí? ¿Cómo es que no te han sacado ya?
-Secuestré a Marina ¿no te acuerdas?
-Entonces fuiste tú... lo reconoces...
-Sí, ya se lo he dicho a los policías solo me queda esperar al juicio a ver cuánto tiempo me cae.
-¿Por qué? ¿Por qué la secuestraste y luego simulaste rescatarla? No tiene sentido...
-Olvídalo, Raquel, lo hecho hecho está.
-Pero Marina dice que vio a Daniel.
Tras esta frase la reacción de Victor fue sumamente extraña: hundió la cabeza entre sus piernas abrazándose todo el cuerpo y comenzó a oscilar levemente.
-¡Raquel!- la llamó Daniel- ¿Nos vamos?

( )

Marina llevaba todo el día sin salir de la habitación y sin comer, por eso agradeció los dos toques en la puerta de su habitación, se levantó con rapidez y abrió la puerta a un atento Zacarías.
-Te he traido los apuntes de hoy- dijo entrando con seguridad y sentándose en el escritoria de Marina- y... -sacó de su bolsillo una pequeña tableta de chocolate- ...¡chocolate!
La chica le quitó la chocolatina de las manos y se sentó en la cama.
-Ya era hora, me muero de hambre...
-De nada, ha sido un placer...-ironizó Zacarías.
-Oye ¿cómo haces para asistir a tantas clases? Audiocomunicación, criminología, medicina...
-Lo que realmente me gusta la audiocomunicación pero mis padres se negaron a dejarme entrar si no me sacaba la carrera de medicina así que...
-¿Y criminología?
-Puro hobby.
-Gracias por todo, Zacarías.- Dijo la chica sincera,- al parecer eres el único que se acuerda de que he sido secuestrada...
-Y dale... Marina, no eres el centro del mundo deja de culpar a los demás...
La chica se quedó un rato callada mordisqueando la chocolatina y maldiciendo a su compañero por tener razón.
-Entonces ¿por qué has venido tú? Rompes la regla de tu teoría: sí que soy el centro de tu mundo.
El chico la miró detenidamente antes de contestar.
-Formas parte de mi mundo, pero no eres el centro, no te equivoques.
-Ya...- dijo ¿decepcionada?

( )

Irene acababa de decirle a Max que no quería volverlo a ver, que a partir de ese momemnto no quería recibir más que indiferencia por su parte, pues sería lo único que él recibiría de ella. Se sentía más sola que nunca, desde hacía días Ángel se comportaba de manera muy fríbola con ella, aunque sabía que lo merecía, no había sido justa ni sincera con él, aún así necesitaba saber que contaba con alguien, alguien que le apoyara en esos momentos...
Cómo una respuesta a sus pensamientos apareció su ángel (quizás no tanto) de la guarda y se sentó a su lado.
-Lo de Max fue una putada, siento que te tuvieras que enterar así.
-¿Qué lo sientes, pedazo de guarra? Te tirabas a mi novio ¿cómo puedes decirme eso?
-Me sentía sola, necesitaba a alguien... No sé explicarlo...
-Por desgracia te entiendo, ahora mismo me siento igual.
Continuaron en silencio mirando hacia delante las dos. Hasta que Aurora cortó la tensión.
-¿Qué coño hacemos deprimidas? Tenemos potencial, Irene, podemos tener a quien nos de la gana. Vamos a arreglarnos, esta noche nos vamos de fiesta.¡Qué le peten a Max!
En cualquier otro momento de su vida, Irene se hubiera negado a esa propuesta, pero en esos momentos estaba sola y Aurora le ofrecía una salida tentadora.
-Tienes razón.

( )

Al salir de clase para dirigirse a su habitación, Ángel tuvo que pasar por el aparcamiento, donde se encontró con Joel. El chico llevaba una gorra y gafas de sol oscuras, como un famoso huyendo de los paparazzis:irreconocible para todos excepto para él, al ver a Ángel lo saludó enérgicamente para que se acercara, le propuso volver a pasar la noche juntos y no pudo negarse.
-Además quería que me acompañaras a hacer una cosa...
El chico, intrigado ocupó el asiento del copiloto. Joel arrancó con nerviosismo el coche.
-¿Me vas a decir a dónde vamos?
-Necesito que me acompañes a hacer una cosa, no creo que pueda hacerlo sin... solo- rectificó rápidamente.
Tras veinte minutos de viaje Joel paró el coche enfrente de un viejo edificio y se quedó mirándolo varios minutos sin atreverse a bajar o a decir nada, Ángel lo miró esperando una respuesta, en vano, así que fue el quien bajó, le abrió la puerta a Joel y le tendió la mano.
-Vamos.- Pero Joel no se mivió, tragó saliva y miró a Ángel a los ojos.
-¿Esto está bien, Ángel? Quiero decir, es mi padre... No sé si...
-Joel está bien, no hay otra solución, alguien como tú no puede estar viviendo en la calle, mereces tener lo que quieres. Luchaste por esa beca, no puedes perderla porque a tu padre no le gustes...- Ángel se calló rápidamente , quizás había ido demasiado lejos, pero solo había terminado de convencer a su amigo.
Salieron del coche y entraron juntos en el elegante edificio hasta lllegar a un mostrador tras el cual se encontraba una atractiva secretaria. Joel inspiró y habló:
-Quiero poner una denuncia.

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